Una de mis principales reivindicaciones, caballo de batalla, es que los jóvenes palmeros podamos contar con estructuras participativas juveniles que, entre otras cosas, nos permitirían canalizar a las Instituciones todas aquellas cuestiones que consideramos de interés como sector social. Sin embargo, bien por incompetencia, lo complejo de la burocracia o, simplemente, por la escasa o inexistente intención de que se produzca un resultado tangible, esto es, se cuente, a la mayor brevedad posible, con los tan demandados Consejos de Juventud, me temo que los jóvenes palmeros vamos a seguir "esperando a Godot".
A estas alturas del partido, tras una más que larga espera, recientemente se abrió la posibilidad de trasladar alguna que otra enmienda al borrador del Decreto que regularía dicha figura jurídica que, dicho sea de paso, pese a los años que se han tomado para confeccionarlo, posee lagunas más que evidentes.
No era "disparatada" la propuesta que, desde "Alternativa XXI", hemos lanzado, la creación de una "Mesa Joven", iniciativa que, ante la ausencia de Consejos de Juventud, hubiera permitido contribuir a lograr una mayor participación juvenil y fomentar el movimiento asociativo juvenil palmero. Ciertamente, dicha iniciativa traía consigo un trámite administrativo, aprobación en Pleno, con la finalidad de dotarla de personalidad jurídica propia, pero, hay que resaltar, necesario. Los ciudadanos necesitamos respuestas por parte de los que nos gobiernan que estén a la "altura de las circunstancias". Deben, en definitiva, elevar, tal y como estipula la Constitución Española en su art. 9.2, los obstáculos que impidan o dificulten nuestra participación, además de contribuir a lograr una mayor involucración juvenil en lo referente al desarrollo político, cultural, económico y del ocio-tiempo libre; promover, grosso modo, la participación libre y eficaz de la juventud.
Por mi parte, recobra mayor interés que se replantee la posibilidad de la puesta en marcha de la "Mesa Joven" o que, por lo menos, las autoridades públicas se reúnan, por vez primera, con las asociaciones y colectivos juveniles, que nos escuchen, máxime cuando la aprobación de un Decreto de desarrollo de una Ley (en este caso la 7/2007, Ley Canaria de Juventud) es un trámite administrativo largo que debe pasar por varios departamentos del Gobierno de Canarias y órganos consultivos de la Comunidad Autónoma, que no tienen un tiempo prefijado para emitir sus respectivos informes al respecto.
Sólo espero que, por el bien de la juventud palmera, estas palabras no caigan, una vez más, en "saco roto", evitando, con ello, esta interminable espera.
