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Opinión
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Facilítennos ser valientes

Jorge Marichal.

Me preguntan con frecuencia en varios foros y reuniones online, tan de actualidad ahora, cuáles son las claves principales de la recuperación del sector turístico, más concretamente del del alojamiento turístico al que represento en Ashotel y en CEHAT. Cientos de horas de debate ocupadas en definir ese escenario, si no ideal, porque ahora ese es un adjetivo en desuso, sí que nos aporte la seguridad necesaria para dar pasos firmes.

Avanzamos estas semanas en las diferentes fases de este plan de desescalada que ha trazado el Gobierno de España y ya vamos viendo −quiero ser optimista− la luz al final del túnel. Sin embargo, son muchas las dudas que surgen en una situación sin precedentes como la que atravesamos. Más que dudas, aclaro, temores lógicos que nos llevan a pensar en si los pasos que daremos en las próximas semanas y meses serán seguros y no tendremos que volver atrás, pues esa sería la peor de las noticias, no solo para la supervivencia de las empresas, sino para las personas trabajadoras que dependen de ellas y para el tejido productivo y social de nuestro país.

Por ello, lo que nosotros pedimos es que nos faciliten dar ese paso, que nos faciliten ser valientes, precisamente para que cada movimiento que hagamos sea siempre hacia adelante. Al final será por el bien común, nos interesa a todos que así sea. Porque, aunque no tenemos la certeza de cómo funcionará exactamente el mercado turístico en los próximos meses, sí vamos viendo ya pequeños movimientos para este verano, una vez se abra la conectividad aérea.

Y para lograr esa seguridad en cada paso lo que necesitamos se llama flexibilidad en los ERTE, que estos expedientes no sean instrumentos rígidos, sino que se adapten a la realidad del sector. Para ello, sería necesario facilitar el tránsito automático de los expedientes temporales de suspensión y reducción de jornada por causa de fuerza mayor a expedientes por causas objetivas; o, en su defecto, mantener las medidas excepcionales en relación con los procedimientos de suspensión y reducción de jornada por causa económica, técnica, organizativa y de producción. De la misma manera, también sería eficiente prolongar las medidas extraordinarias en materia de cotización, ello en relación con los procedimientos de suspensión de contratos y reducción de jornada por fuerzas mayores relacionadas con la COVID-19.

Por otra parte, es también necesario conservar las medidas extraordinarias en materia de protección por desempleo y regular de forma explícita la más amplia flexibilidad en cuanto al reinicio de las actividades de las personas trabajadoras afectadas por una suspensión o reducción de jornada temporal, así como su reincorporación a los expedientes de regulación de empleo en función de las necesidades y actividades productivas.

Junto a esa flexibilidad, los empresarios necesitamos liquidez; no es viable vivir ahogados por el pago de nuestras cuotas mensuales hipotecarias, justo en un momento en que vivimos con cero ingresos. Ya hace dos meses que venimos pidiendo en todos los foros, conversaciones, reuniones y ante responsables gubernamentales de diferentes ministerios que las entidades financieras, aquellas a las que rescatamos todos en la anterior crisis de 2008, deberían otorgarnos una carencia en las cuotas durante 12 meses, un tiempo en el que solo paguemos intereses y evitemos desangrarnos dando bajas de capital mientras nuestros ingresos son nulos.

En un artículo anterior, recordaba que, durante la crisis financiera de 2008, cometimos el grave error de haber puesto a las empresas hoteleras en graves problemas financieros que ocasionaron la venta y la enajenación de empresas a precios de derribo. Es por ello por lo que tenemos que ser valientes y proactivos y conseguir modificar la normativa necesaria que flexibilice y permita a las entidades financieras el poder otorgar plazos de carencia sin que ello les dañe en sus balances. Esto ocasionaría un enorme alivio en tesorería y liquidez, fundamental para que las empresas no se vean obligadas a ser ejecutadas por impago de principal, sin que esto suponga ninguna carga para las arcas públicas y la consiguiente destrucción de empleos y ruptura de la cadena de pagos. Pero pasan los meses y, aunque se han ido dando algunos pasos, seguimos sin noticias de esta medida vital para la supervivencia del sector.

Si a estas claves le sumamos las iniciativas en las que ya se trabaja para crear corredores sanitarios con países extranjeros, la realización de test masivos en origen, la aplicación de los protocolos sanitarios en las empresas y la generalización de las app de trazabilidad, estoy convencido de que esos pasos serán firmes.

Por consiguiente, queremos ser valientes y viables, asumiendo que nuestro sector, ahora más que nunca, se enfrenta a un escenario flexible y que, por tanto, necesita medidas también flexibles. Queremos ser valientes, pero sobre un suelo estable, sólido. Así lo resumo.

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