De Guatemala a Guatepeor: insularismo, partidismo, contradicciones, menceyatos..
Hace años me contaron una genial metáfora para aclarar el eterno dilema de si existe, o no, la sabiduría popular, y si ésta es más o menos digna de ser escuchada que la opinión de los “técnicos”, los expertos y demás sabios con mucho título teórico y poca experiencia práctica. La historia es la siguiente: “La sabiduría es como el oro: hay que saberlo buscar. Y el pueblo llano es como las arenas de las riberas de un río aurífero. El que no sabe mirar, por muy culto que se crea, mira al suelo, y solo ve barro (ignorancia en el pueblo). Pero el experto minero, coge la batea, y remueve afanosamente con agua las arenas, buscando las pepitas (sabiduría) entre la gran masa de barro (ignorancia). Y así se puede llegar a extraer una fortuna en oro (conocimiento) donde parecía que no había nada valioso.”
Pues eso. Despreciar a los técnicos, a los teóricos de papel y oficina, evidentemente no. Saben del tema…aunque no tanto como ellos creen. Su palabra no es “palabra de Dios”. El clásico rollo de: “Cállese usted, que lo han dicho los técnicos” no es admisible. Tampoco hay que caer en lo contrario, en el populismo populachero de: “El pueblo tiene siempre la razón, toda la razón, y tal y tal”. Pero sí que hay que estar bien atento a lo que dicen, piensan y anticipan aquellas pepitas de oro de la sabiduría popular, que está basada en la experiencia práctica, en el día a día, aunque no entiendan mucho de papeles, leyes y tal.
Hace años, bastantes años que comenzó a plantearse que los Parques Nacionales canarios, nada menos que cuatro en nuestra pequeña comunidad autónoma, dejarían de ser competencia estatal, gestionada desde Madrid, e iban a pasar al Gobierno Autónomo, y luego a los Cabildos Insulares. Y recuerdo que entonces pensé: “Oh, qué bien. El control de estas valiosas joyas de nuestra Naturaleza va a estar más cerca del pueblo canario. Ya no dependeremos de Madrid y su centralismo ignorante que desconoce nuestra idiosincrasia, nuestra cultura, etc.” Pero algunas personas, trabajadores relacionados directa o indirectamente con el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, me expresaban sus profundas dudas y temores ante este cambio venidero. No veían nada claro que esto supusiera un avance positivo. Sobre todo, expresaban su desconfianza hacia las “autoridades” de aquí, por su incapacidad para guiarse por principios medioambientales, y sí de otro tipo, más “particular”, egoísta y partidista.
¿Qué ha pasado desde entonces, que ya se ha ido concretando este traspaso de competencias desde Madrid a los respectivos Cabildos Insulares? Pues que los temores se van cumpliendo, y aquellos trabajadores no tan “técnicos”, pero sí con sabiduría popular, adivinaron anticipadamente qué iba a suceder. Como se dice en lenguaje de calle: “lo clavaron”. Y yo y muchos, nos equivocamos.
Primer aspecto altamente perjudicial…Antes, desde Madrid, que está tan lejos, nombraban para presidir los respectivos Patronatos de cada Parque Nacional a alguien, normalmente de su cuerda política y confianza, sí, pero que al menos tenía conocimientos claros y demostrables sobre el tema. Por ejemplo, en el Patronato del Teide estuvo nada menos que el prestigioso catedrático Wilfredo Wilprett. En La Palma, en el Patronato de la Caldera, teníamos al señor Antonio Galván, otra persona también de amplios conocimientos medioambientales. ¿Quiénes coordinan ahora estos organismos tan importantes en el devenir de nuestras joyas de la Naturaleza canaria? Pues el presidente del Cabildo de turno. ¿Y qué conocimientos tienen estos “políticos” de la geología, fauna, flora, etc…, del respectivo Parque Nacional? Pues escasa o nula. Da igual el partido político. Da igual que se llamen Pestana, Zapata, Curbelo, Martín Domínguez u otros…lo suyo no es el Medio Ambiente, sino la política de partidos. Y eso se está notando mucho, negativamente. Cada vez más, a la hora de tomar decisiones, se observa la prevalencia de los criterios de tipo partidista electoral, y menos los científicos, medioambientales y de sostenibilidad. Y todo ello por una desgraciada ley de traspaso de competencias que los convirtió, per se, en jefes no solo de la isla, sino también del Parque Nacional. Y aunque esta norma, en uno de sus artículos primeros, dice que “el presidente del Cabildo puede delegar la presidencia del Patronato en cuestión en una persona capacitada para ello”, no se despegan del cargo ni con agua caliente. Ya se sabe que, en política, querer estar en muchos cargos a la vez, aunque no se tenga tiempo, capacidad o conocimientos para ello, es una enfermedad pandémica del sector.
La situación ha ido de mal en peor. Especialmente en el caso del Teide, se asemeja cada vez más a un Parque Temático, y menos a un lugar de respeto, preservación y defensa de los valores naturales del lugar…Una carga brutal e insostenible de más de un millón de visitantes al año, auténticas “romerías” masificadas y descontroladas de domingueros cuando cae un poco de la cada vez más escasa nieve, etc, etc, etc.
