El homenajeado agradeció el reconocimiento y se mostró orgulloso de “haber contribuido a que pacientes de Tenerife y La Palma sean atendidos en igualdad de condiciones”
El Teatro Chico de Santa Cruz de La Palma se quedó pequeño este viernes para acoger a las numerosas personas que asistieron al nombramiento del oncólogo José Norberto Batista López, jefe del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario de Canarias (HUC), como Hijo Predilecto de la isla.
El presidente del Cabildo, Anselmo Pestana, fue el encargado de entregar esta importante distinción, en el transcurso de una sesión plenaria extraordinaria, a Batista López, a quien definió como una “excelente persona” y “uno de los referentes más importantes de la medicina española”.
“Es todo un ejemplo de lo mejor que puede dar esta isla; es uno de los investigadores oncológicos de referencia no solo en España sino también de Europa”, afirmó el presidente de este médico saucero que con 13 años se fue a trabajar al bar de su tío en Tenerife y acabó convirtiéndose, con esfuerzo y preparación, en el eminente oncólogo que hoy es y del que todo el mundo habla con cariño y admiración. “Es todo corazón”, decían en un vídeo sobre el homenajeado del que también se destacó su entrega y defensa de la sanidad pública.
Pestana en su intervención hizo un repaso por la biografía y currículum profesional del Norberto Batista, destacando los lazos que siempre le han mantenido unido personal y profesionalmente a su isla natal.
En este sentido, Pestana recordó que fue Batista quien abrió el servicio de Oncología a su isla, en el que atendió a tantas personas que procedían de la Isla Bonita para todo lo relacionado con el cáncer, desde una prueba diagnóstica hasta un tratamiento de quimioterapia. Dentro de su “visión de la oncología, José Norberto siempre estuvo ocupado porque esas personas pudieran tener el mismo trato en su propia isla que en Tenerife, y eso lo convirtió en un objetivo vital”, indicó.
El presidente del Cabildo destacó especialmente el compromiso que el oncólogo ha tenido y tiene con la sanidad pública, en sus diversas facetas profesionales, como médico, investigador y formador.”Es una de esas personas capaces de alumbrar el camino por donde va y convertirse en el faro que ilumina y guía la vida de los demás, sean sus pacientes, sus colegas del servicio, o su alumnado en la Universidad, o cualquier persona que ve en su ejemplo un camino que seguir o una actitud vital a la que imitar. Alguien que no se rindió y fue capaz de percibir lo extraordinario, de afrontar el reto de luchar para que seamos capaces de derrotar al cáncer”, afirmó.
Norberto Batista empezó sus palabras dando las gracias porque “cuando uno recibe un reconocimiento de estas características lo primero que hace es sentir un profundo agradecimiento por quienes han pensado que la modesta vida de un médico merece ser distinguida”. Y a continuación habló de su vida, de cómo se tomó la decisión de que se fuera a Tenerife con trece años a ayudar a un tío que tenía un bar y a acabar los estudios obligatorios. “La decisión que probablemente determinó mi vida se debatió en mi casa durante semanas y no la tomé yo. Mi madre quería pero mi padre era más reacio, y al final esa mezcla de clarividencia y asentimiento jugó a mi favor; finalmente me marché a Tenerife”.
Sobre las razones que le llevaron a estudiar medicina comentó que cuando llegó a Tenerife no existía facultad, y “yo no imaginaba que sería médico, pero a veces la vocación está dentro de nosotros sin que lo sepamos”. Recordó dos hechos que fueron dertermimantes para ese fin sin ser, dijo, consciente de ello: la enfermedad grave de dos sus hermanos cuando tenía diez años, y años más tarde la trombosis de carotida de su padre. Esto, junto a otros acontecimientos, le llevó a la convicción de que la sanidad debería ser un derecho universal y que “como profesionales era nuestro deber cada día de hacerlo efectivo”.
En 1968 se inaguraron los estudios de Medicina en La Laguna, lo que le permitió matricularse, logró una beca y pudo dedicarse a tiempo completo a su formación. Ese año también conoció a su mujer, otro hecho relevante en su vida junto al nacimiento de sus hijos. En el 1986 estuvo un año formándose en la Universidad de Texas y volvió con la intención de formar una unidad de oncología en su isla de acogida y en 2004, cuando el servicio de oncología del Hospital Univeritario estaba consolidado, “nos propusimos acercar los tratamientos a La Palma”, dijo. Por aquel entonces, los pacientes tenían que ir a Tenerife a recibir el tratamiento y “volver luego en avión era muy doloroso para ellos y para nosotros”, recordó. Eso fue clave para que un tiempo después se pusiera en marcha la unidad de oncología de La Palma que, indicó, “hoy ofrece los mismos tratamientos que la de Tenerife”.
En este sentido precisamente agregó que de “una de las cosas que más orgulloso me siento es de haber contribuido a que pacientes de Tenerife y La Palma sean atendidos en igualdad de condiciones”. Esto hace, explicó, que la gente no tenga que irse fuera de la isla para ser atendida cuando tiene un cáncer. Ese cambio para Batista es importante porque “demuestra que la sanidad, además de ser universal y equitativa, también es de excelencia”.
“Estoy convencido -añadió- de que los derechos hay que cuirdarlos cada día; nos corresponde a los profesionales hacerlos efectivos, pero esta batalla también es responsabilidad de toda la ciudadanía; y, en este sentido. creo que el avance de la sanidad en La Palma en las últimas décadas es un logro colectivo”, manifestó el oncólogo palmero.
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Si obviamos la realidad estamos abocados al fracaso.
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