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Tribuna

Canarias, es el momento de reinventarnos

Los chinos, en su complicado idioma tienen un carácter que se traduce como crisis y que se pronuncia wei-yi. Está dividido en dos significados, el carácter wei, que significa “peligro”, y el yi, que significa “ocasión crucial, punto crítico, oportunidad”.

El carácter wei, “peligro” ya lo estamos conociendo. El número de muertos y enfermos es simplemente insoportable para nuestra sociedad. Todo español de bien ya ha llorado ante lo que estamos viviendo. Leemos y escuchamos gruesos adjetivos para definir este nuevo tiempo que nos ha tocado vivir. “Nada semejante ha ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo la Canciller Angela Merkel. Lo más suave que he oído es que vivimos una nueva crisis global. Un gran peligro, sin duda.

Pero, a pesar del dolor que acumulamos, es imprescindible que comencemos a analizar el carácter yi, es decir, “la ocasión crucial, el punto crítico, la oportunidad” que nos va a dejar este nuevo contexto. Sobre este aspecto quiero reflexionar en relación al territorio del planeta que más me interesa, me duele y quiero, mis islas Canarias.

Sabemos que lo pasaremos mal en los próximos meses, sabemos que viene una crisis económica, y por ende social, especialmente grave. Esta crisis tendrá un fuerte impacto en nuestro PIB y en el empleo y producirá un alto grado de incertidumbre.

A pesar de todo, saldremos de ella, pero únicamente saldremos bien o muy bien si Canarias logra aprovechar esta terrible crisis para dar un gran salto al futuro, como han hecho otros territorios, con igual o menos recursos que los nuestros, en momentos de crisis. Canarias tiene que aprovechar este momento decisivo para reinventarse, corregir errores y salir fortalecida.

Tanto los individuos como los países que se encuentran en crisis deben hacer un balance honesto de sus competencias y de sus valores. Deben decidir, de entre todo lo que tienen, qué es lo que funciona bien, qué cosas siguen siendo positivas incluso en el nuevo contexto y, por tanto, merece la pena conservar. Y a la inversa, deben tener la valentía suficiente para reconocer qué es lo que deben cambiar para hacer frente a la nueva situación, qué no está funcionando y de qué se tienen que deshacer. Esto implica encontrar nuevas soluciones y modelos que sean compatibles con sus capacidades.

Los países implementan cambios selectivos en sus instituciones y en sus políticas mediante la construcción de un cercado para separar aquellas instituciones y políticas que requieren cambios de aquellas que deben conservarse inalterables. Este es el ejercicio que debemos hacer ahora en Canarias.

Así mismo, los países, como las personas en crisis, pueden adoptar y adaptar las soluciones que ya hayan ensayado otras naciones cuando se han enfrentado a problemas similares. Adaptar los modelos exitosos existentes es muy práctico e inteligente. Y no menos importante, las crisis tienden a ser complejas y suelen requerir que ensayemos diversas soluciones antes de dar con la que funciona. Exigen por lo tanto paciencia, flexibilidad y tolerancia ante las ambigüedades, los fracasos y las situaciones frustrantes.

El economista John Maynard Keynes dejó escrito que “la dificultad no estriba en las ideas nuevas, sino en escapar de las viejas”. Canarias debe dejar atrás la parte de su modelo económico y social que sabemos que no funciona y optar por las ideas y políticas de las que tenemos sobradas garantías que crean y distribuyen riqueza.

Pero los esfuerzos de corrección y reconstrucción deben conseguirse de manera preventiva, no reactiva y la maquinaria de respuesta ante este shock, que dejará un paisaje socioeconómico muy duro en Canarias, debe ponerse en marcha a pleno rendimiento inmediatamente. Hay que empezar a poner las bases de la nueva economía, de la nueva sociedad que queremos para los próximos 10-15 años.

Yo soy de los que suele repetir que ya está todo inventado y que a veces lo que hay que hacer es copiar lo que ya funciona. Para Canarias, yo propongo, por un lado, una apuesta segura, un modelo de cero riesgos que ya funciona en muchas partes del mundo, que es la apuesta por la educación. Y, por otro lado, perfeccionar y complementar nuestro modelo económico.

En 2012 le preguntaron a la presidenta de Finlandia, Tarja Halonen, ¿cómo hizo Finlandia para pasar en solo dos décadas de ser un país agrícola que solo exportaba madera a ser un exportador de alta tecnología? Respondió: el secreto es muy sencillo y se puede resumir en tres palabras: educación, educación y educación. ¿Y cuál es el secreto de su sistema educativo? La respuesta es tan simple como tener buenos maestros.

