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Laureano Márquez: "La historia de Venezuela es la historia de los militares tratando de pisotear el poder civil"

La gente espera una respuesta, un hilo de esperanza al que aferrarse para ratificar que la transición que puso en marcha Juan Guaidó en Venezuela va a llegar a buen puerto. Esa es la desesperación de un pueblo sin pan, ahora también sin agua, al que solo le vale la confianza de pasar lo antes posible página a este capítulo de la historia venezolana que se prolonga por veinte años.
Esa urgencia la viven también los venezolanos que están en la diáspora. Un fenómeno que ha proliferado los últimos años, convirtiendo a un país de acogida en un motor de expulsión de ciudadanos ante la falta de bienes básicos o la inseguridad que sufre el país, entre otros factores. Así se traslada cada vez que hay un foro de venezolanos, como el vivido recientemente en la isla de La Palma, donde llenaron el salón de actos del Museo Arqueológico Benahoarita para asistir a la presentación del libro Historieta de Venezuela: de Macuro a Maduro, escrito por el humorista y politólogo Laureano Márquez con ilustraciones del caricaturista y artista plástico Eduardo Sanabria, Edo.
Laureano Márquez, columnista del diario El Nacional, recibió del público una batería de preguntas no tanto sobre el libro, sino por lo que está pasando en Venezuela y las posibilidades de que acabe de fraguar el cambio. Más que información, la sensación que daban es que cada cuestión buscaba columbrar un reflejo de esperanza.
Laureano Márquez, que hizo una exposición brillante sobre la historia de Venezuela, con la chispa y la frescura que le caracteriza, reconoció que este proceso de cambio “no es fácil, es muy complicado”. “La historia puso en manos de Guaidó una responsabilidad muy elevada. Maduro se ha aferrado al poder de manera tal que ha decidido que va a permanecer cueste lo que cueste, sin importar cuántas vidas tenga que llevarse por delante, cuantas atrocidades tenga que cometer”.
Márquez realizó un repaso de la historia del país, comenzando por la conquista de España, que es el periodo “menos estudiado” y sin embargo clave para entender todo lo demás. “Mientras más estudio la historia de España, más me convenzo de que en Venezuela somos profundamente españoles. Esa contradicción del alma de España es la misma que la nuestra”, indicó el autor de origen tinerfeño.
Para el escritor, “la historia de Venezuela es la historia de los militares tratando de pisotear el poder civil, de la fuerza tratando de luchar contra la inteligencia, y la historia de Venezuela es  también la lucha de la inteligencia por controlar inteligentemente y diseñar un país”.
En esa historia, desde la perspectiva actual, Márquez señala que ha habido dictaduras en Venezuela que no tienen punto de comparación con el régimen actual. “Pérez Jiménez , desde la vista de ahora, fue un dictador, que no destruyó la nación. Le movía la construcción frenética de obra, lo que no justifica ninguna dictadura”.
De hecho, recordó que con la llegada posterior de la democracia fue la etapa en la que  más obras se hicieron: “la represa del Guri; el puente sobre el lago de Maracaibo o el teleférico de Mérida, que costó 70 millones de bolívares, que hoy  no alcanza para comprar un huevo”.
En este sentido se refirió al conocido Pacto de Puntofijo, que comparó con la Transición española y que consideró “la cosa más inteligente que hicimos en favor de nuestros intereses, porque fue la primera vez que los políticos se pusieron de acuerdo para poner al país por encima de sus aspiraciones personales”.  “El Pacto de Puntofijo abrió el período más brillante de nuestra historia”, añadió.
Un período democrático que entra en crisis, con grandes escándalos de corrupción. “Cuando los países entran en crisis, no les importa nada lanzarse por el primer abismo que aparezca en el camino”, dijo refiriéndose a Venezuela, pero que hubiera valido para muchas otras naciones occidentales.
Este abismo al que se refiere es Hugo Chávez, que abrió una etapa de veinte años de un Gobierno que “fue confiscando la democracia, asumiendo el control de la sociedad, la producción privada, la educación, los medios de comunicación, el poder legislativo, judicial, etc”. “Entramos en el período más corrupto. No creo que en tan poco tiempo se haya robado tanto en algún otro país como se ha robado en Venezuela bajo el régimen chavista”.
Esta situación reconoce que ha llevado a los venezolanos a desear “algo que en nuestro imaginario latinoamericano no nos gusta nada, que son las intervenciones de Estados Unidos”. Una posibilidad que solo se puede entender desde la “desesperación que vive el pueblo”.

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