El grupo de gobierno del Cabildo lleva al Pleno una moción para honrar la memoria de Laura González Lorenzo

Galva.

Tal como comenta los casos más frecuentes están vinculados a adicciones hoy en día y en el pasado también, pregunta a algún anciano/a por la “vida que le daba” el borracho del barrio a su mujer y se puede parecer a la de hoy en día, con la diferencia de que no había derecho a divorcio y si tenían hijos en común el hombre tenía las de ganar.

Yo soy de una generación anterior a la suya y eso de que “no se pegaba a los niños” era entre campesinos y personas de “respeto”.

Hace poco me recordaba una compañera de clase como se las gastaba su maestro del barrio que era joven pero con una ira irracional a la mínima, se orinaban encima de los castigos, le tenían más que pánico.

En el 71 aparte de formar la fila estilo militar y rezar el Padrenuestro antes de comenzar la clase, nuestra “maestra” que también era joven. frecuente perdía los nervios porque con 9 años no le hacíamos mucho caso cuando nos aburriamos y empezábamos a hablar, tenía varios tipos de castigos el más espectacular era de rodillas sobre granos de picón negro con los brazos en cruz y un libro gordo en cada mano de espaldas a los compañeros, al minuto los brazos iban bajando y la regla de madera estallaba en el culo, te daba igual ya, con pantalones cortos el picón se había clavado en las rodillas y el dolor era también como para orinarte encima, solo me tocó una vez pero no lo olvidaré, tampoco el dolor después en casa para intentar sacarme de las rodillas hichadas los granitos de arena incrustados.

Vi alguna más parecida a otros niños hasta el 73, después ya la cosa cambió radicalmente, un coscorrón bien dado era “normal”.

Y también había algún maestro excelente que te hacía que te gustase una asignatura especialmente, estoy agradecido de ellos.

Nunca fue un padre o una madre a quejarse del castigo cruel a niñas y niños, era lo normal.

Tampoco es que nos traumatizara de por vida pero no lo olvidamos, la violencia a los niños/as de esa época estaba tolerada sin mayor problema.

Hoy un chaval de 12 años atravesado “se come al maestro” o los padres montan un “pollo” porque su hijo en clase no da una y le suspenden 4 asignaturas.

Se pasa de un extremo al otro en pocas décadas, siendo ambos más que reprobables.