Europlátano, la segunda Organización de Productores de Plátanos (OPP) por volumen de fruta de las seis existentes, informa que ya no aguanta más y que se da de baja de Asprocan, la institución que, hasta ahora, englobaba a todos los plataneros canarios. Cierto es que no se trata del primer abandono de la misma Europlátano, ya ocurrió otra vez el año pasado, pero por lo que ella misma comunica da la impresión que esta vez va en serio.
El argumento que da para salirse es que no acepta la inutilización ("pica") de fruta aprobada por Asprocan. Y no se acepta porque "tienen toda la fruta ya vendida y que el espacio que queda vacío de fruta canaria, se inunda de banana americana".
En mi opinión, el fondo del asunto no es si la inutilización de la fruta (por supuesto, siempre entendida como medida in extremis) es acertada o no en la coyuntura actual de mercados peninsulares atiborrados y sin precios. El meollo del problema es que Europlátano hace saltar por los aires la que pudiéramos llamar (es cierto que ampulosamente) la "gestión conjunta de la oferta platanera canaria". Y eso, al margen del acierto o desacierto de esa gestión. Y ese rechazo le lleva a encastillarse en la más inveterada estrategia del mundo platanero canario: la competencia pura y dura entre nosotros mismos.
Y es como si esta práctica estuviera marcada por la historia en el adn de los cosecheros isleños. Y hay razones para explicarlo y entenderlo así. Porque ya, en la primera etapa del cultivo en las islas, desde finales del s. XIX hasta casi el último cuarto del s. XX, la producción se exportaba a Europa en condiciones de absoluta libre competencia y lo adecuado en esa situación era que los empresarios canarios compitieran entre sí, para hacer las cosas mejor y que se premiara la excelencia. En una segunda etapa, a partir del REF de 1972, que consideró a La Península como mercado cautivo para la fruta canaria, la competencia entre los cosecheros canarios, los únicos que podían acceder a ese mercado, seguía teniendo pleno sentido por las mismas razones. Incluso en la tercera etapa, a partir de la Organización Común de Mercado (OCM) del plátano de 1993, que implantó un cupo, subvencionado, en el mercado peninsular de hasta 440.000 toneladas para la fruta isleña. Y toda esta historia de competir entre nosotros mismos ha ido marcando a fuego a la cultura platanera insular.
Pero, a nadie se le escapa que el mundo que conocimos hasta hace poco ya no es el mismo, y que las cosas cambian con rapidez y profundidad. Por supuesto, también en el mundo del plátano. En efecto, a partir de 2006 (y después de una decisión de la Organización Mundial del Comercio (OMC), resolviendo una reclamación de los bananeros americanos) desaparece el cupo peninsular, se implanta el libre acceso de la banana y solo se establece un sistema de tarifas que además es decreciente. Y, a partir de ese momento el plátano canario (que se mantiene con una jugosa compensación económica de la UE) tiene que competir con la banana americana en la propia Península, en el mercado "casi exclusivo" del que había gozado hasta esa fecha. Y, como era de esperar, la banana americana comienza a introducirse de forma creciente y continuada, hasta representar hoy casi una tercera parte de todo el consumo español. Y, como es evidente y todo el mundo coincide, esta penetración la ha facilitado estruendosamente la estrategia de los plataneros canarios de seguir compitiendo entre nosotros.
Y esta estrategia es la madre de todos los conflictos. Porque competir entre nosotros en la situación actual es un estúpido sinsentido. Y la irrefutable demostración está en el espectacular crecimiento del consumo de banana, sin que los responsables americanos hayan tenido que despeinarse, ni gastar un solo dólar en publicidad. Simplemente aprovechando los formidables espacios que les dejábamos. Oponiéndonos a implantar normas de calidad comunes, apretando los precios a corto plazo y a la primera de cambio, hasta situarlos con frecuencia al doble que los de la banana. En suma, se constata la inexistencia de una gestión conjunta del negocio platanero canario, imprescindible en la nueva situación de liberalización del mercado peninsular.
Y la pregunta es de libro ¿Cómo es eso posible existiendo Asprocan? En mi opinión, la respuesta es que Asprocan ni está concebida, ni está preparada para defender esa estrategia conjunta. Y es así, porque la representación de los cosecheros está asignada a las seis OPP existentes. Es decir que las mismitas organizaciones que vienen compitiendo entre sí desde los inicios de los tiempos, son las encargadas de construir la estrategia común. Y ¡claro! No pueden. Hasta el punto que ni siquiera han sido capaces de contratar conjuntamente los fletes marítimos del transporte hasta la Península, con la importante disminución de costes que esto supondría.
Y muchos plataneros canarios la hemos venido criticando, desde hace un montón de años, por esta malformación estructural. Exigiendo poner en pie esa gestión conjunta, diferenciadora de la banana, capaz de funcionar con disciplina, y basada en tres pilares: Profesionalidad, Transparencia y Democracia.
