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Opinión
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Las calles de Mazo y la accesibilidad

Actuación que se está llevando a cabo (izda.) y la actuación realizada décadas atrás (dcha.) Archivo.

En la campaña electoral de las últimas elecciones, algún partido político utilizaba el slogan de “primero las personas”. Y me pregunto ¿dónde ha quedado esa promesa electoral?

Las personas del colectivo con discapacidad al que pertenezco hemos sido históricamente discriminadas, marginadas y maltratadas. Y, según parece, algunos y algunas pretenden seguir haciéndolo. Lo hacen incumpliendo la legislación sobre accesibilidad, la que hace posible que podamos transitar por los espacios públicos como cualquier otro vecino sin movilidad reducida, se nos discrimina, se nos maltrata y se nos encierra en nuestras casas.

La Ley General de derechos de las Personas con Discapacidad establece, en su artículo 22, que las personas con discapacidad tienen derecho a vivir de forma independiente y a participar plenamente en todos los aspectos de la vida. Y para ello, los poderes públicos adoptarán las medidas pertinentes para asegurar la accesibilidad universal, en igualdad de condiciones con las demás personas.

Y quiero destacar que en este colectivo de personas se encuentran también la mayor parte de nuestras personas mayores, ya que como señala el informe de la Organización Mundial de la Salud, la discapacidad forma parte de la condición humana, pues casi todas las personas sufrirán algún tipo de discapacidad en algún momento de su vida, ya sea por cuestiones accidentales, enfermedades o por el propio envejecimiento.

Por ello, en relación a las obras que se vienen realizando en algunas calles de Mazo tengo que destacar que cualquier obra de esta naturaleza hay que realizarla respetando la legislación vigente en materia de accesibilidad y eliminación de barreras arquitectónicas, porque no hacerlo es un delito, incumpliendo normas con rango de Ley y/o su normativa de desarrollo.

En este sentido, destacar que el proyecto técnico de las obras que se venían realizando cumplían con dicha normativa puesto que acatan lo dispuesto en la Orden por la que se desarrolla el documento técnico de condiciones básicas de accesibilidad y no discriminación para el acceso y utilización de los espacios públicos urbanizados. Me parece lamentable que se esté haciendo un llamamiento al incumplimiento de la misma, exigiendo la modificación del proyecto.

En cambio, no existe normativa de tipo histórico patrimonial que impida mejorar estas calles para que todas y todos podamos transitar por ellas, puesto que el empedrado actual no tiene ningún tipo protección referente a su valor en este sentido.

Y reitero que, sí existe una legislación, que unos pretenden ignorar, que obliga a retirar todo pavimento de las calzadas que no cumplan con la accesibilidad universal. En este caso, además, hablamos de un pavimento peligroso para cualquier peatón, al tratarse de piedras con cantos redondeados, irregulares y que resbalan, sobre todo cuando llueve y/o se llenan de musgo las piedras dado el clima del municipio.

Por ello, invitaría a las personas que hablan de dejar las calles como están, a que visiten la ciudad de Mérida para que vean cómo puede convivir el respeto a la legislación de accesibilidad y la conservación del Patrimonio en una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad. Allí sí son calzadas con un altísimo valor patrimonial, puesto que hablamos de calzadas romanas, y les puedo decir que son transitables por todo el mundo, que se cumple la ley de accesibilidad y es parecido a lo que se propone en el proyecto de las calles de Mazo.

Otro ejemplo, más cercano aún, es la ciudad de La Laguna, declarada Patrimonio de la Humanidad. Allí las calles céntricas, estaban también empedradas con cantos y fueron todas levantadas y pavimentadas con adoquines que sí cumplen la legislación y que hacen posible que todos y todas podamos transitar por ellas.

Por tanto, hago un llamamiento a la cordura y que pensemos en las personas mayores que viven en estas calles y que tienen problemas de movilidad y en las personas con discapacidad física que se encuentran encarceladas en sus casas porque el actual pavimento de piedra les impide caminar.

Hace unos días, una vecina me decía que para ir al médico tenía que llamar a tres taxis, uno para que le traslade hasta el Centro de Salud, otro cuando sale del médico para ir a la farmacia y otro taxi para que le lleve de nuevo a su casa. Esto sí que es grave, todos los días suceden cosas así y algunos representantes públicos no sólo no se preocupan por ello, sino que van en sentido contrario, apoyando el incumplimiento de las Leyes y condenando a un amplísimo colectivo de personas a vivir “encarcelados”, impidiéndoles vivir en sociedad.

En resumen, me gustaría terminar haciendo un llamamiento a la conciencia, la responsabilidad y el cumplimiento de la Ley, por parte de los responsables políticos que toman estas decisiones sobre las calles de Mazo y que pueden resultar tan dañinas para las personas con problemas de movilidad.

*Nieves Rosa Pulido Rodríguez

Miembro de la Junta Directiva de ADFILPA

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