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Opinión
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El baloncesto palmero, en alerta roja

Cuando todo parecía que no podían ir peor las cosas para el mundo de la canasta en La Palma, el inicio de la temporada 2019-2020 pone al baloncesto insular en alerta roja debido nuevamente a la Federación Insular que exige que las categorías de base sean federadas lo cual supone un varapalo para los Clubs ya que las categorías inferiores hasta cadete han siempre estado enmarcadas dentro del Plan de Promoción Deportiva Básica que ponen en funcionamiento el Cabildo Insular y los ayuntamientos palmeros.
Tras los llamativos escándalos en la coordinación de competiciones de la pasada campaña, que supusieron la ruptura federativa con el colectivo arbitral y varios clubs, se suponía que los esfuerzos se iban a dirigir en producir los necesarios cambios en este sentido para solucionar la grave problemática.

Sin embargo, la Federación Insular ha dado una vuelta de tuerca, que le ha servido como cortina de humo, con este novedoso asunto que, por su importancia vital, ha eclipsado la imperiosa necesidad de un cambio en la dirección deportiva sin olvidar la búsqueda de una solución al tema arbitral, algo que todavía no ha ocurrido.

De confirmarse este hecho supondrá un mazazo casi definitivo para los clubs más pequeños, que verán endurecida la normativa de la disciplina en cuanto a la formación de equipos. En la práctica, mientras el Cabildo y los ayuntamientos tienen la prioridad de que ningún niño o niña se quede sin practicar este deporte, las normas federativas te imponen un mínimo y máximo de licencias para conformar los equipos.

La propia presidenta de la Federación, en el marco de las reuniones para tratar esta problemática, afirmaba que “cuando se iba a entender que con cinco niños no puedes hacer un equipo” dejando clara su postura. Cinco o seis niños que con esta nueva propuesta podrían quedarse fuera de las canchas, sin importar mucho a la Federación.

Esto afecta gravemente a los municipios más pequeños que tendrán que ver como muchos niños y niñas pueden quedarse sin jugar al no alcanzar el nuevo número mínimo para conformar un equipo (8-10 niños-as, según la categoría). Incluso puede darse el caso de que jugadores se queden fuera de un equipo al sólo poder albergar un máximo de 15 fichas, lo que afectaría a los municipios de mayor tamaño.

Pero por si esto no fuera suficiente, la situación se agrava en el aspecto económico ya que, aunque la propuesta incluye que el Cabildo Insular y ayuntamientos sigan pagando material, arbitrajes y monitores, las licencias tendrían que ser abonadas -y por adelantando- por los Clubs. Este asuntó nada baladí supone una cuantía superior a los 55 euros por niño/a, según la categoría. Esto implicaría que la práctica de baloncesto para mejores de 16 años dejaría de ser gratuita como siempre había sido hasta ahora. Incluso sin rubor alguno se afirmaba en el marco de la reunión que “pagar 55 euros al año no es tanto”. A esta cuantía se le podrían sumarse costes de cuotas federativas insulares y regionales así como cuotas de inscripción de equipos. Especialmente a largo plazo, cuando la situación ya estuviera normalizada.

Aunque hay clubs que ya cobran cuota de inscripción anual, lo cierto es que para jugar en Promoción Deportiva esto no es obligatorio ya que el Plan lo deja claro en su artículo 1 en donde establece que la participación será “libre, voluntaria y no discriminatoria” mientras que en su capítulo 3 impone que “la Promoción Deportiva Básica será gratuita de manera general para todos los participantes debidamente inscritos”.

Con este modelo propuesto por la Federación Insular al Cabildo -que está reflexionado sobre el asunto- estos requisitos no se cumplirían y supondría al baloncesto estar en la rampa de salida de la Promoción Deportiva de cara al futuro, por mucho que se intente enmascarar este asunto.

Lo cierto es que la Federación Insular hace tiempo que parece que no defiende el interés real del baloncesto palmero. Sus cuentas son un desastre, con déficits importantes, deudas con clubs y árbitros, imputando deudas falsas a algunos clubs, enfrentamientos con colegiados, presidentes, entrenadores, etc. Esto sin olvidar que el pasado año fueron incapaces de cumplir su propia normativa y finalizaron la temporada sin acabar algunas competiciones o éstas lo hicieron de forma ilegal.

