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Política
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González Taño defiende la necesidad de los Cabildos cuando se cumplen los 100 años de su nacimiento

  • La presidenta destacó el papel de Pedro Pérez Díaz en la Ley de 1912

La presidenta del Cabildo, Guadalupe González Taño, defendió hoy la necesidad de los Cabildos durante la celebración de los cien años de la Ley de Cabildos de 1912 que permitió su creación, un acto que llevó a cabo en la que fue una de las primeras sedes de la Institución, en la calle Anselmo Pérez de Brito 58 de la capital palmera, y que contó con la asistencia de numerosas autoridades entre las que se encontraban los expresidentes insulares Gregorio Guadalupe y Felipe Hernández, el Diputado del Común, Jerónimo Saavedra, así como el viceconsejero del Gobierno canario, Gerardo Hernández, varios alcaldes, consejeros y diputados regionales.

En su intervención, la presidenta recordó que los Cabildos nacen como solución a la realidad política y administrativa de la época, respuesta que "cien años después sigue latente y siendo necesaria, aunque en la situación actual se pone en duda el futuro de las administraciones locales".

González Taño destacó además en su intervención el relevante papel que desempeñó el palmero Pedro Pérez Díaz, natural de Villa de Mazo y hermano de Alonso Pérez Díaz, para que la Ley de los Cabildos viera la luz. Pedro Pérez Díaz, publicista y sociólogo de relieve, fue durante casi cuarenta años letrado del Consejo de Estado, y según Luis Morote, uno de los siete integrantes de la comisión parlamentaria que dictaminó el proyecto de ley hace cien años "tres cuartas partes  por lo menos del dictamen en el sentido de la autonomía, de establecer el cabildo insular se debe a las alegaciones tan justas y atinadas del Sr. Pérez Díaz".

La presidenta indicó que un siglo después del nacimiento de los Cabildo toca evaluar los logros conseguidos y caminar hacia el futuro con determinación. "Tenemos instituciones consolidadas, con cada vez más competencias delegadas, y que seguramente necesitan una reforma que garanticen la capacidad de financiación de las mismas y poder prestar los servicios que todos necesitamos. Si recogemos el testigo de Pedro Pérez Díaz y somos fieles a su espíritu, lo lograremos y estoy convencida de que podremos afrontar el futuro con esperanza y con garantías de hacer lo mejor para nuestros ciudadanos y ciudadanas".

El acto contó también con la intervención del actor Antonio Abdo que dio lectura a la Ley de Cabildos de 1912 y con la actuación de la Escuela Insular de Música que interpretó el Arrorró de Teobaldo Power y Lugo-Viña.

Intervención íntegra de la presidenta en el acto de aniversario de la Ley de Cabildos

"Ilustrísimas y dignísimas autoridades, señoras y señores, un día como el de hoy hace cien años se promulgó la ley anteriormente leída, que fue el germen del que nacieron los Cabildos Insulares, de los cuales hoy comenzamos una serie de actos en todo el Archipiélago Canario para celebrar los 100 años de su nacimiento.

Nacen los Cabildos como solución a la realidad política y administrativa de la época, respuesta que 100 años después sigue latente y siendo necesaria, aunque en la situación actual se pone en duda el futuro de las administraciones locales. Para entender la importancia hoy en día de las mismas en Canarias hay que tener en cuenta lo que uno de los padres de esta Ley, Manuel Velázquez Cabrera, decía por entonces, y que hoy en día en algunos de sus aspectos mantiene su vigencia :

"Se necesita desconocer en absoluto este archipiélago para ignorar que cada isla forma una entidad, con su riqueza, sus aspiraciones y hasta su modo de ser distinto de las demás. En toda provincia peninsular existe una solidaridad de intereses y aspiraciones entre todos los pueblos que la forman, y aún con los de la región que constituyen, porque todo lo que se haga en beneficio de un pueblo redunda en provecho más o menos directo del inmediato, y la riqueza se difunde; en Canarias, por el contrario, debido a su manera de ser insular, la riqueza que se fomente en la isla, no solamente no refluye en las otras islas, sino que atrayendo a sí el Comercio, perjudica a las demás (…)"

Que esta llamada Ley de los Cabildos viera la Luz fue posible, entre otras personas destacadas de la política del Archipiélago Canario, gracias a la lucha infatigable de Pedro Perez Díaz, natural de la Villa de Mazo y hermano del también hijo insigne de esta tierra Alonso Pérez Díaz. Pedro Perez Díaz, publicista y sociólogo de relieve, fue durante casi cuarenta años letrado del Consejo de Estado, donde ejerció esta prestigiosa función pública desde 1891 hasta su muerte en 1930.

