El mundo pide confianza. Los presidentes de Gobierno, unos y otros, piden confianza. Piden confianza los banqueros, que primero pedían solo la fianza. Piden confianza los jueces, los empresarios, los organismos internacionales…sin embargo, si en verdad se quiere encontrar hoy confianza se ha de buscar en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua.
Este define la confianza en su primera acepción como "esperanza firme que se tiene en alguien o algo". Esperanza, sí, es lo único que nos queda. Ya en su quinta acepción se refiere a la "familiaridad" en el trato entre dos o más personas. Aporta el diccionario hasta siete acepciones pero, hoy difiere el significado de un término del que en realidad se quiere expresar. Y cuando escuchamos que nos piden "confianza", políticos y banqueros, empresarios sin escrúpulos, jueces no justos, lo que nos quieren decir es espera, calla, claudica, créetelo hoy que mañana ya veremos. Como una estrategia de última hora, en un ejercicio de soberbia sin límites.
Porque piden confianza después de recortar derechos a otros. Recortan en Sanidad pero mantienen su seguro médico privado. Permiten Expedientes de Regulación de Empleo (ERE"s) en empresas con beneficios y aún no se han planteado la posibilidad de que sea el Congreso el que necesita un ERE urgente. Hoy, mañana, pasado mañana, la semana que viene…cada día pierde su empleo alguien que cumple y que lo ha hecho siempre. Sin embargo, las Cámaras y los Organismos Públicos están infectados de cargos como premios a nefastas gestiones. Porque nadie rinde cuentas, a nadie se piden explicaciones, nadie asume responsabilidades cuando fracasa la gestión, cuando se ha derrochado el dinero público a espuertas. En muchos casos los mismos que en su día se escudaron en esas responsabilidades para justificar las prebendas de las que hoy siguen disfrutando. Desequilibrio.
Se nos prometió generar confianza en los mercados con solo un cambio de Gobierno. Huelga describir el resultado. Se nos prometió que no se tocaría ni Educación ni Sanidad…donde dije digo…y luego nos quisieron convencer de que tomando un café con el empresario podríamos obtener unas condiciones laborales dignas o justas. (Escribiría que la carcajada surge sola pero pocas cosas provocan ya la risa).
Hay que rescatar a la banca, no queda más remedio, pero ¿qué sueldos mantienen sus altos directivos? ¿Es acaso el rescate (o como lo quieran llamar) un premio a la estupenda gestión que han hecho? ¿Qué se esconde detrás de ese silencio pactado entre unos y otros para no investigar determinados asuntos?
"Bankia financió 344 millones de euros al 0% de interés a la empresa de un consejero" (20minutos.es miércoles 13 de junio de 2012). ¿Dónde está el crédito que se suponía iba a fluir tras la primera ayuda a los bancos?
Y para colmo, el Tribunal Supremo decide no investigar a Dívar. ¿Lo harían con cualquiera de nosotros, ciudadanos anónimos? ¿Y de dónde nos vamos a inventar la confianza para poder ofrecerla? Quien calla otorga. Si los políticos hace tiempo que preocupan más que el terrorismo, si cada día se empeña alguien en negar la evidencia llamándonos imbéciles y haciéndonos creer que no estamos capacitados para comprender nada. Si no creemos en los Gobiernos ni creemos en la Justicia, ¿qué nos queda?
Y ante este panorama el Papa Benedico XVI resuelve el problema asegurando que la solución para la crisis es "rezar". Precisamente el Vaticano, que en asuntos terrenales es más caudaloso que muchos especuladores pero en cuestiones de fe su crisis parce superar a la de la banca. El propio Benedicto XVI alertó durante una misa multitudinaria celebrada en Munich (Alemania) sobre "la tendencia de las sociedades modernas a permitir que la fe en la ciencia y la tecnología les impida escuchar el mensaje de Dios" (aciprensa.com el 10 de septiembre de 2006). No en vano hace poco asistimos a una campaña en medios de comunicación en la que la Iglesia ofrecía "un sueldo para toda la vida", y otras condiciones difíciles de encontrar hoy en el mercado laboral, como atractivos para la ordenación sacerdotal. También la Iglesia pide confianza.
