Los testimonios que se ofrecieron durante la jornada de hoy en el juicio que se lleva a cabo en la Audiencia de Las Palmas de Gran Canaria por el asesinato de la joven estudiante palmera Saray González desmontan la versión ofrecida en la jornada de ayer por la defensa del vecino que la mató, Alberto Montesdeoca, a quien se le achacaba una personalidad muy introvertida y enajenada por la utilización de videojuegos violentos.
Durante la intervención de los agentes que participaron en el caso, se expusieron los hechos dramáticos de aquella tarde de octubre de 2015, en la que el acusado propinó más de una decena de golpes en la cabeza de Saray, dejándola moribunda en su casa, hasta fallecer poco después.
La joven intentó defenderse del ataque de su vecino, a quien le había pedido que no hiciera tanto ruido con los videojuegos, y éste, después de propinarle un primer golpe con una cizalla y salir huyendo de la escena, volvió a regresar al piso de la joven a quien continuó golpeando hasta dejarla sin aliento, por miedo a que lo reconociera y los denunciara.
El testimonio de los policías también ha puesto en duda que la actitud de Alberto Montesdeoca cuando reconoció que había cometido el crimen no era el de una persona arrepentida y, agregaron que fue la llamada que hizo al 091 para alertar de los hechos lo que puso sobre la pista a los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía como sospechoso.
Los agentes recuerdan que cuando reconoció que había cometido el crimen se disculpó, pero a la policía, por todo el trabajo que le había dado. Además detallaron que tras acabar con la vida de Saray, varios días después, participó en un festival manga en Las Palmas, junto con otros amigos, por los que no aparentaba el perfil de persona introvertida de la que habló la defensa.