Y es justo en este escenario donde ha estallado el conflicto dentro de Asprocan. La OPP Europlátano dice que se marcha y que su fruta no la "pica" nadie. Y con esa actitud, aunque no lo expliciten ¡bonito fuera!, se está enviando un mensaje envenenado a todos los cosecheros isleños. "¡Ustedes son unos toletes que permiten que piquen su fruta sin razón alguna. Hagan como nosotros. Únanse contra el intervencionismo!"
Y este mensaje es terrible. Porque pretende mantener la vieja estrategia de competir entre nosotros, de eliminar cualquier atisbo de cooperación, trabajo en común y defensa conjunta de los intereses generales del sector. La única estrategia que se desprende de este comportamiento es el "todos contra todos y sálvese el que pueda".
Y no es de recibo ni es concebible que el sector platanero canario, que por su importancia en un montón de aspectos está mimado por la Política Agrícola Común Europea, se autodestruya por su absoluta irresponsabilidad.
Porque todos sabemos lo difícil que es construir instituciones comunes y cultura compartida. Y que la actual Asprocan tiene que ser revisada y reformulada en profundidad. Pero de ahí a dinamitar la institución unitaria platanera (insisto, aún con todas sus deficiencias) hay un abismo. El que separa, de un lado, una estrategia, laboriosa, exigente y paciente para construir instrumentos justos y eficientes, y de otro, una estrategia desarticuladora, capaz de destruir en un momento lo que ha costado construir un montón de años.
Por eso ante el envalentonamiento de quienes quieren acabar con la esencia de los interese comunes, soy de la opinión que hay que tomar decisiones urgentes y contundentes. Para hacer valer el interés general y derrotar cualquier planteamiento oportunista que persiga beneficios particulares, a cambio incluso de poner en peligro el negocio platanero isleño. Con todo lo que eso supone.
En este sentido se propone:
1). A corto plazo, de inmediato. Cuando las decisiones que afecten al sector platanero en su conjunto se tomen. A). Por la mayoría de las OPP. B). Que, a su vez, supongan la mayoría de los cosecheros, y C). Y, a su vez, la mayoría del volumen de producción, sean de obligado cumplimiento para la totalidad del sector. En el bien entendido que esas decisiones así tomadas, reflejan de forma evidente el interés general.
2). A medio plazo. Hay que transformar la actual Asprocan. Para que el objetivo esencial sea defender al conjunto de los casi 10.000 cosecheros directos que existen hoy. Para que no desaparezca ninguno. Para que las ayudas europeas (intentando que permanezcan en su totalidad) faciliten la eficiencia y la justicia. Para que todos percibamos que el éxito de los demás, también es el nuestro. Esos objetivos exigirán actuar en varios ámbitos. Intentando planificar la producción a lo largo de todo el año. Procurando mejorar, reducir clasificaciones (cuantas más clases haya, mejor para los receptores y minoristas) y homogeneizar calidades. Avanzando en una agricultura verdaderamente sostenible. Comercializando cada vez más profesionalmente nuestras producciones.
Es claro que para conseguir esos logros nos hará falta dotarnos de un inteligente e independiente sistema disciplinario. Y esto no se consigue imponiendo sanciones sin más. Porque la disciplina solo es posible si existe un verdadero respeto y confianza en el sistema y en nuestros representantes. Y, ya lo dijimos más arriba, esa confianza exige tres cosas. Profesionalidad. Transparencia y Democracia.
En suma, en vez de propiciar el "sálvese el que pueda", que es la situación donde medran los oportunistas y los pícaros (a costa de todos los demás), poner en pie una institución, muy participativa y transparente, donde los cosecheros puedan y deban trabajar para beneficio de todos.
Y todo esto supone necesariamente transformar el sistema de elección de los representantes en Asprocan (o como se quiera llamar). Así, la representación en los nuevos órganos de dirección, se instrumentará a través de elecciones directas de y entre los cosecheros de plátanos (hay censo muy fiable), que se podrán presentar bien a través de los sindicatos profesionales agrarios (Coag, Asaga, Aspa, Palca, Upa…), bien en forma de listas de electores que se organicen libremente. De esta forma, los conflictos y las desconfianzas entre las OPP, no podrán seguir bloqueando soluciones, ni impidiendo avanzar en esa imprescindible gestión conjunta de la oferta platanera canaria. Por otra parte, y para evitar vacíos, una parte minoritaria de los representantes (¿un 20%?) debería ser elegida, proporcionalmente, por las propias OPP para aprovechar sus experiencias positivas.
No es la hora de dejar que dinamiten las deficientes instituciones comunes de las que nos hemos dotado. Es hora de adecuarlas a las nuevas exigencias de los tiempos. Con eficiencia y con justicia.
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PedroLuis
Las debilidades y defectos de siempre, sobre las que don Antonio teoriza y puntualiza muy bien, como siempre, pero sin que por ello consiga dar con la clave para asentar una política más justa y eficiente para el plátano… Conocemos a nuestra "gente" e intuyo que a unos pocos para nada les importaría sumarse a la estrategia americana (si eso les salva y beneficia), aunque para ello se hunda la mayor parte del sector. Tal vez sea eso lo que buscan.