El segundo aspecto negativo a señalar es la creación de menceyatos insulares y con frecuencia contradictorios en que se están convirtiendo cada uno de los Parques Nacionales al quedar bajo el control absoluto de los Cabildos Insulares. Y digo contradictorios porque se llegan a tomar decisiones o poner normativas totalmente opuestas ante situaciones similares en uno y otro lugar. No voy a entrar a señalar aquí (eso es otro debate) quién acierta o no. El hecho es la contradicción, como si una isla y su parque nacional estuvieran en Marte, y la otra en Saturno. Ejemplos: En el interior de las Cañadas del Teide está permitida la caza mayor y menor (muflones y conejos) , usando armas de fuego, perros y hurones. En la Caldera de Taburiente, exactamente lo contrario…el control y posible erradicación de especies animales invasoras se hace exclusivamente por medio de personal contratado por ésta.
Otro caso…Y no se rían, que es rigurosamente cierto… ¡¡¡ En las Cañadas del Teide está permitida y regulada normativamente la práctica del esquí !! (?¿?)….Me pregunto cuándo propondrán instalar cañones de nieve, para que el turismo en Tenerife pueda ir por la mañana a esquiar al monte, y bañarse por la tarde en la costa… Sin embargo, el deporte canario del salto del pastor, Bien de Interés Cultural, no está permitido. Quién aparezca con una lanza por allí, será probablemente multado….En la Caldera, por el contrario, sí se puede usar esta técnica ancestral de nuestros aborígenes, e incluso algunos trabajadores del Parque la utilizan por su seguridad para desplazarse en el monte, cuando deben salir de los senderos, y tienen un stock de lanzas en sus instalaciones…
Otra normativa radicalmente diferente: la escalada. Los Roque de García en las Cañadas del Teide, popularizados por el dibujo del antiguo billete de mil pesetas, tienen incrustados múltiples agarres y sujeciones metálicas de vías de escalada, que está permitida y regulada. Algo similar en el Roque Idafe, de El Huso, El Salvaje u otros en La Caldera de Taburiente, no existe y sería impensable.
¿Se puede acabar con esta situación nada positiva para nuestros Parques Nacionales Canarios? ¿Es posible avanzar en líneas de mayor coordinación, cordura y sostenibilidad en la gestión de los Patronatos de estos lugares? Por supuesto que sí, pero algunas cosas deberían ser cambiadas.
Primero, haría falta que los respectivos presidentes de los Cabildos Insulares tuvieran, ya, la cordura de delegar su derecho a presidir los respectivos Patronatos en gente con conocimientos, prestigio y capacidad en temas medioambientales, con amplio consenso entre la sociedad canaria. Si así lo hicieran, explicada a la población los motivos beneficiosos de esta renuncia y entrega de poderes, serían seguramente felicitados por ello.
Segundo. Hay que cambiar la Ley sobre los parques nacionales de Canarias, para que esto sea la norma, y no la excepción. No puede ni debe ser el Presidente el Cabildo a su vez el Presidente del respectivo Patronato del Parque Nacional. Que esté regulado que éste será nombrado por el Parlamento de Canarias, o al menos por el Pleno del Cabildo, entre gente, repito, con conocimientos adecuados.
Tercero, la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias tendría que tomar cartas en el asunto, y vigilar que la legislación estatal y europea de protección medioambiental en los Parques Nacionales, se cumpla escrupulosamente, y sea uniforme, y no contradictoria. Que se acabe con estos menceyatos insularistas en la gestión de nuestros espacios más valiosos.
Para terminar, una anécdota rigurosamente cierta, y esclarecedora. Cuando se reunió por última vez el Patronato de la Caldera de Taburiente en diciembre pasado, después de unos ocho meses (cosas de la crisis volcánica) sin hacerlo , y con un Orden del Día muy denso: Memoria del año 2021, Planes para el año 2022, obras, etc., el presidente del organismo, y también del Cabildo, Sr. Zapata, llegó con gran prisa y éstas fueron sus primeras palabras: “- Buenos días a todos. Bueno, a ver si terminamos prontito”.
Lógico que quisiera despachar de prisa y corriendo, sin debate, sin preguntas, sin opiniones, tan importante reunión, como si una cuestión de trámite se tratara.….Muchos calderos al fuego. Pues la solución a ese problema está clara y lo digo aquí por escrito y en persona también:
– “Delegue, sr. Presidente, delegue en alguien capacitado para ello, que los hay en esta isla. Se lo digo sin acritud. Usted tendría más tiempo para centrarse en la reconstrucción de La Palma después de la crisis volcánica, el Patronato de la Caldera funcionaría mejor…y seguro que la sociedad palmera se lo aplaudiría….y además, serviría de ejemplo a seguir para el resto de Presidentes del resto de Cabildos con Parque Nacional en su isla”.
Fdo. Tomás Ramos.
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GALVA
Pues claro…
Es que los ” sabios” batasunis sois así de destructivos y estupidos….Mejor desde el Estado central..
Es como cuando se alegraban de que la Iglesia católica perdiera adeptos en Brasil en favor del evangelismo….Y ahora la progredumbre tiene a Bolsonaro….
Es que son unos cenizos. .
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Cordobesa
Enhorabuena por el artículo. Por reflejar con sencillez, profundidad y claridad y desde una perspectiva tan amplia, los diversos intereses y asuntos implícitos en la gestión de los Parques Nacionales. Interesantísimo.
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