La Globalización económica e inducida por ella, la estructura y organización social de nuestro mundo ha generado una dinámica de exclusión que afecta a todos los ámbitos y escalas: la dualización Norte-Sur, Centro-Periferia, Desarrollo-Subdesarrollo, Trabajo-Paro, Hombre-Mujer, Ciudad-Campo, etc. como opuestos, hace patente a nuestro ojos, múltiples manifestaciones del fenómeno Exclusión. Vivimos en un mundo, en una sociedad que excluye.
Cuatro de cada cinco seres humanos están excluidos (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 1999). ¿Excluidos de qué? ¿Quiénes son? Dónde están? ¿Cuáles son las estructuras, los mecanismos que la sociedad tiene para provocar la exclusión? Por qué aumenta la exclusión? ¿A quién beneficia?
La Exclusión a la que nos referimos es fruto del Sistema. Tradicionalmente se ha identificado con la pobreza severa y cronificada, pero reducida al ámbito económico. Hoy este concepto se amplia y se convierte en el paradigma a partir del cual, nuestra sociedad toma conciencia de sí misma y de sus disfunciones. El Libro Verde sobre Política Social europea así la define: “La Exclusión social hace especial hincapié en el carácter estructural de un proceso que excluye a parte de la población, de las oportunidades económicas y sociales. El problema no reside tan sólo en las disparidades entre los más favorecidos y los más desfavorecidos de la escala social, sino también en las que existen entre quienes tienen un lugar en la sociedad y los que están excluidos de ella.”
Desde la Política Social Europea el reconocimiento de la Exclusión como una nueva categoría que es, y quién es realmente el excluido no ofrece dudas. Como ha quedado definido, excluido significa no ser reconocido, tenido en cuenta, “no ser”. De este modo la exclusión social se convierte en una característica de nuestro tiempo. Los pobres, marginados y excluidos son los rostros humanos de las patologías de una sociedad enferma.
El estado actual de la Exclusión, resulta de una triple ruptura: económica, social y vital y de la confluencia convergente de tres factores: estructurales, conforman una estructura excluyente; sociales que cristalizan en contextos inhabilitantes y subjetivos, la falta de motivaciones fragiliza los dinamismos vitales.
Tres ámbitos que se yuxtaponen, se sobreponen y retroalimentan. Y es que la Exclusión social no acontece sólo en las periferias, sino en el centro mismo de la organización social y debe entenderse en contraste con la inclusión social que posibilita el acceso al sistema social por el que se incorpora la población a los distintos sistemas funcionales y beneficios sociales que ofrece la sociedad.
1- Factor estructural
Son las estructuras o nexos de poder: financieros, económicos, políticos, etc., los que configuran nuestro entorno excluyente y excluido, que adquiere distintas fases y actúan de espejos trasmitiéndonos imágenes diversas, presentes en nuestra realidad inmediata y lejana. La Exclusión es una cualidad del sistema, y por tanto, una cuestión social, enraizada en la estructura y dinámica social general. Lo más destacado del circuito estructural sería:
– La salida del mercado laboral, con las secuelas de paro, subempleo, empleo precario, sumergido, etc., es decisiva para generar y reproducir exclusión social, puesto que toda la organización social se asienta sobre la centralidad del trabajo.
– Desequilibrio en la distribución de la renta que intensifica el
empobrecimiento y revela la imposibilidad de universalizar los bienes más preciados que configuran las expectativas sociales.
– Desprotección social al quedar fuera de la estructura social normalizada que está vinculada básicamente al trabajo.
2- Los contextos sociales
Los contextos sociales aparecen en gran medida disgregados, fragmentados, atomizados, de modo que fragilizan las solidaridades de proximidad.
Hay personas que se han visto descolgadas tanto de sus redes naturales como de los mecanismos de protección general y se ven cada vez más desprovistas y vulnerables.
Es el segundo territorio o factor que genera y alberga la Exclusión, y los elementos que la conforman son:
– Las transformaciones demográficas que como efecto de la propia evolución social, ha tenido fuerte incidencia sobre la familia y las unidades de convivencia debilitando los lazos que derivan en desvinculación, desagregación y frecuentemente en ruptura, el individualismo ahoga lo comunitario.
– La estructura demográfica ha cambiado; cada vez mayor número de personas mayores se tendrán que apoyar en menor número de personas activas.
– La Cultura popular que sirvió de cohesión entre las clases populares a base de pautas compartidas que servían de cemento social, se ha fragilizado hasta el extremo de desaparecer o perder su sentido. Las relaciones culturales tejían redes, creaban vinculaciones que vertebraban los espacios alejados, para incorporarlos al pulso de la vida del pueblo.
-La lógica misma del Estado de Bienestar ha roto la solidaridad primaria expresada en los servicios de proximidad.
