Huertos escolares.
Un total de 41 centros educativos de todos los niveles participan en este curso académico en el proyecto Huertos Escolares Ecológicos que promueve la Consejería de Empleo del Cabildo de La Palma en colaboración con la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias.
La consejera insular del área, Laura Paz, ha visitado algunos de los centros escolares adscritos al programa para comprobar in situ el estado de estos proyectos así como las necesidades y demandas de los centros. “Estamos muy satisfechos con la implicación de la comunidad educativa palmera en este programa. Desde el Cabildo queremos seguir potenciando y promocionando los huertos ecológicos escolares, a la vez que apoyamos la labor que el profesorado, alumnado y técnicos del servicio están llevando en estas instalaciones”.
Este programa se desarrolla con la intención de que el huerto se convierta en un proyecto global del centro, con unos objetivos bien claros y todos los aspectos organizativos bien definidos para facilitar la puesta en marcha y el trabajo posterior. Por esta razón la Consejería de Empleo del Cabildo anima al profesorado a que forme parte del proyecto y utilice en algún momento el huerto para su tarea docente.
El huerto escolar ecológico es una herramienta educativa muy potente porque es un espacio donde el alumnado puede realizar muchas tareas. Es un lugar que permite el trabajo práctico de muchos de los conceptos que se trabajan en el aula. En el huerto se puede aprender ciencias naturales, matemáticas, lengua, educación física, etc. Pero además se refuerzan valores transversales como resolver problemas prácticos, la importancia de la observación, la paciencia, la relación entre los seres vivos, la flexibilidad frente a lo que es imprevisible, el origen de los alimentos, etc.
Las posibilidades pedagógicas de un huerto escolar ecológico son ilimitadas. El huerto no deja de ser un pequeño ecosistema, pero a la vez es una de las actividades humanas más ancestrales, economía productiva en su estado más puro, una muestra de evolución, de supervivencia y de adaptación al medio. La posibilidad de convivir en armonía con nuestro medio y obtener alimentos sanos sin degradar ni contaminar, poniendo en evidencia la valorización de producciones locales, los productos frescos de temporada, las producciones de kilómetro 0, el aprovechamiento de los recursos naturales, el reciclaje, etcétera. En definitiva, un proyecto de desarrollo local sostenible con mayúsculas.
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