Hace unos días oí al Director de Área de Salud de La Palma hablar de la inminente puesta en marcha de un plan integral de cuidados paliativos para la isla y sentí una inmensa alegría. Era una asignatura pendiente de la sanidad con los ciudadanos palmeros. Los médicos de la Isla llevamos muchos años atendiendo a pacientes terminales sin los medios ni la formación necesaria. Los cuidados paliativos son toda una filosofía cuyo objetivo principal es el bienestar y la promoción de la dignidad y la autonomía de los enfermos y sus familias, el control de los síntomas y el apoyo emocional ante una enfermedad avanzada, progresiva e incurable. En España no existe la especialidad y el desarrollo de esta medicina ha sido muy desigual en el territorio nacional. Cataluña y Canarias poseen los programas más desarrollados y con mayor cobertura. El Dr. Marcos Gómez creó en mayo de 1989 la Unidad de Cuidados Paliativos del Sabinal (Gran Canaria), hoy un referente a nivel mundial e incluso algunas universidades incluyen ya en sus planes de estudio la formación en paliativos
La isla de la Palma tiene un tamaño ideal para establecer programas de este tipo, hace dos años comenzamos en el Área de Salud de La Palma a trabajar en un proyecto para la Isla, siendo María de Haro directora y Mercedes Roldós consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias.
Tuve la oportunidad de conocer in situ el trabajo del equipo del Dr. Gómez en Gran Canaria y del Dr. Miguel Ángel en el Hospital del Tórax de Tenerife. De entre ambos modelos, consideramos que el que integraba atención domiciliaria (la mayoría de los enfermos prefiere morir en su casa, acompañado de sus seres queridos) con la hospitalización para aquellos casos en los que no fuera posible, era el ideal para nuestra Isla. Teníamos la idea, el modelo, el proyecto, pero atravesábamos una época presupuestaria muy complicada, comenzamos a realizar cursos y expusimos a la entonces consejera Mercedes Roldós el problema. Nos garantizó que este año haríamos un esfuerzo y lo sacaríamos adelante. Cuando cesé en mi puesto de directora médica del Hospital General de La Palma puse el proyecto a disposición de la nueva dirección: dos equipos de atención domiciliaria apoyados por los médicos de Atención Primaria y un referente hospitalario coordinado con medicina interna y oncología, unas camas hospitalarias y un teléfono de localización las 24 horas, un apoyo psicológico y un trabajador social que coordine la atención de los recursos sociosanitarios con otras instituciones.
Para que un proyecto tan complejo funcione, los primeros motivados e informados debemos ser los actores, pero curiosamente no ha habido ni una sola charla, ni se ha informado a los sanitarios de los centros de Salud de ningún municipio de la Isla, por lo menos hasta el día de ayer. Los médicos de atención primaria, jugamos con ventaja, conocemos al enfermo desde hace tiempo, pero necesitamos una formación práctica que no tenemos y esto no se aprende en dos días.
El principal problema de los pacientes con una enfermedad incurable y terminal es "el miedo", la ansiedad, la angustia y muchas veces los familiares lo pasan peor que los enfermos. Si creamos falsas expectativas en la población, el daño será irreparable, pues la desconfianza generará mayor temor y será muy negativo para un desarrollo futuro de un buen plan de atención integral del enfermo incurable en su fase terminal.
No debemos renunciar por una mala planificación a la posibilidad de atender a nuestros familiares en un entorno familiar y amable como es el domicilio, pero con la total seguridad de que las 24 horas del día, los familiares van a contar con el apoyo de un médico experto que va a saber resolver cualquier situación que se les presente. Si en Gran Canaria funciona desde hace ya 22 años y es un ejemplo a seguir por el resto de comunidades, por qué los palmeros nos vamos a conformar con menos.
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