Hace apenas cinco décadas, Gran Bretaña se desprendió de Singapur. Este pequeño país que actualmente tiene 5 millones de habitantes era tan pobre y falto de recursos naturales que ninguna otra nación quiso hacerse cargo suyo. Hoy día, en gran parte gracias a la apuesta que hizo por mejorar el nivel de su sistema educativo, Singapur tiene el noveno ingreso per cápita más alto del mundo. Hace cuatro décadas, Singapur tenía un alto nivel de analfabetismo y gran parte de sus estudiantes no terminaba la secundaria. Hoy día, prácticamente todos los jóvenes entran en algún tipo de institución de educación superior o técnica.

Ser una región pequeña, fragmentada, con poca población y con pocos recursos naturales no es un impedimento para poder desarrollarnos y alcanzar altos niveles de educación y bienestar. Singapur tiene solo 697 km2 frente a los 2.034 de Tenerife y es extremadamente pobre en recursos naturales pero apostaron por la educación de sus jóvenes como el mejor instrumento contra la pobreza.

Canarias podría contar en una década con los maestros mejor preparados y motivados de España. La clave está en la calidad de los maestros. Esto tendría un impacto enorme en nuestros jóvenes y en nuestro desarrollo. En esa misma década tenemos que implantar la educación bilingüe en inglés. Se puede.

Junto a ello, necesitamos que nuestras universidades sean de excelencia y se abran mucho más al mundo. Singapur, en esos 697 km2, tiene más de 70 universidades extranjeras. Ha invitado a las mejores universidades del mundo a instalarse en el país, ya sea por sí mismas, o en sociedades con universidades locales.

No es descabellado soñar con tener una buena universidad alemana y otra británica compartiendo campus en Canarias cuando recibimos 3 millones de alemanes y 5 millones de británicos todos los años. De nuevo, su impacto sería enorme. Pienso en jóvenes alemanes y británicos estudiando en Canarias, dando clases de idiomas a nuestros jóvenes y estudiando español, en profesores intercambiando sus experiencias en Las Palmas y en Berlín y en nuestras universidades especializándose en los temas que más nos interesan como la astrofísica, el turismo, la gestión económica, las nuevas tecnologías, la agrotecnología, el comercio y los idiomas.

De las crisis salen antes y más fuertes los países que han invertido en educación, ciencia e innovación porque elevan las defensas del organismo de la sociedad.

Junto a ello, propongo reflexionar -sin ánimo de ser excluyente- sobre 4 sectores económicos que podrían convertirse en los pilares, a distintas intensidades, de nuestro modelo económico y social.

Turismo. El turismo va a ser el sector económico que va a cambiar más radicalmente tras esta crisis. El fin de la masificación hará que sea muchísimo más caro viajar en avión y visitar. La gente no volverá a viajar tanto como antes, nuestros principales mercados sufrirán también una fuerte crisis económica por lo que harán turismo interior y, con seguridad, nuestros competidores de países en vías de desarrollo se verán forzados a bajar los precios.

En 2018 el turismo supuso el 35% de PIB canario y generó el 40,4% del empleo con un importante efecto arrastre en el resto de actividades económicas de todas las islas. Nuestro monocultivo nos ha dado la puntilla pues su caída significará prácticamente la paralización de nuestra economía dado el alto nivel de dependencia que tenemos de él. Aquí tenemos que reflexionar mucho.

Sin duda, el turismo seguirá siendo fundamental, pero creo que al salir de la crisis, nuestro objetivo no puede ser tratar de alcanzar el nuevo récord de 16 millones de turistas. Esta cifra tiene un impacto medioambiental que no podemos soportar en un territorio tan frágil como el nuestro. Además, el gasto medio diario de los turistas que nos visitan es de solo 85,9 €, muy bajo para el coste medioambiental que pagamos y mal distribuido debido a la alta dependencia que tenemos de tour operadores e intermediarios extranjeros.

Tenemos que optar por la exclusividad, por el lujo, por los turistas que quieran gastar 160 € de media diaria, pero para eso tenemos que ofrecer mucha calidad y una mayor diversificación de la oferta. La ecuación es fácil, 10 millones de turistas con un gasto medio de 160 € suponen un 15% más de ingresos y una reducción del impacto medioambiental muy considerable.

Tenemos que apostar por el turismo sostenible y por la excelencia turística de manera clara. En estos momentos de cambio e inflexión podemos ser más agresivos y exigentes y rechazar los proyectos urbanísticos que no sean exquisitos con nuestro medio ambiente, reducir los costes de la intermediación y aprender de los modelos turísticos de éxito que han apostado por la excelencia.