Además el ente Federativo recibe del Cabildo 60.000 euros anuales gracias a un convenio que no se reinvierte en los clubs, que no saben en qué se gasta ese dinero sin olvidar que para la temporada 2019-2020 el presupuesto federativo aumenta, especialmente en el gasto de personal. Y todo ante una realidad dura que pone en relieve no sólo la fractura con varios clubs sino que además el baloncesto palmero vive su peor época en cuanto a inscripción de deportistas y a formación de equipos. Sin liga junior, con ligas seniors al borde la desaparición, con ligas de minibasket en donde sólo participan cuatro clubs, etc.

Lo que parece no entender la Federación Insular es que la Promoción Deportiva no es de los Clubs sino de los Ayuntamientos y son éstos los que tienen la competencia en materia del baloncesto en las categorías inferiores. No los clubs, que gestionan la actividad cestista por acuerdos con los entes locales pero que realmente no tienen la competencia para decidir por sí mismos.

Aunque desde la Federación se insiste en que federar es lo mejor y que el baloncesto insular saldrá ganando, lo cierto es que el único beneficio de ser federado es que el campeón de la Isla pueda acudir a competir a los Campeonatos de Canarias. Se quiere vender que se mejorará técnicamente cuando lo cierto es que los entrenadores serán los mismos y el número de jugadores podría incluso descender. Ello sin olvidar que La Palma hasta ahora siempre ha tenido representante en dichos campeonatos, bastando para ello que el campeón insular estuviera federado.

Mientras niños, niñas, padres y madres viven ajenos a esta situación, la temporada ha arrancado ya con este intento de puñalada brutal al baloncesto insular. Queda un haz de luz para la esperanza, ya que es el Cabildo Insular quien decidirá sobre la solución de esta problemática. La postura del Servicio de Deportes hasta ahora ha sido la de escuchar a las partes e intentar llegar a un acuerdo. Lejos de imponer, que podría, el Plan de Promoción Deportiva existente hasta 2021 se ha mostrado interesado en solucionar la problemática. Pero por querer contentar a algunos podría perjudicar a otros.

Así que dependerá fundamentalmente del Cabildo Insular que el baloncesto siga siendo gratuito o no para los niños y niñas residentes en La Palma.

¿Se impondrá el criterio recaudador de la Federación Insular o por el contrario el interés general por el que debe luchar el Cabildo Insular?

La permanencia de la Federación Insular -y su no conversión en una Delegación de la Federación Canaria- podría estar muy vinculada a imponerse en este tema. ¿Se querrá salvar a la Federación Insular antes que salvaguardar el interés general de los niños y niñas?

¿Por qué no coexisten las dos competiciones lo que ya ha ocurrido en campañas anteriores? Ésta podría ser la mejor solución para todos salvo para la Federación a la cual sus superior regional parece que le exige que los mismos jugadores no pueden jugar esas dos competiciones. ¿Y si el Cabildo y otra entidad organizara de nuevo la competición de Promoción Deportiva tal y como ocurría hasta no hace tanto?

Seguramente lo ideal sería esto último. Que la Federación organizará sólo la Liga Federada, con sus normas, para quienes quieran participar en la misma y aspirar a acudir a los campeonatos regionales. Por su parte el Cabildo, u otra entidad contratada para tal fin, organizaría la competición de Promoción Deportiva, la que siempre ha existido y que tanto bien ha hecho al baloncesto insular durante tantas décadas.

¿Qué decidirá el nuevo Consejero del Cabildo? ¿Tendrán algo que decir los Ayuntamientos o se mantendrán al margen?

Sea como fuere, lo cierto es que los problemas del baloncesto palmero lejos de solucionarse van en crecimiento y la Federación no vela por el interés de los clubs y sus deportistas sino por el suyo propio.
Otro negro episodio para el deporte de la canasta palmero que pone en alerta roja al mismo. ¿Hasta cuando estas puñaladas que desangran a nuestro baloncesto?

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