"Cuando el dinero de un gobierno depende de los banqueros, son estos últimos y no los líderes del gobierno quienes tienen el control. La mano que da está por encima de la mano que recibe. El dinero no tiene patria, los financistas no tienen patriotismo ni decencia: su único objetivo es la ganancia" (Napoleón Bonaparte)
Dos banqueros gobernarán Italia y Grecia, Mario Monti y Lucas Papademos, no por elección del pueblo soberano, sino por imposición de los mercados, concretamente del banco Goldman Sanchs, del que fue también director el actual presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. El titiritero se ha cansado de tirar de los hilos.
Su compromiso es no suspender pagos, antes llamada bancarrota. Pero claro, selectivamente. Se seguirá pagando a los bancos, y se limitará o reducirá el pago a pensionistas, huérfanos, viudas, discapacitados…El pago a escuelas, hospitales, médicos, maestros. Los bancos, los mercados, no dejan de cobrar. Después de todo, uno de los suyos, de la Hermandad de Vampiros y Zombis, gobierna, y mantendrá las arterias abiertas, hasta que terminen de desangrar a Italia y Grecia. Luego quizás vengamos nosotros.
Ya no tienen ni la poca vergüenza de esconderse detrás de hombres de paja, ahora nos gobiernan la banca y los mercados, de manera directa, sin hilos de titiritero de por medio. ¿Democracia? Decía Goethe que no hay hombre mas esclavizado que aquel que, engañado, se cree libre. No somos libres, no estamos en una democracia real, estamos en un gobierno aristocrático. Somos gobernados por una élite financiera, para beneficio de esa élite, no para el bien del pueblo.
Se da la absurda circunstancia de que la misma banca que falseó las cuentas griegas, por encargo del anterior gobierno, Goldmans Sanchs, proporciona ahora los hombres que gobernarán Grecia, Italia y el Banco Central Europeo. Todos ellos trabajaron para este banco o lo dirigieron. En su vida han ganado una sola elección democrática, no hace falta. En la dictadura de los mercados, el poder no reside en el pueblo, por mucho que lo diga la Constitución, reside en la banca y el mercado.
Berlusconi, tan justamente criticado, se oponía a someterse al dictado de los banqueros alemanes y franceses, no por proteger al pueblo, sino por no ceder un poder que era suyo. Cuando la situación se vaya agravando y los planes fracasen, como ha sucedido en Grecia y en el resto de Europa, planea volver, como un Mesías. Estos planes no pretendían tener éxito en sacarnos de la crisis, sólo pretendían que los bancos no sufrieran la crisis, no entraran en ella. Los bomberos sólo apagan el fuego si se quema el banco.
Hemos sido derrotados en la lucha por la defensa de los derechos adquiridos, con tanto esfuerzo, con tanta sangre, por nuestros padres y abuelos. Ahora viene un camino libre para el atropello y la opresión. Vamos a una sociedad con una clase media reducida a la mínima expresión y a una clase desfavorecida de número creciente y protección social disminuyente. Los desfavorecidos han visto crecer su número en cinco millones de parados. Gente que vivía bien y ahora ya no vive bien, ni se recuperarán en un futuro próximo. Merkel y Sarkozy, que han llevado a la Unión Europea a convertirse en Sumisión Europea, arruinado países enteros con su fundamentalismo neoliberal, con su falta de pragmatismo. En realidad no gobiernan, Rajoy tampoco lo hará.
Durante tres años hemos hecho sacrificios inútiles y ahora se nos pedirán muchos más. ¿Qué ocurrirá cuando todo esto no sirva para nada? Cuando suban exponencialmente los suicidios de padres de familia, como ocurre en Grecia, cuando te cobren 60 euros por acompañar a un familiar en el Hospital, como ocurre en Cataluña. Cuando se instale el copago, como ya defienden Jovita Monterrey y Vicente Rodríguez, en La Palma. ¿Qué haremos entonces?¿Nos sentaremos en el sillón viendo berrear a Belén Esteban en la telebasura? ¿Iremos al bar a despotricar de los políticos que no hacen nada?¿O por fin despertaremos y lucharemos por sacudirnos las cadenas y ser libres?
Porque hay alternativa a esta hecatombe. Para evitar esta realidad hay varias fórmulas y soluciones que están en dirección opuesta a las tomadas hasta ahora, o a las que plantean tomar en el futuro. Pasan todas por la creación de una sólida y fuerte banca pública, por una reforma fiscal y la dinamización de la economía por parte del Estado, el único estamento capaz de recaudar dinero mediante los impuestos a los súper ricos y a esta aristocracia financiera. Aceptar esta verdad evidente no requiere más que un poco de sentido común. Para cualquier ser pensante, es de pura lógica que caminamos hacia la supresión de la justicia social como valor moral y que no podemos más que volvernos, desandar la andado y tomar la dirección contraria.
Arnaldo Martín Rodríguez es coordinador insular de Izquierda Unida Canaria (IUC) en La Palma.
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