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Casiana Muñóz-Tuñón: “Si no se regulan, en muy pocos años, las constelaciones de satélites podrían tener un grave impacto en la Astronomía que se realiza desde tierra”

Casiana Múñoz. Foto de Inés Bonet.

Entre los días 3 y 8 de octubre, Santa Cruz de La Palma acogerá el Congreso Dark & Quiet Skies for Science and Society (Cielos Oscuros y Tranquilos para la Ciencia y la Sociedad), que reunirá a un reducido grupo de especialistas de todo el mundo para plantear soluciones a los problemas a los que se enfrentan la Astronomía y los ciudadanos debido al incremento de las emisiones de luz artificial, el aumento de las interferencias de señales de radio producidas por el desarrollo tecnológico y el impacto de las recientes constelaciones de satélites. Casiana Muñóz Tuñón, es la subdirectora del IAC y miembro del Comité Directivo del Congreso Dark and Quiet Skies for Science and Society.

Pregunta: ¿Cuál es el objetivo de este Congreso?

Respuesta: En octubre de 2020, la Unión Astronómica Internacional (IAU, por sus siglas en inglés), junto con la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior (UNOOSA, por sus siglas en inglés) y el Gobierno de España organizaron una conferencia titulada «Cielos oscuros y silenciosos para la ciencia y la sociedad», que tenía previsto organizar el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) en Santa Cruz de La Palma (Canarias, España). Aunque, finalmente, la pandemia obligó a celebrar el evento en línea, superando los 950 participantes, procedentes de todo el mundo.

El objetivo específico de esta conferencia era generar un documento que evaluase el impacto del desarrollo tecnológico en la visibilidad del cielo estrellado, en la Astronomía y el bioambiente, y que también describiera todas las medidas que los gobiernos y las empresas privadas pueden adoptar para mitigar su impacto negativo. El documento se presentó a la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos de las Naciones Unidas (COPUOS, por sus siglas en inglés) para ser aprobado y poder así convertirse en una referencia para futuros análisis regulares de la situación.

El informe incluye medidas de mitigación y recomendaciones específicas para contener y reducir el impacto negativo de todos los desarrollos tecnológicos mencionados. Y, tras haber sido firmado por Chile, Etiopía, Jordania, Eslovaquia, España y la Unión Astronómica Internacional se presentó al Subcomité Científico y Técnico de la COPUOS en abril de 2021, reconociendo, a nivel de la ONU, la relevancia del derecho a disponer de un cielo oscuro y silencioso para la ciencia.

La reunión presencial, que se celebrará el próximo mes de octubre, tiene como objetivo debatir y acordar estrategias de puesta en práctica de las recomendaciones propuestas en el taller de 2020.

P: ¿Qué problemas plantean la luz artificial nocturna, los satélites de órbita baja y el aumento de emisiones de radio a la Astronomía?

R: Cada uno de ellos representa distintas amenazas a diferentes niveles. Las consecuencias de la contaminación lumínica, debido a una mala o excesiva iluminación artificial nocturna, afectan no solo a la Astronomía que se desarrolla en los observatorios profesionales, sino también al medio ambiente (insectos, pequeños mamíferos, aves) e incluso a los seres humanos. Esto lo sabemos gracias a que, desde que se instalasen las primeras farolas eléctricas a finales del siglo XIX, ha sido un tema ampliamente estudiado. Sin embargo, las constelaciones de satélites son algo muy reciente y, aunque todavía están comenzando a implementarse, si no se regulan, en muy pocos años podrían tener un grave impacto en la Astronomía que se realiza desde tierra. Además, las megaconstelaciones de satélites implementan sofisticados sistemas de comunicación que también contaminan las señales de la radioastronomía.

P: ¿Por qué surge ahora la necesidad de abordar estos temas?

R: La tecnología avanza a diario y, en particular, la capacidad de diseñar pequeños satélites con múltiples propósitos es cada vez mas fácil. Sin embargo, al contrario de lo sucede en casi todos los otros ámbitos de desarrollo, aún no existe una legislación equivalente a lo que conocemos, por ejemplo, con el “impacto ambiental”. Para los satélites de órbita baja aún no hay reglas y la tecnología se está adelantando.

P: ¿Por qué se ha elegido La Palma para esta reunión?

R: La Palma es un referente internacional por la conservación de sus cielos oscuros. La primera ley del cielo se promulgó en Canarias para preservar la oscuridad de la noche de la Isla. Su experiencia protegiendo el firmamento la convierten en el escenario idóneo para demostrar al mundo que la convivencia entre el desarrollo tecnológico y la conservación del medioambiente es posible.

En 2019, la IAU contactó con el Gobierno de España para organizar un congreso sobre este tema e, inmediatamente, se pusieron en contacto con el IAC. Ahora este congreso se celebra tras culminar un acuerdo entre el Gobierno de España y las Naciones Unidas, que son quienes han promovido la realización del encuentro.

Desde el IAC, junto con las Naciones Unidas, hemos hecho lo imposible para que el congreso se realice presencialmente en La Palma, con el objetivo de intentar relanzar la actividad que implica el contacto y el acuerdo humano. Aunque también se ha ofrecido la posibilidad de que quienes no puedan asistir de manera presencial, debido a las limitaciones de aforo, sigan las charlas y discusiones de forma on-line. Hasta el momento, más de 600 personas se han registrado para participar de este modo.

Pero, sobre todo, ha sido el apoyo de las autoridades locales, tanto del Cabildo de La Palma, como del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, lo que ha hecho posible la celebración de este congreso. Sin ellos no podríamos habernos embarcado en esta aventura.

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