Nos acostumbramos a las cifras como el que se acostumbra a oír llover. Se nos pone un nudo en la garganta cuando ponemos rostro, nombre y apellidos a los números, sólo así tomamos conciencia del drama social que padecen 10.831 palmeros sin trabajo, sin presente, sin futuro y, a veces, sin lo básico para sobrevivir.
Los sufridos ciudadanos tenemos clara conciencia de que se podía haber evitado esta crisis económica. A estas alturas, ya podemos concluir que esta crisis es el resultado de los excesos, del despilfarro, de la pésima gestión, de la ineptitud política, del latrocinio, de la corrupción y de la usura. En este país se ha trabajado mucho y bien. Hemos generado la suficiente riqueza como para poder vivir todos dignamente; pero, lo que la gente honrada conseguía trabajando por el día, nos era arrebatado por la noche, en oscuras componendas, por especuladores, manirrotos y ladrones del sudor ajeno.
En tiempos de crisis es más importante que nunca gestionar bien el gasto, lo es para las familias y lo es para los Gobiernos. Y gestionar bien el gasto significa como mínimo dos cosas: priorizar en qué se gasta y gastar menos y mejor. Lo que se gasta, que, conviene que no olviden los políticos, sale del bolsillo de los contribuyentes.
Lamentablemente, en La Palma, seguimos esperando a que las autoridades públicas se apliquen una política de austeridad seria en primera persona, acorde con los tiempos que corren, que disminuyan el enorme gasto político que se aprecia, en la mayoría de las administraciones insulares, en el Cap. I de los Presupuestos. Ni por asombro, por ejemplo, pasan nuestras autoridades públicas, de las palabras a los hechos, en lo referente a mancomunar servicios. Hay comportamientos políticos que, con la que cae, son indefendibles y que se convierten en inmolación, los ciudadanos, ahora más si cabe, quieren representantes públicos que trabajen para buscar una solución y no para seguir creando problemas.
Cuando en una casa no se llega a fin de mes no se hacen recortes en educación: a una madre no se le ocurriría dejar de pagar los libros. Del mismo modo, es impensable en una casa hacer recortes en la sanidad si alguien está enfermo, no se van a dejar de comprar los medicamentos necesarios, porque se entiende que la salud es algo básico. Unos padres se sacrificarán por sus hijos, al igual que un Estado, es decir, los gobernantes, se deben sacrificar por sus ciudadanos.
Pese a esta situación, la clase política sigue lanzando una ola de recortes en la inversión destinada a todos los servicios sociales (educación, sanidad, asistencia a mujeres maltratadas, atención a drogodependientes, asistencia a mayores en su domicilio, etc.) y, al mismo tiempo, aprueban medidas enormemente lesivas para el conjunto de los trabajadores del sector público.
Estas medidas ponen de relieve cuál es la receta que, hasta la fecha, tienen los políticos para resolver la crisis económica: que las familias paguemos la factura de una crisis que no hemos provocado, mientras sus responsables -banqueros- salen indemnes. De hecho, la crisis se ha convertido en la coartada perfecta para hacer un trasvase brutal de dinero público a manos privadas; es decir, somos las víctimas quienes estamos llamados a pagar con nuestra salud, educación, puestos de trabajo, pensiones, etc., los platos rotos. Y, mientras tanto, las grandes fortunas obtienen beneficios récord y la banca es rescatada con dinero público para garantizar los beneficios de una minoría.
Porque, por mucho que lo repitan, no es verdad que no haya dinero y que sea imprescindible recortar la educación, la sanidad y los servicios sociales en general. Nos hablan de los servicios sociales como si fuera un regalo que el Estado nos hace a los ciudadanos, cuando la realidad es que absolutamente todos los servicios sociales los pagamos nosotros, y los hemos pagado siempre, a través de nuestros impuestos y cotizaciones sociales.
Si los bancos han estado, por activa y pasiva, buscando una reforma laboral que alivie sus gastos y mejore sus cuentas de resultados, nada mejor que un buen convenio laboral de altos cargos que se rija por las mismas valoraciones de productividad y austeridad que exigen al resto.
El auténtico problema, así es como lo veo yo, son las enormes cantidades entregadas a la banca para que sanee sus cuentas manteniendo al mismo tiempo sus escandalosos beneficios. Entre ayudas directas, créditos subvencionados y avales, desde 2007 hasta Diciembre de 2010, según datos publicados por la Comisión Europea, el Estado español facilitó a los bancos y cajas cerca de 146.000 millones de euros.
Simultáneamente, el Banco Central Europeo ha prestado a los bancos privados 394.459 millones de euros, a un tipo de interés subvencionado del 1%. Este dinero, que procede de nuestros impuestos, es dedicado en una buena parte a comprar deuda pública, retribuida, cuando menos, al 4 o al 5%. Es decir, prestamos nuestro dinero a los bancos al 1% y ellos nos lo vuelven a prestar al 4%: ésta es la auténtica razón del déficit público, y no la inversión en servicios sociales.
Por esta razón, me muestro reacio a los recortes que nos están imponiendo. Conquistas que costaron enormes esfuerzos y sacrificios a las generaciones anteriores están amenazadas por la codicia de los banqueros. Los salarios, los trabajos estables, la indemnización por despido, los convenios sectoriales que protegen a los trabajadores de pequeñas empresas, la sanidad gratuita, la educación pública y las becas que permiten estudiar a los hijos de las familias con menores recursos, las pensiones, los subsidios a los desempleados, la garantía de que las personas incapaces de valerse por sí mismas no serán abandonadas a su suerte… todo está en peligro.
Si todos los afectados nos ponemos en movimiento, si exigimos a las organizaciones sindicales que abandonen su política de pactos que no sirven para nada y que se pongan al frente de una respuesta firme y contundente frente a los abusos, si desplegamos toda nuestra fuerza en la calle, no habrá gobierno ni empresa que pueda imponer sus medidas antisociales.
Nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos, depende de nosotros. Tenemos que ser nosotros, los ciudadanos, los que nos apoderemos frente a tantos que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino.
Jafet Barreto es presidente de Alternativa XXI.
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zaratustra
Ivana estoy contigo
Ahorradores engañados, son miles los ue aun no se han enterado
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Ivana
Por una banca pública ya. Ha sido vergonzoso el robo a mano armana a muchos ciudadanos de este país. Es vergonzoso que los políticos estén al servicio del poder y no de los ciudadanos. Buen artículo Jafet.
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Unoqueyaemigro
Hay que leer con atención.
He dicho que es "la banca pública", y ahora se lo explico.
Por cierto, en el mundo anglosajón, las compañías que cotizan en bolsa se llaman "públicas" o "public companies", pero no se trata de eso.
Nosotros efectivamente llamamos públicas a las de propiedad estatal.
Resulta que Bankia es la unión de una serie de cajas de ahorros. Si no recuerdo mal Caja Madrid, Bancaja, Caja Insular de Canarias, Caja de Avila, Caixa Laietana, Caja Segovia, y Caja Rioja, la mayoría ya nacionalizadas en la práctica antes de la fusión.
Las cajas de ahorro han sido una mezcla entre lo público y lo privado, y han funcionado bastante bien yo diría que hasta finales de los 80, con un papel muy importante en el medio rural.
A partir de ahí, el control político, por parte de sus corresponentes comunidades autónomas, ha hecho que muchas se hayan utilizado para financiar obras faraónicas (ya saben, aeropuertos sin aviones y demás), o que hayan acumulado un riesgo inmobiliario mucho mayor que el de los bancos.
Esto podemos pensar que lo han hecho por estar supeditadas a la política, o por incompetencia (con consejeros nombrados por "méritos" políticos y no profesionales), o por las dos cosas, pero lo cierto es que han sido lo más parecido a esa banca pública que reclaman ustedes, y la experiencia no ha sido nada buena.
Que ahora se haya sacado a bolsa, y se haya convencido a incautos inversores privados para comprar acciones, no cambia el fondo del asunto.
Para mi ha sido banca pública, y más lo va a ser con el dinero que va a inyectar el Estado en su nombre y en el mío.
En fin, no es un tema sencillo, y ustedes podrán estar de acuerdo conmigo o no estarlo, pero les invito a reflexionar un poco antes de pedir una banca pública en la próxima asamblea del 15M.
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escarabajo
Bankia es publica????? como ??? y los accionistas privados???
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Unoqueyaemigro
Por cierto, si no han visto las noticias, ya pueden ir preparando la cartera que toca empezar a pagar el agujero de Bankia. Ya saben, la banca pública.
7.000 millones de euros, entre unos 47 millones de españolitos, tocamos aproximadamente a 150 euros por cabeza.
Y quien lea atentamente se habrá dado cuenta de que no he escrito "pagar el agujero" sino "empezar a pagar el agujero", porque esto es solo el principio.
Supongo que los entusiastas defensores de la banca pública no tendrán nada que objetar.
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Unoqueyaemigro
"les hicieron creer que lo podían tener todo…"
¿Y la responsabilidad individual?
El tema de la banca pública ya lo he explicado, ¿qué piensan que han sido las cajas de ahorros?
Ahora nos toca a todos pagar los agujeros que han dejado.
Francamente, no sé cómo pueden tener ganas de más.
Todo esto es muy entretenido, pero me sorprende la persona que ha enviado el artículo no comente nada.
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escarabajo
BANCA PUBLICA YA¡¡¡
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GALVA
Amen Jafet….
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escarabajo
filemón: lo malo es que yo no me comprado nada de eso , yo vivo igual que antes, el consumismo no me ha consumido el cerebro pero sin embargo ahora tengo menos prestaciones sociales, educativas y sanitarias que antes por lo que otros han gastado…
Y otra cosa: no todo el mundo tiene la misma cultura para saber hasta donde podia gastar, les hicieron creer que lo podrian tener todo….
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Unoqueyaemigro
Amigo Zaratustra:
Esa cuenta segura que comentas, ¿qué tipo de interés daba?
Recuerda siempre Interés = Riesgo, es la única verdad.
Y como he dicho, simplemente teniendo esto presente se habrían evitado problemas.
La banca pública en este país ya sabemos lo que es. Prácticamente no queda pero hasta hace poco se llamaba Cajas de Ahorros, y así nos ha ido.
Y sobre las estafas, hay algo que todas tienen en común: a la víctima se le hace pensar que es ella la que se está aprovechando (por ejemplo, de un tipo de interés más alto del que paga el resto del mercado).
Y no creo que la mayoría de directores de sucursal pensaran que estaban estafando a sus clientes.
En cualquier caso también lo pagan: la banca ha destruido miles de empleos y muchos más que quedan por destruir, incluidos los de esos directores de sucursales que les vendieron a jubilados productos "seguros".
Que cada cual cuente cuántas sucursales de bancos o cajas hay en su pueblo, se apunte el número, y que vuelva a hacer el ejercicio a final de año. Ya verán cuántas quedan.
Sobre la cultura financiera, pues evidentemente no quiero ofender a nadie, pero es que está demostrado que nos hace falta tener un poquito más.
Yo pongo mi grano de arena con el tema del riesgo. Si alguien lo lee, y se acuerda la próxima vez que le propongan invertir en algo (en sellos, por ejemplo, o en bonos de Nueva Rumasa, o en preferentes de una caja de ahorros, o en bonos patrióticos de alguna comunidad autónoma), pues este ratito habrá merecido la pena.
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