Mary Nieves Hernández, una palmera que vive en Venezuela. Archivo.
Cortinas de encaje
pone la tarde
¡horizontes nuestros!
líquidos dorados y vileta
hacen caminos
por los mares de mi patria
cuando las aves pasan
vertiendo nácar
con alas de abanico.
Inmóviles los árboles
los perros adormitan…
En el aire
una danza de suspiros
tiñendo la distancia.
En esta tarde, los pájaros
hacen de calor los nidos,
las mariposas
llevan un pétalo en las alas
En esta tarde
un misterioso encanto
invasor de sentimientos nuevos,
de ecos de celajes
torrentes que inundan
las miradas que te buscan
En esta tarde
el corazón se ha hecho viajero
corcel galopando sobre el viento
apurando el dulzor de tu regreso
para beber gota a gota
esta orquesta de luz y tornasoles
Contaremos nubes
a la sombra de un arco iris que se apaga
y cuando todo palidezca
la oscuridad
abrazará en silencio
nuestros cuerpos,
en esta tarde que desgarró los velos
para mostrar desnuda y sin recato
los horizontes infinitos
de mi patria.
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Marynieves
Aquí en esta patria, Sr. Pedro Luis
ya las aves no cantan
ni hay calor en los nidos
ni horizontes teñidos
ni esperanza en el alma.
Aquí, donde la incertidumbre es reina
el dolor y el miedo en cada esquina acechan
ahogados gritos retuercen las entrañas
confundiendo los pasos de cada amanecer.
La desesperanza
clama al cielo en su hazaña.
la fuerza del poder
subyuga la dignidad
ahoga los sueños
debilita la voluntad.
Aquí, donde el tibio manto del otoño
cariñoso y sensual
sigue envolviéndolo todo
sin perder su color.
Mi sincero abrazo con la calidez del otoño para Ud.,
Sr. Pedro Luis.
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PedroLuis
Y allá, en la otra patria
ruido en las calles
hambre en las orillas
desencanto en la gente
tardes que se ahogan en la noche
por un amanecer que no llega.
Un afectuoso abrazo.
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