
Un equipo de investigadores de la Universidad de La Laguna y del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias ha demostrado que un evento de mortalidad masiva entre 2022 y 2023 ha llevado a la casi extinción local de los erizos de mar Diadema africanum.
Este último brote ha tenido un mayor impacto que los ocurridos en 2008 y 2018, ya que en esta ocasión la producción de larvas y el reclutamiento de juveniles prácticamente ha cesado, detalla la ULL en un comunicado.
Los patógenos que causaron la enfermedad aún no se conocen con certeza, pero se han reportado muertes similares de erizos de mar casi simultáneamente desde el Caribe hasta el Océano Índico occidental.
Los erizos de mar son ingenieros de ecosistemas, el equivalente marino de los megaherbívoros terrestres. Al pastar y desmenuzar algas y pastos marinos, controlan el crecimiento de las algas y promueven la supervivencia de organismos de crecimiento lento como los corales y algunas algas calcificantes.
Asimismo, son presa de una gran cantidad de mamíferos marinos, peces, crustáceos y estrellas de mar.
Sin embargo, cuando se vuelven sobreabundantes, o cuando estos depredadores sufren una sobrepesca o caza excesiva, los erizos de mar también pueden causar daños a los hábitats marinos y formar los llamados ‘desiertos de erizos’.
Ahora, un estudio publicado en Frontiers in Marine Science ha revelado que, en los últimos cuatro años, una pandemia no reconocida que ha estado exterminando a los erizos de mar en todo el mundo ha afectado a las islas Canarias.
Las consecuencias para los ecosistemas marinos aún no se conocen por completo, pero es probable que sean profundas, apuntan los investigadores Carlos San Gil, José Carlos Hernández y Jacob Lorenzo, quienes han demostrado la propagación y los impactos de un evento de mortalidad masiva que afectó gravemente a las poblaciones del erizo de mar Diadema africanum en Canarias y Madeira entre 2022 y 2023.
Casi en paralelo se ha observado la desaparición de otras especies de Diadema en el Caribe, el Mediterráneo, el Mar Rojo, el Mar de Omán y el Océano Índico occidental.
El género Diadema comprende ocho especies que habitan aguas subtropicales y tropicales de todo el mundo. Entre ellas se encuentra el africanum, que solía prosperar en arrecifes rocosos frente a África occidental y las Azores, a profundidades de entre cinco y veinte metros.
En Canarias, su población había ido aumentando desde mediados de la década de 1960, probablemente debido a la sobrepesca de depredadores y al calentamiento global.
En algunos lugares del archipiélago, el aumento de su población incluso provocó en el pasado ‘blanquizales’ o ‘desiertos de erizos’, lo que motivó esfuerzos infructuosos de control biológico entre 2005 y 2019.
En febrero de 2022, los investigadores observaron que el erizo Diadema africanum había comenzado a morir masivamente en La Palma y La Gomera.
Al extenderse hacia el este por el archipiélago a lo largo de ese año, la enfermedad provocó que los erizos de mar se movieran menos y de forma anormal, se volvieran insensibles a los estímulos y perdieran las espinas antes de morir.
Los científicos reconocieron estos síntomas, ya que este no era el primer brote de este tipo de mortalidad masiva en las islas.
A principios de 2008, y de nuevo a principios de 2018, una enfermedad eliminó a aproximadamente el 93% de los individuos de Diadema africanum en las costas de Tenerife y La Palma, y al 90% en las islas del vecino archipiélago de Madeira.
Pero el brote de 2022 fue diferente: si bien muchas poblaciones afectadas se recuperaron, a veces con una rapidez sorprendente, tras el evento de 2008, esto no pareció ocurrir en 2022.
En cambio, una segunda ola de mortalidad masiva azotó las islas Canarias a lo largo de 2023.
Para evaluar el impacto de la mortandad, los investigadores analizaron las poblaciones de Diadema africanum en 76 puntos de las siete islas principales del archipiélago entre el verano de 2022 y el de 2025, comparándolas con datos históricos.
Los autores también invitaron a buceadores profesionales a proporcionar información y posteriormente utilizaron trampas para recolectar larvas en dispersión en cuatro puntos frente a la costa este de Tenerife en septiembre de 2023, el pico anual de la temporada de desove.
Finalmente, cuantificaron el número de juveniles recién asentados en los mismos puntos en enero de 2024.
Los análisis de los investigadores han mostrado que la abundancia actual de Diadema africanum en Canarias se encuentra en su nivel más bajo, con varias poblaciones al borde de la extinción local.
Además, la mortalidad masiva de 2022-2023 afectó a toda la población de la especie en todo el archipiélago. Por ejemplo, desde 2021 se ha producido una disminución del 74% en La Palma y del 99,7% en Tenerife.
Informes de otros lugares sugieren que la mortandad de 2022-2023 en las islas Canarias fue un paso más en una pandemia marina más amplia, con graves consecuencias para estos herbívoros clave de los arrecifes, apunta Iván Cano.
Este investigador indica que aún no se sabe con certeza qué patógeno está causando estas mortandades, que en otras partes del mundo se han relacionado con ciliados escuticociliados del género Philaster, un tipo de organismos parásitos unicelulares.
Las muertes anteriores en Canarias se asociaron con amebas como Neoparamoeba branchiphila y se produjeron tras episodios de fuertes oleajes del sur y en general a una actividad de oleaje inusual, similar a lo observado de nuevo en 2022.
“Sin una identificación confirmada, no podemos determinar si el agente llegó del Caribe, ni si el cambio climático es el responsable”, admite.
Hasta el momento, parece que no se ha propagado a otras poblaciones de Diadema en el sudeste asiático y Australia, lo cual es una buena noticia.
Sin embargo, “no podemos descartar la posibilidad de que la enfermedad reaparezca y se propague aún más”, señala Cano.
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