Tras la crisis, alguno de los 1.850 establecimientos hoteleros canarios que se han visto forzados a cerrar podría ser la sede de alguna de las más importantes escuelas de turismo del planeta. Esto nos permitiría mejorar la formación, aumentar nuestra productividad, convertirnos en líderes en materia de formación turística de excelencia y ser el vivero de las miles y miles de empresas turísticas que existen en este mundo globalizado. De nuevo, la educación es la clave.

No podemos volver a echar toda la carne en el asador del turismo. Es el momento de diversificar y encontrar otras alternativas económicas que complementen al turismo.

Las nuevas tecnologías. Irlanda, hasta no hace mucho, uno de los países más pobres de Europa se ha convertido en uno de los más ricos del mundo en apenas 12 años. ¿Qué han hecho los irlandeses para pasar de ser un país agrícola empobrecido a una potencia en tecnología de punta en apenas 12 años en los albores del nuevo siglo?

A pesar de su minúscula población de 4 millones de personas, Irlanda exporta un tercio de todas las computadoras que se venden en Europa y es el mayor exportador de software del mundo. Es uno de los mayores centros tecnológicos y de la industria farmacéutica del planeta. Más de 1.100 empresas multinacionales se han instalado en este pequeño país en los últimos años.

La receta del progreso ha sido un acuerdo entre políticos, empresarios y trabajadores para apostar por la apertura económica, la ayuda europea, la eliminación de obstáculos a la creación de nuevas empresas, la desregulación de la industria de telecomunicaciones y una fuerte inversión en educación, especialmente en carreras universitarias de ciencia y tecnología.

En Canarias contamos con el IAC, líder mundial en astrofísica y pionero en investigación científica y tecnológica en nuestra tierra con sus dos potentes observatorios. El IAC ha de seguir siendo un instrumento clave para seguir abriéndonos al mundo a través de sus acuerdos con prestigiosas instituciones internacionales. La posible instalación en La Palma del megatelescopio TMT tendría un impacto socio económico sin precedentes e impulsaría de manera decisiva las nuevas tecnologías en nuestra tierra.

Además, Canarias podría ser líder mundial en el desarrollo de Islas Inteligentes. Las islas tienen características únicas que conllevan dificultades específicas con respecto a la producción de energía, el transporte, la gestión de los recursos naturales, la biodiversidad y los residuos, el acceso a los mercados y la diversificación económica. Estas características pueden convertirse en oportunidades y representan un potencial sin explotar para que las islas funcionen como laboratorios de innovación tecnológica, social y financiera que luego puede ser exportada y vendida.

En el continente europeo hay 128 islas con más de 10.000 habitantes y 133 islas con más de 200 km2. Aproximadamente el 3,5% de los ciudadanos europeos viven en islas. Las islas representan el 6,3% de la superficie del planeta, y cerca del 10% de la población mundial vive en ellas. Las soluciones que desarrollemos en Canarias pueden ser replicadas en otras islas.

Casi todas las islas Canarias han desarrollado, con mayor o menor intensidad, sus proyectos de Smart Islands. Su impulso podría ser un pilar que complemente la economía canaria pero requiere el fuerte compromiso de las autoridades insulares y regionales y la cooperación con el sector privado y la academia para la promoción de un desarrollo inteligente, sostenible e integrador.

Economía verde. “Las islas son como un cristal de aumento. Cuando miramos a través de ellas vemos las vulnerabilidades que nos esperan a todos”, advertía en 2014 el ex Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon. Las islas están en primera línea de batalla contra el cambio climático y todas sus amenazas como la subida del nivel del mar, la contaminación atmosférica, la degradación del suelo y los acuíferos, la edificación agresiva, la gestión de los residuos y los vertidos incontrolados.

De nuevo, esta gran amenaza constituye una oportunidad económica, especialmente en nuestro frágil y pequeño territorio. Nuestra gallina de los huevos de oro es el territorio, si lo destruimos, morimos. Canarias podría colocarse a la vanguardia de la lucha mundial contra el cambio climático y convertirse en una región líder en la innovación, investigación y uso respecto a las energías renovables, reduciendo así la dependencia de los combustibles fósiles y fomentando, con fuertes estímulos, las fuentes de energía renovables como la eólica y la solar.

