Al Smith lleva catorce días en huelga de hambre y “seguirá así hasta la tumba”

El esloveno Al Smith, de 56 años, lleva catorce días en huelga de hambre y asegura que seguirá así hasta la tumba porque no tiene nada y la nevera está casi vacía. Sin trabajo desde hace años, sin ingresos, -la cuenta que nos mostró está a cero-, y con el alquiler de una casa que asegura no poder pagar y de la que va a ser desahuciado, dice que está luchando no solo por él y su esposa enferma, Marianne, sino también para que se respeten los derechos fundamentales recogidos en la Constitución española a tener un empleo y una vivienda digna.

"No estoy en huelga de hambre para hacer chantaje sino por necesidad porque no tenemos nada", aseguró este hombre que empezó la huelga en Breña Baja, donde reside con su mujer, y que ha continuado escenificando en la plaza de la Alameda capitalina y ahora a la entrada del Cabildo, donde permanecerá de diez de la mañana a seis de la tarde, según nos relató, para que todo el que quiera conozca su situación.

Al Smith, que llegó hace nueve años a Canarias, de los que dos lleva en La Palma junto con su mujer, también parada, explicó que el último ingreso que han tenido fue en abril, de algo más de 600 euros, aportados por el Cabildo y el Ayuntamiento de Breña Baja pero que con ese dinero no viven. También han recibido ayuda de Cáritas y de algunas personas anónimas.

Esta pareja de eslovenos solicitó en febrero la Prestación Canaria de Inserción pero le ha sido denegada después de llevar nueve años viviendo en las islas donde dicen haber perdido más de 100.000 euros, por lo que han acudido al Diputado del Común para exponer su situación que tachan de "extrema". "Es una vergüenza lo que está pasando en España con tantas personas en paro y tanta pobreza", manifestaron estos eslovenos que dicen hablar cinco idiomas y que nunca imaginaron que se verían en una situación tan difícil.

"Antes nosotros ayudábamos y ahora somos nosotros los que necesitamos que nos ayuden", se lamentó Al Smith que insiste en que mantendrá su lucha hasta el final porque vivir así no tiene sentido. Una lucha que tiene recogida en una especie de diario en la que lo anota todo desde que inició su particular cruzada, en la que ya ha perdido unos doce kilos.