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La población de grajas en La Palma permanece estable en los últimos 15 años

La actualización del censo de esta especie representativa de la fauna palmera estima la presencia en la isla de entre 2.700 y 2.800 aves

La Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de La Palma, que dirige María Rodríguez Acosta, ya cuenta con los resultados del estudio realizado en la Isla para la actualización del censo de las grajas por un equipo de investigadores liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, que pone de manifiesto que la población de grajas en la isla permanece estable en los últimos 15 años.

La graja o chova piquirroja (‘Pyrrhocorax pyrrhocorax’) es la especie de fauna emblemática de la isla de La Palma. Aunque en el pasado estuvo también distribuida en las islas de Tenerife, La Gomera y, probablemente, en El Hierro, en la actualidad solo está en La Palma constituyendo su población uno de los principales baluartes de la especie en todo el Paleártico occidental.

Aunque se trata de una especie nativa, la graja no es endémica de La Palma puesto que la especie posee una distribución más amplia, incluyendo el sur de Europa, islas Británicas y el norte de África, llegando al Himalaya, sur de China o Etiopía. La población de La Palma, según las últimas publicaciones científicas sobre la especie, estaría emparentada con las de la Península Ibérica. Si bien en el pasado se comentaba que su abundancia era tal que los bandos tapaban el sol, la verdad es que en las últimas décadas del siglo pasado sufrió una fuerte regresión debido a la persecución humana, la modificación del hábitat y, sobre todo, el mal uso y abuso de productos fitosanitarios en la agricultura.

Con el fin de evaluar su situación, ya desde principios de este siglo, concretamente en 2004-2005, se iniciaron una serie de censos de su población, que estimaron que la misma estaría compuesta por algo más de 2.600 individuos. Los censos se realizan contabilizando los individuos en bandos que forman tanto al alimentarse como cuando forman dormideros comunales. En un censo posterior, llevado a cabo en 2010, la población prácticamente se mantuvo igual, con 2.583 aves, tan solo una diferencia de una treintena de aves entre los dos censos.

Una vez pasado 10 años de este último recuento, la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de La Palma consideró necesario evaluar la situación actual de esta especie representativa de la fauna palmera, para lo cual se contó con el mismo equipo de investigadores que habían realizado los anteriores, liderados por el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC). Los principales objetivos del proyecto fueron: realizar un censo exhaustivo de la población de grajas, evaluar la tendencia poblacional, conocer su distribución y detectar los problemas de conservación proponiendo medidas de manejo y gestión.

La graja está distribuida por toda la isla con predominio de dormideros en los acantilados costeros del norte, una franja central, la mayor parte de ellos en los barrancos y laderas sur externas a la Caldera de Taburiente y un cuadrante sur en la zona de Montes de Luna y costa de la Villa de Mazo. El total de ejemplares observados durante el censo realizado en enero de 2021 fue de 2.689 individuos, lo que da una estimación de entre 2.700 y 2.800 aves. Esto supone que la población de La Palma es la que posee una mayor densidad en toda su área de distribución.

Además, con estos datos se puede establecer que hay cierta estabilidad en la población de grajas en la isla de La Palma en los últimos 15 años, fluctuando los tamaños de los distintos grupos en función de la disponibilidad de sitios adecuados para nidificar así como de recursos alimentarios. Aún así, los principales dormideros utilizados por un mayor número de estas aves en La Palma han permanecido, igualmente, más o menos estables a lo largo de todos estos años.

En esta ocasión, se detectó que las amenazas que pesan sobre la especie en La Palma no han variado sustancialmente con respecto a las ya mencionadas en otras ocasiones: modificación de los hábitats naturales por urbanización del medio, incendios forestales y abandono de cultivos de medianías, el uso de productos fitosanitarios, la persecución directa mediante la caza y el expolio de nidos, así como la colisión contra tendidos eléctricos y otras infraestructuras antrópicas.

Por último, con el fin de continuar con la evaluación de la tendencia poblacional se considera adecuado seguir con la misma metodología, que permitirá comparar los resultados, así como reducir el periodo de seguimiento a cinco años, con el fin de detectar posibles disminuciones de la población, evaluar sus causas y conservar esta especie emblemática de isla de La Palma.

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