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Sociedad
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Entre frustraciones y alegrías en el Observatorio del Roque de los Muchachos

Saber gestionar las frustraciones es algo que se aprende con el tiempo o no. No es precisamente una de las lecciones más cómodas de asimilar en la vida. Ni como individuos ni como sociedad. A La Palma, en esto de la ciencia, que en el caso de la Isla Bonita equivale a economía, cultura y prestigio, entre otros beneficios, en los últimos años le ha tocado asimilar dos grandes frustraciones con los telescopios de nueva generación que marcarán la investigación científica en las próximas décadas.

El primero de ellos fue el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT). Después de una intensa carrera, en la que se encontraba el Observatorio del Roque de Los Muchachos en pie de igualdad con Chile, la  Organización Europea para la Investigación Astronómica (ESO) acabó optando por realizar esta potente inversión al otro lado del Atlántico.

Lo cierto es que en La Palma se había generado una importante corriente favorable a esta instalación científica, que se vio frustrada en el año 2010. La potencia científica de este telescopio de 36 metros era tan mareante como las expectativas de generación de actividad económica y creación de empleo que producía.

Lo mismo que con el Telescopio de Treinta Metros, cuyas expectativas acaban de terminar de diluirse. Es verdad que en este caso, La Palma apareció en su horizonte de rebote. No era algo esperado, sino que el rechazo que encontró por una parte de la sociedad hawaiana motivó que se eligiera el Roque de Los Muchachos como su alternativa.

Ante esta posibilidad, se ha movido Roma con Santiago para que se pudiera materializar en las cumbres de La Palma. Por extraño que parezca, todas las administraciones se pusieron a trabajar conjuntamente para que se hiciera realidad y salvo algún cortocircuito, hubo relativa fluidez y coordinación para que todo estuviera en orden para que el telescopio desembarcara en la isla. La consigna era poner la alfombra roja a una inversión potente tanto en el terreno científico como económico.

Sin embargo, los promotores del TMT siempre han tenido claro que Hawái era la opción principal y han estirado la paciencia hasta llegar a este punto que ya parece de no retorno, ni siquiera para los dioses que un día estuvieron cerca de traer a este gigante de la investigación científica a La Palma.

Claro que no todo han sido frustraciones en esta etapa. El Roque de Los Muchachos ha abierto las puertas a la Red de Telescopios Cherenkov, cuya sede en el hemisferio norte se encuentra en La Palma. De hecho ya está operando el prototipo de esta clase de instrumento científico dedicado al estudio del Universo extremo. Y, aunque muchas veces lo olvidamos, en las cumbres de la Isla opera el mayor telescopio óptico del mundo: el Gran Telescopio Canarias.

 

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