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Opinión
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Carlos Fernández Gómez

La Isla Bonita

  • Artículo dedicado a Francisco Govantes por "enseñarme a amar la naturaleza"
  • "Y a todos los palmeros por darme esa armonia sin la que no podría vivir"
  • Reflexiones de un universitario palmero en Madrid

Sería difícil explicaros el lugar en el que he estado durante media vida. Flota en el atlántico al occidente, siendo desconocida por muchos, y sin embargo, es dentro de las afortunadas la más bonita…

Sus costumbres cálidas entran a través del alisio por el oeste, fundiéndose en isa y gente abierta, amable y tranquila, la cual me adoptó y me enseñó a amar este hogar. El calor de la tierra está impregnado en sus playas de arena negra y el volcán Teneguía, que hace sólo 39 años entró en erupción

Cuando te tumbas en la ladera de sus costas, el sonido del mar volviendo de resaca al océano te invita a contemplar desde el agua los 2426 metros de altura que se alzan ante ti, altas montañas escarpadas y verdes, a la espera de recibir una visita que normalmente comienza en su corazón: Taburiente.

En la Caldera de Taburiente empecé a darme cuenta de la vida que llega a tener la naturaleza. Todo está situado en perfecta sintonía. El agua del barranco baja a través de reductos que en ocasiones generan las "charcas" para que puedas refrescarte. Cuando dormí mi primera noche en la Caldera, mientras respiraba el aire puro que esta reserva de la biosfera me daba, sobrevolé el cielo más estrellado y limpio que jamás había visto mientras imaginaba como unos muchachos en su Roque me imitaban a través del mayor telescopio del mundo: el GRANTECAN; asimismo, en lugares bajo la tierra, los tubos volcánicos y sus maravillosas formaciones te esperan.

Cuando empiezas a ascender por el Bastón el cansancio se compensa con las vistas. Cuando me paraba y miraba a mi alrededor, podía ver la estela de la Ruta de los Volcanes con su camino lávico y ondulado indicándome mi camino; y los diferentes núcleos urbanos, que conviven en perfecta armonía con el paisaje. Y es que la armonía es la palabra perfecta para indicar como el pueblo palmero recibe a los suyos y a los que acepta como tales, al igual que es idónea para definir mi sentimiento hacia ellos, una isla que me formó y me dio un amor, es el lugar donde se cruzan mis caminos, un lugar en el que creces a la par con el mar rodeado de tranquilidad. Tranquilidad en un pueblo guerrero. A lo largo de toda su historia los benahoaritas han luchado sin miedo y con valor, esta tierra fue la última en sucumbir a castilla, pero también la que más aguantó durante una semana roja el alzamiento de Franco.

Son más de cien motivos los que podría describiros, razones por las cuales hoy soy feliz, aunque sería difícil explicároslo. En ella he estado durante media vida. Flota en el atlántico al occidente, siendo desconocida por muchos, y sin embargo, es dentro de las afortunadas la más bonita…

Carlos Fernández Gómez, estudiante de Periodismo Universidad Carlos III de Madrid

 

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