De la importante contribución de Pérez Díaz en la incorporación de los cabildos insulares a la Ley de Cabildos de 1912, ha de resultar suficientemente ilustrativas las siguientes palabras de Luis Morote, uno de los siete integrantes de la comisión parlamentaria que dictaminó el proyecto de ley hace 100 años: "Tres cuartas partes, por lo menos, del dictamen en el sentido de la autonomía, de establecer el cabildo insular, se debe a las alegaciones tan justas y atinadas del Sr. Pérez Díaz".

A decir verdad, el primer dictamen de la comisión recogía casi todas las reivindicaciones de La Palma que defendía Pérez Díaz, lo que situaba a nuestra Isla como la más favorecida dentro del Contexto de la Nueva Ley. Al margen de la cuestión de la autonomía insular, La Palma conseguía un gobierno militar, al mando de un general de brigada en su artículo 3, un juzgado de primera instancia en Los Llanos de Aridane en su artículo 4, una oficina auxiliar forestal y otra de obras públicas, una administración-depositaría de hacienda, una administración de correos en Santa Cruz de La Palma y una estafeta en Los Llanos de Aridane en su artículo 7, una escuela de artes y oficios en su artículo 8, y la elección de dos diputados, de superar la isla la población de 50.000 habitantes, en su artículo 9. Además frente a las vigente franquicias arancelarias, que disfrutaba el Archipiélago Canario en aquellos momentos, se autorizaba al Ministro de Hacienda para establecer en la ciudad de Santa Cruz de La Palma, entre otras, zonas libres para las mercancías de tránsito a plazas extrajeras en su artículo 11.

Es por esto que consideramos a la figura de Pedro Pérez Díaz, unida al majorero Manuel Velázquez Cabrera, de los varios coparticipes en dar vida a la Ley de 1912, como los mayores contribuyentes a la conocida Ley de Cabildos. Destaca la aportación de Pérez Díaz en lo concerniente al conjunto de la norma como específicamente en cuanto a la creación y regulación de los organismos insulares, reflejados en el artículo 5 de dicha Ley.

Dice Pedro Perez Díaz en su libro "El Problema Canario" que debe constituirse un Consejo Insular como organismo que ha de servir para concertar, reduciendo a unidad consciente y viva, los intereses generales de cada isla, ha de equivaler a la isla toda, ha de ser resultante y cabeza, la reunion de sus patricios para procurar el bienestar de sus islas respectivas. Estos Consejos Insulares, con el nombre de Cabildos, tienen en esta provincia larga y tardicional historia, funcionando varios siglos produciendo grandes beneficios politicos y sociales.

Pero esto es la historia, ahora, un siglo después, no solo debemos mirar atrás con orgullo, debemos evaluar los logros conseguidos y caminar hacia el futuro con determinación. Tenemos instituciones consolidadas, con cada vez más competencias delegadas, y que seguramente necesitan una reforma que garanticen la capacidad de financiación de las mismas y poder prestar los servicios que todos necesitamos. Si recogemos el testigo de Pedro Pérez Díaz y somos fieles a su espíritu, lo lograremos y estoy convencida de que podremos afrontar el futuro con esperanza y con garantías de hacer lo mejor para nuestros ciudadanos y ciudadanas.

Para terminar, quisiera trasmitirles otras palabras de Manuel Velázquez Cabrera cuyo título, "Ya brilla el Sol", es indicativo de lo que significo para en la época la fundación de los cabildos:

"Ya todas las Islas Canarias son mayores de Edad y tienen representación en el Parlamento; ya todas se gobiernan y administran a sí mismas; y ya no hay injerencias ni absorciones políticas ni económicas de unas a otras, sí cada una es digna de los derechos que le ha concedido la Representación Nacional; ya cada una tiene personalidad jurídica para desarrollar y fomentar sus intereses morales y materiales, sin que legalmente pueda haber quien la cohíba ni limite en un ápice, teniendo, como tienen, representación en Cortes que defienda sus derechos. Si la esclavitud ha echado tan hondas raíces en el corazón canario, que no pueda vivir sin amos que lo exploten, perdido es el fruto de tamaña jornada. Pero sí se dan cuenta de su libertad actual, de sus derechos y de sus deberes, para con su tierra y para consigo mismo, los Cabildos serán lo que deben ser, el núcleo de los hombres amantes de su isla, que tracen el rumbo que la conduzca a su prosperidad y engrandecimiento; disponiendo de sus representantes en Cortes como sus mandatarios legales: ideal plebiscitario. Los que amamos a la autonomía y el engrandecimiento de Canarias, debemos tener confianza en el porvenir"".

 

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