Mi almendro florido
se vistió de encajes
con el sol de mayo
y la brisa clara.
A la luz del alba
deja oír su canto
y asoma radiante
su corola blanca.
Cada flor que anida
en su brazo alado
es miel en la brisa
es voz de su canto.
Mi almendro florido
vestido de encajes,
anhelo tu sombra
nube fascinante,
pétalos tejidos
de aurora y rocío
con sol del invierno
y otoño escondido.
No te vayas nunca
quédate por siempre
en nuestros dominios
desbordando efluvios
robando suspiros
tejiendo ilusiones
dorando caminos…
Dormiré a tu sombra
te brindaré mimos
te daré mis besos
mis desvelos limpios,
cuidaré tus pétalos
con mucho cariño,
pero no te vayas
mi almendro florido,
quédate por siempre
en nuestros dominios.
Marynieves Hernández
Caracas, enero, 2013
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Marynieves
"Le dije al almendro, háblame de Dios. Y el almendro floreció"
Saludos
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Pintao
Quíen diría que este espacio
mantenido en cuantro letras pudiera llegar a ser
foro de ilustres poetas.
No me pierdan la costumbre
de dar tamañas sorpresas
a esta tertulia de amigos
tan faltos de buenanuevas
Marynieves, el talento
en la distancia se aprecia
Pedro Luis, piense en Cuquillo
Que era también de su tierra.
Del apurón palmesano
en estas ondas etéreas
un entrañable saludo
Viva Mazo y Venezuela
Aquí podemos comprobar que tanto en La Palma como en Cabaiguan
llevamos la décina en nuestros genes.
Saludos cordiales.
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Marynieves
No se acobarde don Pedro
la cosa no es para tanto,
todos sabemos muy bien
que hay reservas para rato
en su fardo del saber.
Merendar bajo un almendro
es de un gusto singular,
con los dulces almendrados
con los pétalos de flor
con Cupido y su artimaña…
¡Vaya lío! sí señor.
No, no, creo que lo dejaremos
para mejor ocasión
pues no sabemos si el diablo
también tiene invitación.
Un fuerte abrazo.
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Marynieves
No crea don Eulogio
que de usted me había olvidado,
sus generosas palabras
gran regocijo me han dado.
Gracias por su comprensión
por su estímulo sincero
por no quedarse callado,
por su prosa, por sus versos.
Saludos
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Eulogio
Yo no se versar
ni tampoco prosar
pero no por ello
me voy a callar.
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PedroLuis
Doña Marynieves, usted está llevando al límite mi "capacidad de atrevimiento". Además, muestra una paciencia infinita con este voluntarioso "almendrado", que confunde el verso con la merienda.
Con todo el afecto y la admiración que me merce:
En bandejita de plata
me pondría a navegar
si así pudiera alcanzar
su verso de flor-y-nata.
Bajo su almendro florido
sentarnos a merendar
y entre pétalos contar
mil historias de Cupido.
Muchas gracias don Eulogio. Todos llevamos dentro un niño sensible a su comentario generoso y afectuoso.
Abrazos para ambos.
P.D.- ¡Por Dios, tengan piedad. Echénme una mano, que yo no doy para más!
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Marynieves
En su capullo de oro
la almendra se está cuajando,
la luna mira celosa
porque el sol la está besando.
Vestida de terciopelo
con zapatitos dorados
el corazón de la almendra
crecido y enamorado
endulza a don Pedro Luis
convertido en almendrado.
Un abrazo
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Eulogio
Sr. PedroLuis:
Ya somos dos los que le instamos a que escriba, sin dejar de practicar sus dignos comentarios.
Sin otro particular, atte.
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PedroLuis
Doña Marynieves, doña Marynieves… no sea abusadora…
La qué sabe, sabe… otros deshojamos los almendros, desnudamos sus flores y partimos, si acaso, alguna almendra…, amargas para más "inri".
Un fuerte abrazo.
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Marynieves
¡Qué bonito don Pedro Luis!
Sus versos no tienen parangón.
Usted con su inteligencia
con su acucioso saber
me pone a pensar sin tregua
sin saber qué responder.
El almendro con sus flores
la almendra con su sabor,
ellos le dirán mil cosas
en instantes y sin voz,
cosas hermosas que nunca
sabré decírselas yo.
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