Pero ¿rezar para acabar con la crisis? Sin ánimo de ofender, ni el santo Job esperaría tanto porque las oraciones no matan el hambre ni calman los llantos, no pagan créditos ni saldan hipotecas. Pregunten al más fiel de los religiosos en paro, propónganlo a quien no falta a misa tras agotar la prestación por desempleo. Seamos sensatos, los milagros no existen y si está por venir un Salvador solo tendrá que ser honesto para meterse en el bolsillo un mundo enfermo de avaricia y corrupción donde el mal ajeno cuesta un precio. Y se paga por causarlo simplemente porque es rentable. Porque la miseria de unos aumenta la riqueza de otros. La de muchos cuya esperanza de vida no supera los 15 años y a quienes no les queda tiempo para gastar las riquezas que han amasado. Pero quieren aún más y están dispuestos a conseguirlo a toda costa.
Piden confianza, sí, pero pidamos nosotros una fianza porque la confianza ya no puede ser gratuita. Una muestra de buena voluntad en la medida del sacrificio al que nos han condenado. Y no tengo imaginación para sugerirla.
Eduaro Cabrera es periodista de la Cadena SER.
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PedroLuis
Con o sin fianza, resulta muy difícil conseguir confianza para superar la situación crítica actual, porque no son los mercados los que están en crisis, sino los valores. Creo que eso es lo verdaderamente grave. Cuando "vale todo", la realidad nos enseña que "nada vale".
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Eulogio
Dº. Eduardo dice: (con mucho juicio).
"Aún no se han planteado que sea el Congreso el que necesite un ERE urgente".
Y el Senado?, ¿para que sirven los 256 senadores?; excepto para cobrar el menos 6.000 mensuales.
Suben las leyes del Congreso al Senado y Bajan las leyes al Congreso. El Senado es anacrónico y no tiene razón de ser, sólo sirve para aforar y agradecer a los que han trabajado por el partido.
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FrodoBorbon
Pombrol1972:
Cuanta sabiduría hay en su última frase: "La pena es que las personas que valen no se meten en política".
… y esto es por varias razones: Los partidos políticos (PePeCoCaPeSoe y el resto) no quieren GENTE QUE PIENSE; quieren gente que TRABAJE, pero que no cuestione a los BARONES y BARONAS. Hormiguitas.
Asistí en varias ocasiones a reuniones de juventudes, tanto de CoCa y del PeSoe, como del PePé (por ser las fuerzas mayoritarias). En estas reuniónes "democráticas" se censura a la voz crítica. Y si no se censura, hacen igual que los Testigos de Jehová, los Mormones, o cualquier otra secta: Se ponen en plan paternal y te sueltan la perorata clásica del "progreso", "la confianza", "la unidad del partido", etc …
Y luego está el mamoneo y los "trapos sucios": Si fueran ustedes un político corrupto y ven que sube, en su propio partido, otro político con un currículum "limpio"… ¿le dejarían subir?
Yo creo que no, porque si se abre la caja de Pandora, no puede quedar nadie "al margen".
¡que me llamen conspiranoico!
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pombrol1972
Eduardo, eres la única persona que ha hablado claro y alto, si no lo entienden es que sus cerebros no dan para más y con estas
lumbreras así nos va. ¿como queremos que los paises vecinos tengan CONFIANZA si en nuestras cámaras alta y baja están sentados estos personajes. Más lamentable es ver el gobierno de Canarias, peleandose entre ellos.Paulino haciendo malabares para hecerse con todo el poder y los sumisos de La Palma votando no lo que mejor sea para Canarias, sino para sus bolsillos. O estos eternos políticos se van para sus casas y dejan paso a personas que no estén maleadas o esto se unde. La pena es que las personas que valen no se meten en política
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FrodoBorbon
100% de acuerdo.
Y añadiría la gran falta de vergüenza que hay que tener en un país para que, de un juicio por malversación y evasión de capitales, el único que sale culpable es Baltasar Garzón.
Eduardo, si investigaran a Divar, probablemente pidan 30 años para el fiscal, por acusación indebida o algo así.
¡qué país!
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pombrol1972
BRAVO EDUARDO. Hace tiempo que tecí
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cucudrulu
Este artículo es de lo mas sensato que he leído ultimamente en este medio. Felicidades al autor y que no desespere, el ERE a la política le llegará. Dice un refrán popular que a todo cochino le llega su San Martín.
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