José Vicente González Bethencourt.
En los años de juventud que viví en Los Llanos de Aridane, La Palma, un curioso castillo presidiendo lo alto de la Montaña Tenisca siempre llamó mi atención. A él subíamos a jugar haciendo pequeñas rutas y excursiones. Con el tiempo, leyendo a la cronista oficial, mi amiga María Victoria Hernández, me enteré de que lo llamaban Castillo de la Virgen, viniendo a sustituir en 1950 a otros que desde el siglo XIX se hacían con maderas, papel y ramas en las fiestas de la Patrona de Los Llanos de Aridane, Nuestra Señora de los Remedios, de las que tantos buenos recuerdos conservo.
Por otro lado, existía en Los Llanos de Aridane un parque en la carretera de Puerto Naos, inaugurado primeramente el 2 de julio de 1958, y remodelado por Luis Morera y Natan Teuch en el año 2010. A él acudíamos algunos jóvenes para conversar y criticar, casi a escondidas, aspectos del pueblo que no nos gustaban, y creo que fue allí donde por primera vez oí hablar nada bien de Franco y de su régimen. Con los años supe que se le puso el nombre de un odontólogo, Antonio Gómez Felipe, y hoy está dividido en dos zonas, una, situada en la parte más occidental, recrea el hábitat de especies naturales endémicas y autóctonas de Canarias, y la otra, dotada de juegos infantiles, permite el disfrute de los niños en un entorno acogedor. Hay lugares del parque que recuerdan a Gaudí y al Parque Güell de Barcelona, combinando mosaicos de colores con piedra natural, vegetación autóctona y agua. Muy recomendable su visita, en él se respira paz y tranquilidad.
Pues miren por donde, el castillo de la Virgen de la Montaña Tenisca fue construido por iniciativa de ilustres vecinos de Los Llanos de Aridane, entre ellos Antonio Gómez Felipe, quien, junto con sus hermanos Cayetano y Remedios, cedieron los terrenos correspondientes, contando con la ayuda del ayuntamiento y una empresa constructora. Tanto se implicó Antonio Gómez Felipe en aquel proyecto que incluso propuso su diseño, y sobre su mesa de trabajo de odontólogo había un pequeño reloj de cuerda, heredado de sus antepasados, con forma de castillo medieval, siendo ese el diseño elegido, y, tras plasmarlo sobre un papel, el proyecto lo hizo el perito aparejador José Antonio Santos.
Antonio, Cayetano y Remedios, según cuenta el arqueólogo Felipe Jorge Pais Pais en El Apurón el 18 de febrero de 2017, eran hijos de Antonio Gómez Wangüemert, teniente de las Milicias Canarias, y de Juana Segunda Felipe de Armas. Los tres hermanos fomentaron la cultura en Los Llanos de Aridane, y tanto interés mostró Cayetano por las antigüedades, que en los años 1930 convirtió una de las habitaciones de la parte baja de su casa de la calle Real de Los Llanos de Aridane en un museo que llamó la curiosidad de vecinos y extranjeros.
Cuando Cayetano se casa en los años 1940, fija su residencia en dos casonas antiguas frente a la torre de la iglesia de La Concepción de La Laguna, donde falleció el 21 de enero de 1978, dejando una valiosa colección de antigüedades, hoy contabilizada en unos 30.000 objetos muy variados que abarcan desde el siglo XV al XX, de las más diversas procedencias, no solo de Canarias, también de países de Europa, Asia y América, como fiel reflejo de que por las islas pasaban las rutas comerciales entre dichos continentes.
A los 15 años del fallecimiento de Cayetano, su hija y única heredera, María Remedios Gómez García, decidió recuperar la colección que tanto mimó su padre, y exponerla en su casa de La Laguna, una vivienda tradicional canaria urbana construida en 1703 por el comerciante irlandés Bernardo Valois, convertida desde hace unos meses en Casa Museo, que visité el pasado jueves con un grupo de amigos y amigas de la mano de la gerente-conservadora, Milagros Álvarez Sosa, disfrutando de la mayor colección de antigüedades relacionadas con el arte, la vida cotidiana y las costumbres de Canarias desde el siglo XVI.
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