"Profesionalidad, transparencia y democracia"… Pues claro, pero ideas claras y política razonable y justa "desde arriba, desde las instituciones del Esatado, que reparte las subvenciones", también…. Y, personalmente, tengo serias dudas de que esa voluntad política haya existido alguna vez…. Lamentablemente, la historia canaria enseña que más bien queremos aprender de los "pillos" para emularlos, que afrontar los problemas para resolverlos…. Así somos.
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franca
vamos a ver europlatano tiene fruta en tijarafe creo que hasta en puntagorda y tambien en las zonas altas de los llanos. Y cupalma y covalle que tienen en fuencaliente en el sur de tenerife y en la costa de tazacorte, y los llanos, que , eso no cuenta. Yo creo que nadie llama malos agricultores a nadie.
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pepefajana
Es verdad que debe perder la ayuda el que rompe la unidad del sector,llamando malos agricultores a los agricultores de tijarafe de las breñas de los sauces de la parte alta de los llanos. Gracias a ellos cuanto dinero habeis ganado?
Me gustaría ver cultivando algunos de estos.
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cpalmera
Vieitez, tu perdona, pero estas mas perdido que El Fausto, el asunto no es tan complicado, los agricultores plataneros siempre han tenido la sarten por el mango, lo que pasa es que no han querido participar de las asambleas de las cooperativas que son en su mayoria democraticas y prefieren ir a los privados por un durito mas
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Antares
Si el plátano canario fuera de una solo persona, éste se vendería en su totalidad en la Península sin necesidad de pica alguna.
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diga
no puede ser que reciba ninguno ayudas públicas, para gastarselo en viajes, comidas, pickups, casas en la laguna e inmigrantes ilegales trabajando la platanera
¿que fin de la subvencion se ha cumplido? ¿hay desarrollo en la isla o es una "mamandurria" más?
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Sebastian
La valoración económica de las perdidas que al sector ha ocasionado la actuación de la OPP que se siente competente ante el mercado libre supera ampliamente los 10 millones de euros. No se puede permitir que alguien así reciba ayudas publicas, quien no trabaje por el interés general y no cumpla los acuerdos de la mayoría que se han demostrado vitales no pueden recibir ningún tipo de subvención, que se reciben además por la existencia de miles de pequeños productores que ellos quieren eliminar por que les consideran incompetentes.
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democrito
Como siempre González Viétez ha puesto los puntos sobres las "íes"en una cuestión que es de primordial importancia para la supervivencia del sector platanero. y es el tema de la unidad, de la unidad para gestionar y controlar la producción de forma conjunta, respetando los puntos de partida, pero teniendo capacidad para modular el mercado, para incidir en él, para fijar los ritmos de los envíos, para controlar en definitiva los canales de distribución, y poder frente, en el mundo globalizado actual, a la entrada agresiva de las multinacionales de la banana, amparadas en el dólar, y en el "libre comercio",.
Máxime, si tenemos en cuenta que somos región ultraperiférica, que nuestras producciones tienen que contar con el apoyo inequívoco de Bruselas, que muchas familias dependen de este cultivo para su supervivencia.
Ahora bien, lo que se observa,y el articulista lo deja meridianamente claro es la división rastrera, más parecida a unos "reinos de taifas", que a una voluntad decicida de unión efectiva de "intereses". La estrategia del "sálvese quien pueda", o de la "guerra de unos contra otros", en defensa de "mis intereses" está bien para los manuales de economía clásica, para no para una acción decidida, y coordinada en defensa de los intereses plataneros.
Siendo pesimistas aquí lo que puede, o va a ocurrir, es que cuando necesidad apriete, u obligue saldrán los que ahora pretenden ir de por libre, apelando a la unidad, tiempo al tiempo, y pidiendo los apoyos de los poderes públicos para la salvaguarda del sector. Es decir la típica historia de laas "plañideras" tan común a lo largo de nuestra historia por no tener la generosidad y altura de miras de trabajar por la unión del sector.
Asimismo es de destacar la idea que plantea el articulista de una democratización real y contundente de ASPROCAN para propiciar que sean los agricultores los que hagan oir su voz, y no una burocracia obsoleta y enquistada, que no se sabe qué intereses defiende.
El plátano puede ser un sector complementario e importante de nuestra economía;primordial en La Palma, amén de convivir con nuevos sectores, pero será un sector en declive si no se afrontan claramente sus verdaderos problemas que están fundamentalmente en potencia y mejorar la comercialización e ir introduciendo paulatinamente el plátano ecológico.
Por lo demás, coincidir plenamente en todas sus propuestas y esperemos que quien tenga responsabilidades pueda,por lo menos, tomar nota de las mismas.
Luego, no nos quejemos de "los memoriales de agravios", apelando a salvar el sector.
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MONTE
Competir con incompetentes es algo inaudito, pero obligarte a ser igual de incompetente que ellos, tiene que ser muy frustrante.
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Indiano
Ja ja ja, cuantas palabras bonitas para justificarse de algo inaudito.
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