En fechas muy remotas que imposibilitan testimonios, ocurrieron varios mega tsunamis que la comunidad científica asume como devastadores con consecuencias catastróficas para la humanidad de entonces. El último conocido tuvo lugar en isla Reunión, y con anterioridad en nuestras islas vecinas, Cabo Verde. El origen volcánico de las islas provoca la acumulación de una lava solidificada en la que el mar erosiona minuciosamente y sin descanso. Esa erosión se produce con gran lentitud, lo que provoca por un lado que los derrumbamientos se produzcan cada miles de años, y por otro, que la humanidad olvide lo peligroso de esto.
Los numerosos estudios de la comunidad científica apuntan a la isla de La Palma como la próxima en derrumbarse. El volcán de Cumbre Vieja es profundamente inestable. La última erupción se produjo en el año 1949, provocando la apertura de una zanja de dos kilómetros de largo entre el este y el oeste del sur de nuestra isla. En el conjunto de la isla, la última erupción tuvo lugar en el año 1971, guardada en la memoria de muchos palmeros. Los terrenos volcánicos jóvenes gozan de una gran permeabilidad y el agua impregna la roca desempeñando un papel fundamental cuando un reservorio de agua entra en contacto con el magma, agravando la fuerza de la posible erupción.
No se me ocurre mejor carnaza para medios de comunicación amarillistas como La Razón, que el pasado enero aprovechándose de la histeria colectiva por la catástrofe de Haití titulaba: "Y la próxima catástrofe natural en Canarias", que más que un titular parece un deseo o una quiniela. Así se las gastan algunos en este noble oficio. Pero afortunadamente aún quedan medios que practican el periodismo siguiendo el código deontológico, como La Rosa de Los Vientos, espacio radiofónico de Onda Cero actualmente dirigido por Silvia Casasola y presentado por Bruño Cardeñona. Cuentan con colaboradores de exquisito prestigio como Jesús Callejo y Carlos Canales, quienes habitualmente sacan a relucir Cumbre Vieja con el rigor científico que el hecho merece. La comunidad científica coincide en gran medida: sucederá antes o después. El problema es el cuándo. Es cierto que existen indicios para pensar que puede ser en un futuro no muy lejano, atendiendo a los periodos que suelen comprenderse entre catástrofes naturales de tal magnitud. Pero esto no es un dato lo suficientemente fiable como para que el miedo se apodere de la humanidad.
Digo humanidad, porque la supuesta catástrofe no tendría sólo nefastas consecuencias para La Palma y las Canarias en general, sino que además acabaría con la vida de aproximadamente cien millones de personas a través de un maremoto con olas de hasta sesenta metros. En nuestro país pudimos ver en el año 2004 un documental de la BBC titulado "Cuatro formas de acabar con el mundo", que reflejaba esta posibilidad. Pero no sólo la BBC ha hecho referencia a Cumbre Vieja, el portal de internet YouTube alberga infinidad de vídeos sobre el tema, y la conocidísima serie CSI Miami mostraba en uno de sus capítulos a los ciudadanos de Florida huyendo despavoridos por la mega ola procedente de La Palma. Google, el gigante de internet, responde con decenas de páginas ante la búsqueda: "mega tsunami cumbre vieja".
Es un hecho científico que debe tenerse en cuenta. Ahora bien, nunca al más puro estilo Pedro Piqueras. Es absurdo hacer caso a testimonios como el de Juscelino Nóbrega, un vidente brasileño famoso en el continente americano desde que se adjudicara el vaticinio del tsunami asiático del 2004 o los atentados terroristas en Madrid y Nueva York. Debe tenerse en cuenta siempre la opinión de los científicos y vulcanólogos, que aseguran que en ningún caso es una cuestión de primer orden, y que no debe preocuparnos en absoluto al menos hasta el año 2017, fecha punto de partida para que pudiese ocurrir, comprendiendo un margen de error de unos 5.000 años más.
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