“¿Lo oyen? Es el silencio”. Aquella ocurrencia de Albert Rivera en el debate de las elecciones generales en RTVE, que ya forma parte de la colección de esperpentos de la dialéctica electoral, lo podemos aplicar a la situación actual pero con matices: “¿Lo oyen? Es el silencio. Se pacta”.
Bueno, en realidad, hay ruido. Y ruido interesado. Porque cuando quieren que las cosas en política salgan bien, el mutismo es la norma. En La Palma, por los primeros pasos que están dando los partidos, unos con la quinta marcha puesta y otros al ralentí, parece que todos quieren al PP. Eso quiere decir que la línea de comunicación entre CC y el PSOE está caída. A estas alturas del relato, y todavía es muy pronto para saber cómo acaba, Mariano es el novio deseado. Y tiene para elegir y hasta exigir, incluso la Presidencia, como contaba en este periódico recientemente.
Bueno, presidenta será Lady Barreto, velis nolis. Es lo único claro que hay hasta el momento, en el que ya existen conversaciones de cierto calado para dos instituciones: el Cabildo y el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma. Porque Tazacorte, Mazo y Garafía se van a despachar solos sus gobiernos, que no está la cosa para cascadas de máximos.
De mínimos, en cambio, sí. Porque las negociaciones en La Palma están también mirando por el retrovisor a lo que sucede en Canarias, que podría condicionar en cierta forma lo que pase en la isla y, en especial, en el Cabildo. Porque incluso Santa Cruz de La Palma se podría zafar según venga la corriente.
Esto no ha hecho más que empezar. El encaje autonómico no parece nada sencillo y eso hará, presumiblemente, que en el ámbito insular la cosa tampoco se clarifique hasta el final. Toca esperar y acostumbrarse al silencio, sin hacer caso al ruido.
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