El Hierro va camino de convertirse en la primera isla española -y del mundo- en ser 100% sostenible. Obviamente esto no es fruto de la casualidad, sino de un trabajo de más de una década por parte de las instituciones, empresas y de los herreños. El verano pasado, volvió a batir un récord en términos energéticos y durante 24 días seguidos su población al completo se abasteció únicamente de energías renovables. Ya no necesitamos irnos muy lejos para conseguir un modelo de éxito, lo tenemos en casa.

Asimismo, la educación debe ser protagonista en la mitigación de los efectos del cambio climático y también en la adaptación al mismo de nuestra economía en la búsqueda de nuevas oportunidades para la creación de empresas y empleo.

Economía de la tercera edad. En 2050 España será el territorio más envejecido del mundo, con un 40 % de la población por encima de los 65 años. Lo mismo ocurrirá, a diferentes niveles, en nuestros principales mercados turísticos.

Viviremos muchos más años y disfrutaremos de altos grados de bienestar gracias a los avances técnicos. Hoy en día, la vejez se ve como un gasto y no como un motor económico, lo cual es un error conceptual. El 40 % del consumo ya lo protagonizan los mayores de 60 años y en torno a ellos se puede generar una industria en salud, ocio, tecnología, educación, movilidad y mucho más.

Canarias podría desarrollar un sector económico en busca de las oportunidades de la economía del envejecimiento. Tenemos todas las condiciones para ello. Nuestro clima, el sistema sanitario, las conexiones aéreas, la seguridad, las infraestructuras, la amabilidad de nuestra gente y la paz social son las bases para generar actividades económicas vinculadas a los mayores.

jubilados, personas mayores, podrían retirarse en Canarias, asumiendo sus gastos con sus pensiones y seguros y convertirse en un motor de la economía. En este sentido, he identificado al menos 10 subsectores económicos vinculados a los mayores: residencias (construcción, rehabilitación y dotación); centros de día; turismo especializado y adaptado; cuidados médicos y atención; terapias y rehabilitación; deporte y salud; documentación de recuerdos; actividades culturales y artísticas; transporte y movilidad y alimentación, vestido y calzado. Estos y muchos otros servicios podrían ser producidos en Canarias, por empresas canarias.

Por otro lado, las personas mayores en buen estado de salud -que serán la mayoría- podrían aportar sus conocimientos y habilidades en diferentes sectores como la universidad, el emprendimiento, la asesoría y los idiomas. Un astrofísico alemán retirado en Canarias es un regalo para nuestras universidades. Un profesor de literatura inglesa estará encantado de enseñar su idioma y sacar un dinero extra. La mayoría querrán seguir siendo útiles por lo que buscarles una actividad compatible con su situación crearía riqueza en Canarias mientras disfrutan de nuestro clima y nuestro cálido acogimiento.

Y por último, para prestarles esos servicios tendremos que formar a nuestros jóvenes en medicina, gerontología, geriatría, neurología, enfermería, psicología, fisioterapia, nutrición, etc. También se necesitarán profesores de adultos, acompañantes, trabajadores sociales, especialistas en artesanía y manualidades y muchas otras disciplinas. De nuevo, la educación se convierte en una política transversal.

Winston Churchill, que ahora está tan de moda, solía repetir que nunca debe desperdiciarse una buena crisis.

El objetivo no puede ser volver al lugar en el que nos encontrábamos en enero del 2020, pues no era una buena posición. Es el momento del gran salto al futuro. Tenemos en Canarias conocimiento, talento y experiencia suficientes para darle la vuelta a esta difícil situación e incluso volverla positiva. Necesitamos líderes políticos y sociales, hombres y mujeres de gran talla intelectual, política y humana que se crean que podemos salir mejor parados si realizamos cambios sustanciales y que no les importe apostar por proyectos de transformación que comenzarán a dar sus frutos cuando ellos seguramente no estén.

Busquemos nichos, oportunidades y modelos de éxitos. Busquemos nuevos mercados y actividades económicas. He señalado algunos pero hay otros. Y corrijamos los errores de nuestro modelo económico sobre la base del gran elemento transformador de las sociedades: la educación. Moisés Morera Martín Abril, 2020 Nacido en La Palma, es Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto y Máster en Comercio y Política Internacional por la Universidad de Georgetown. Diplomático de Carrera desde 2007, ha estado destinado en Sudán, El Salvador, Venezuela y Marruecos.

Moisés Morera Martín

Abril, 2020

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Sobre el autor

Nacido en La Palma, es Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto y Máster en Comercio y Política Internacional por la Universidad de Georgetown. Diplomático de Carrera desde 2007, ha estado destinado en Sudán, El Salvador, Venezuela y Marruecos.

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