– La fiscalidad obligada desplaza la respuesta inmediata, la residencia de ancianos debilita los lazos familiares, los preparados dietéticos sustituyen la leche de la madre… Lo que llamamos “progreso” lleva en su mismo diseño la Exclusión.
3- La propia subjetividad
El tercer escenario está tejido por elementos subjetivos que aluden a la personalidad. Existen situaciones personales: ausencia de afecto y amor, falta de comunicación, ausencia de expectativas… que debilitan y erosionan los dinamismos vitales: afectividad, confianza, identidad, reciprocidad, autoestima… que cristaliza en:
– La pérdida de significaciones y sentido de la vida.
– Ausencia de expectativas y pérdida futuro, situación que genera y acentúa las estructuras de impotencia que derivan en pasividad, abandono de todo intento de superación, y desenganche de los procesos de socialización.
Domina en el imaginario colectivo, la ideología de “lo inevitable”, no sólo entre los excluidos, sino también entre los incluidos; todos en alguna medida experimentamos la impotencia decretada por los centros ideológicos del poder.
Destacar el factor estructural de la Exclusión otorga a la Solidaridad con todo el derecho, una dimensión esencialmente política -ciudadana- y se da a lo externo el papel determinante en las situaciones y casos de Exclusión. Recuperar la dimensión subjetiva de la Exclusión aporta elementos esenciales para producir solidaridad y acreditar su práctica -ayuda mutua-.
La dimensión contextual de la Exclusión demanda a gritos la práctica solidaria de la ciudadanía para la creación y fortalecimiento de los mundos vitales, amistad, reconocimiento aceptación, redes sociales, contextos habilitantes, etc.
De lo que podemos concluir que la Exclusión no es un episodio coyuntural, sino un elemento estructural, forma parte necesaria de la propia estructura social establecida.
La Exclusión va más allá de la pobreza y marginación, puede participar de estas realidades pero abre una nueva realidad social.
– En nuestras sociedades, pese a constituir una importante asociación de patologías, tiene un volumen reducido en cuanto a cantidad, no así en cualidad, pero el riesgo de “caer” en situaciones de exclusión está más extendido que nunca y puede llegar a afectar y de hecho afecta a colectivos y personas distintos de los pobres tradicionales y de los nuevos pobres. Puede afectar a personas con una historia anterior normalizada -puede devenir por fracaso escolar, frustración laboral, etc., que desemboca en exclusión según psicologías.
– Los itinerarios de exclusión son personales, familiares, pero su origen es básicamente estructural.
Para esta sociedad deshumanizada en que nos ha tocado vivir, estas personas son invisibles, solo reciben el rechazo y el desprecio social, y de las personas que rigen las entidades públicas, mejor es no hablar; para ellos que viven a cuerpo de reyes, estas personas son un estorbo, una lacra y una mala imagen para su ciudad.
¡¡¡Qué vergüenza!!!
Antonio Érmetes es concejal de IUC en Santa Cruz de La Palma.
pinolin
en este escrito antonio te me pareces mucho a mario moreno cantinflas o carlos andres perez que decia que no es esto ni aquello si no todo lo contrario yo creo que la pobreza viene de la falta de preparacion porque si tu y yo nacimos el mismo dia fuimos a la misma escuela tu te dejastes crecer la barba y yo me afeitaba poque no queria parecerme a fidel yo creo que todo radica en el punto de vista que tu lo veas el comunismo y los de podemos se pueden dar la mano prque siempre piensan en dar y muchas veces dar lo que no es de ustedes por lo tanto yo le doy al que este invalido lo que hay que es tener trabajo para los que hoy estan pobres pero si tu no creas fuentes de trabajo con el tipo de politica parecida a la de los socialistas o los chavistas en venezuela que por quedar bien con el pueblo acogotan a los que pueden crear trabajo no es que hay ricos y pobres si no que con el tiempo de seguir aplicando esas politicas populistas todos seran pobres y los unicos ricos son 4 politicos y cuatro empresarios que mantienen a esos politicos por lo tanto yo opino que en todo lugar tiene que haber dirigentes y dirigidos ricos y pobres indios y caciques democratas y comunistas asi que si quieren salir de abajo hay que trabajar y trabajar de todos modos tu seguiras siendo mi amigo
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apurando
El final de la Utopía es de 1967
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apurando
Todas las anteriores épocas han sido mucho más deshumanizadas y terribles… la diferencia está en que las anteriores no podían no serlo, en tanto que hoy la sociedad está deshumanizada porque ponemos todos los medios para que así sea, en tanto que anteriormente la falta de recursos y conocimientos llevaba necesariamente a unas formas de vida más que desagradables, por decirlo suavemente.
Es la tesis de Marcuse en “El final de la Utopía” (1965), una obrita que merece la pena leer y, mejor, aprender
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