Perestelo no defraudó en su despedida del Cabildo. Como era previsible montó una especie de obra de teatro en la que él era el protagonista absoluto. Leyó un discurso populista, sensiblero y sin nada de autocrítica pese a la herencia que deja, emocionándose y dejando incluso alguna lágrima. Pero analicemos algunas de las cosas que dijo porque no tienen desperdicio. Aquí va la primera: "Sé que en ningún lado y en ningún otro cargo político voy a tener tantas satisfacciones como las he tenido presidiendo el Cabildo (…) Sin embargo he tenido que tomar esta decisión que es sin duda de las más difíciles de mi vida y de mi carrera política. Pero créanme que únicamente lo he hecho pensando en La Palma y en sus necesidades. Sabiendo que este era el momento idóneo para iniciar una nueva etapa y dejar al frente de esta institución a un equipo joven, preparado, etc". Este pedazo de párrafo define a la perfección su histriónica forma de ser, de decir una cosa y hacer justo la contraria y quedarse tan ancho. Dice que le encanta el Cabildo pero se va, como si alguien le hubiera puesto una pistola en el pecho para obligarlo, y además lo hace por el bien de la Isla. Cinismo puro y duro, se manda a mudar cuando peor están las cosas pero él lo hace por La Palma.
También mostró su satisfacción porque, según dijo, "los grandes proyectos que nos habíamos trazado están concluidos o en vías de concluirse", pero se le olvidó mencionarlos. Vamos a refrescarle la memoria: a lo mejor se refería al Plan Insular de Ordenación del Territorio que todavía no está aprobado (la planificación de la Isla nada más y nada menos) o al Plan Territorial de Uso Turístico que es otro fiasco (ni campos de golf ni puertos deportivos ni hoteles de lujo ni nada de nada) o al complejo medioambiental de basuras que lleva años de retraso mientras los residuos se entierran en un vertedero apestoso al lado de la carretera y el de Los Morenos se queda pequeño antes de que se inaugure. O quizás se refería al famoso centro sociosanitario de Las Nieves del que tanto han hablado o a las plazas que no existen para la atención de nuestros mayores, o a las que tampoco hay para atender a los enfermos mentales de la Isla. A lo mejor estaba pensando en el centro de visitantes del Roque de los Muchachos, que a día de hoy sigue siendo un sueño mientras que las miles de personas que visitan anualmente el Roque siguen sin tener un lugar en la cumbre para informarse de la relevancia que tiene el observatorio, tomar un simple café o descansar. Infraestructuras ninguna, pero eso sí, "nuestros cielos son únicos, contamos con elementos tan valiosos como el Observatorio del Roque y con la mayor catedral astronómica del mundo, el Gran Telescopio de Canarias, que nos ponen en la avanzadilla de la ciencia mundial". Con decir esas palabras está todo resuelto.
Y la perla definitiva, la más gruesa, la puso cuando comentó que "creo que me voy con el deber cumplido. Así me lo han hecho saber ustedes y así lo siento, porque a ello me he dedicado estos años…". ¿El deber cumplido? Deja más de nueve mil parados sin ninguna perspectiva (la culpa no será sólo de la crisis internacional, ¿no?), la agricultura abandonada y con los mismos problemas de comercialización que hace veinte años, la ganadería sin salida, sin suelo industrial disponible para la instalación de nuevas industrias, con un polígono industrial del Cabildo sin estrenar y sin acabar después de quince años en ejecución, con la depuración de aguas sin resolver pese a que la Isla es Reserva Mundial de la Biosfera, con problemas en las conexiones áreas, sobre todo con la Península, con los costes de la doble insularidad pendientes…. pero él se va tranquilo porque se siente apoyado, se supone que por haber ganado las elecciones. Es decir, según su filosofía, como Hitler tenía el apoyo de la mayoría de los alemanes, el genocidio estuvo justificado.
Claro que ahora la papeleta se la deja a Guadalupe González Taño, su sucesora, que va a tener que hincar los codos para resolver el entuerto que su compañero le ha dejado. Desde aquí le deseamos suerte porque el panorama que tiene delante no es fácil por mucho que se empeñen en decir, sin sonrojarse, que La Palma es la isla mejor preparada para afrontar la crisis. Otra falsedad más que se deberían callar por respeto a los palmeros, que aunque les votan no son tontos. Perestelo ha sido un buen relaciones públicas, estaba en todas partes como Dios y le echaba horas y subvenciones a casi todo quisqui, pero su gestión deja mucho que desear y la realidad está ahí. Por último, en su despidida dio las gracias a todo el mundo, incluidos los medios de comunicación, cuando él sabe que ha hecho lo imposible para cargarse a algunos compañeros y en ocasiones lo ha conseguido. Menos cinismo que aquí, como usted siempre dice, nos conocemos todos. En cualquier caso, le deseamos suerte en el Congreso y que allí su gestión sea más eficaz y brillante, porque la de aquí tiene muchas sombras, demasiadas.
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