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Patrimonio

El Museo Arqueológico recibe los restos óseos prehispánicos hallados en los años 70

  • Estaban depositados en el Ayuntamiento de El Paso
  • Se trata de una de las tres mejores necrópolis benahoaritas de la Isla

El Museo Arqueológico Benahorita (MaB) del Cabildo de La Palma ya alberga en sus salas de exposición los restos óseos pertenecientes a habitantes prehispánicos de la Isla que fueron localizados en los años 70 y guardados en los sótanos del Ayuntamiento de El Paso.

En ese sentido, el consejero de Educación, Cultura y Patrimonio Histórico, Primitivo Jerónimo, señala que estos restos han sido sometidos a estudio y examen antes de pasar a formar parte de los fondos museísticos del MaB.

El origen de estos restos se encuentra en un yacimiento arqueológico descubierto, de forma casual, a comienzos de la década de los 70 del siglo XX, durante la realización de la apertura de una pista y la construcción de unos canteros de aguacates que atravesaban el poblado de cuevas en ambas márgenes del Salto de Casimiro, muy cerca de la confluencia entre los barrancos de Tenisca y Torres.

La "excavación" no fue realizada por profesionales, y se hizo de una forma apresurada y sin metodología científica, de tal forma que la recogida de restos arqueológicos fue muy selectiva, por lo que muchos de los vestigios, con toda probabilidad, aún permanecen in situ.

La gran mayoría de los restos prehispánicos fueron ubicados en el Ayuntamiento de El Paso, donde se preparó una vitrina de madera y cristal para acoger a los materiales más llamativos, seis cráneos prácticamente enteros, así como los escasos fragmentos de cerámica, algunas piezas líticas y una treintena de lapas.

Los restantes huesos humanos se introdujeron en una gran caja de madera que se depositó en los sótanos del Consistorio, donde han permanecido hasta enero de 2009. Desde el Cabildo de La Palma se iniciaron los trámites para que tales vestigios prehispánicos fuesen depositados en el Museo Arqueológico Benahoarita (MaB), ya que sus instalaciones son las adecuadas para conservarlos y protegerlos, y donde se encuentran desde septiembre.

Del estudio realizado a estos restos arqueológicos se pueden extraer que los fragmentos de cerámica, pertenecientes a vasijas de las Fases I, II y IIIa, hablan de una utilización de la necrópolis durante el poblamiento más antiguo de la Isla y durante un período de, como mínimo, 1000 años (200 a.C. y 800 d.C.), a tenor de las dataciones más fiables de la Isla, obtenidas a través del método del Carbono 14.

El número mínimo de individuos, calculado en función del número de clavículas presentes, indica que aparecen restos de quince personas adultas y tres niños, así como nueve fémures, todos ellos del mismo lado. Asimismo, en algunos de los huesos son claramente visibles algunas de las enfermedades que padecieron, como osteoporosis, una falange primera de una mano fracturada y soldada, rasgos genéticos hereditarios como un característico abultamiento que aparece en tres de los cráneos, o problemas dentales, entre otros.

En la mayoría de los enterramientos benahoaritas se ha documentado la práctica de sacrificios de ovicápridos, generalmente de individuos bastante jóvenes, con edades no superiores a un año. Sin embargo, en la necrópolis del Salto de Casimiro se han encontrado, por primera vez, numerosos restos de cochino que, salvo un molar de un animal adulto, pertenecían a lechones recién nacidos.

El resto del ajuar funerario está formado por lascas y diques de basalto gris y vítreo, algunos de los cuales, con toda probabilidad se utilizarían para el sacrificio de los animales. Los materiales malacológicos están constituidos por unas cuarenta conchas de lapas, de las que tres están perforadas al igual que la única concha de púrpura. Sin embargo, extraña la ausencia total de otro tipo de ajuar funerario que suele ser muy abundante en las cuevas funerarias de la Isla, como son los punzones, colgantes y cuentas de collar en hueso, piedra o concha marina, las cuerdas de pelo o materia vegetal trenzadas.

Primitivo Jerónimo reseña que, según los informes técnicos, "nos encontramos ante una de las tres mejores necrópolis benahoaritas de la Isla, equiparables a las del Barranco del Espigón, en Puntallana, y El Huerto de Los Morales, en Garafía, al menos en lo que al número de individuos enterrados se refiere". A ello se debe añadir que, según referencias orales de la gente que estuvo en la excavación, el yacimiento no fue excavado completamente, por lo que aún se podrían realizar nuevos trabajos.

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