Tres meses después del incendio, la naturaleza se muestra generosa.
Tres meses después de que un voraz incendio (31 de julio-1 de agosto de 2009) quemara buena parte del municipio de Fuencaliente destruyendo buena parte de lo que encontró a su paso (casa, enseres, pinos, animales, coches, negocios y muchos sueños) la naturaleza nos sorprende con el prodigio de la vida que emerge con fuerza en buena parte de lo calcinado. Multitud de brotes verdes han empezado a salir a ras del suelo y también en las alturas de los chamuscados pinos como si alguien los hubiera puesto allí, pero el "milagro" no es obra de los humanos sino de la propia naturaleza que parece que se recupera con mucha más facilidad que el hombre de los efectos devastadores del fuego.
Basta echar una simple mirada a los pinos chamuscados por el fuego que se encuentran a los márgenes de la carretera general del sur, pasado el casco de los Canarios y en dirección a El Paso, para comprobar que se están llenando de esas ramitas verdes y en el suelo seco y negro la vida se abre también camino como si el desastre no hubiera ocurrido o como si hubieran pasado años del siniestro y son sólo tres meses que, según se mire, es mucho o es poco tiempo.
Para los afectados tres meses es una eternidad porque noventa días después de la pesadilla vivida todavía no han percibido las ayudas prometidas por las distintas administraciones y siguen teniendo en la retina la imagen del fuego devorándolo todo, también es mucho tiempo para que aún no haya concluido la investigación judicial abierta, que sigue bajo secreto de sumario, para intentar esclarecer las causas que provocaron el fatal incendio sobre el que el Cabildo en un informe sí que ha dicho que se no se pueden determinar las causas, pero noventa días también es poco tiempo para que el verde ya esté "invadiendo" el paisaje ennegrecido del municipio fuencalentero que poco a poco empieza a recuperar el esplendor perdido.
Tres meses después del incendio una sensación de aparente normalidad se ha instalado en el pueblo. La gente ya parece que no habla del fuego, aunque sus secuelas siguen patentes en casas, monte e infraestructuras. Pero seguro que la procesión "va por dentro" y ya se han empezado a escuchar las primeras críticas del colectivo que representa a las personas afectadas por la ridiculez de las ayudas del Gobierno de Canarias ante la dimensión de las pérdidas. Y es que una mirada al paisaje demuestra que la naturaleza es mucho más generosa que las administraciones.
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