Zona de pinar. Archivo.
Como su nombre señala, su fin es el indicado: Resguardar, vigilar, conservar, nuestro Medio Ambiente. A tal efecto propone normas, tienen el equipo adecuado para estudiar nuestras especiales y únicas características (cada lugar tiene el suyo), y promocionar a un personal adecuado en el conocimientos y el respeto al Medio. Consta de ingenieros, biólogos, y otros profesionales.
Cuida del sostenimiento y mejora denuestros caminos de siempre: Nuestros senderos; de las pistas forestales precisas, según su criterio. De los espacios naturales de cualquier tipo concretados en su día por el Cabildo, el Gobierno Regional o el Nacional, etc.
Su preocupación más latente, en primer plano, son los incendios. Desde antes, hasta hace no muchos años, ayudados por las personas más cercanas y por tanto conocedoras del lugar siniestrado, mediante un simple aviso, éstas con su guataca propia e indumentaria, la misma de su trabajo, hacían frente a la faena más ardua, dirigida, cuando se podía, por los pocos guardas de monte que, con su larga experiencia conocían mejor la topografía, veredas por donde poder moverse con más eficacia, y además, evitando el siempre latente peligro propio, así como encontrar los lugares desde donde aventajar contraatacado con contrafuegos, el mejor método y en muchos lugares casi única arma, pues el agua escaseaba o no existía, y las llamas con viento podían saltar 100 o más metros hacia más allá. Me viene a la memoria varios de ellos, destacando a mi buen amigo Blas Rocha Ríos, Guarda Mayor, años 1960 y 80, conocedor hasta de la última piedra de la Isla, persona agradable, servicial y responsable.
Hoy tenemos largas y anchas cortaduras de monte, "cortafuegos" les llaman (que no es lo mismo que contrafuegos); tuberías adaptadas desde depósitos de agua construidos en las partes altas de los respectivos lomos; personal, que centuplica al de antaño, con medios propios y motorizados que ayudan a trasladarse con cierta prontitud de un lugar a otro. Principalmente contamos con los helicópteros y aviones afines, lo cual, se estima, es lo más eficaz.
Por tanto, el mayor esfuerzo de tal organismo en los meses de tal peligro va en dicha dirección. Ha habido grandes incendios antes y después, pues el fuego es traicionero, atento a cualquier chispa imprevista, aliado a un viento predominante, e imprevisible en sus cambios de dirección o resurrección.
Hemos tenido el hado de que en estos dos últimos años se han evitado tales incendios: Mayor vigilancia, medios y algo de suerte. Nos preocupa que en la parte más delicada, donde interviene la humana, la experiencia ha disminuido debido a que cada año se contrata al personal necesario por el tiempo preciso 4 o 6 meses, por lo que la nueva tanda del año siguiente, salvo alguno que repita, tendrá que comenzar por el principio su habilidad.
Muchos nos preguntamos el por qué no se sostiene tal personal todo el año, pudiendo, durante el resto del tiempo libre de incendios, hacer lo mismo que otros contratados también temporales, otras variadas funciones sobre el campo. Quedaría todo en un solo cuerpo que ganaría experiencia, mayor control, centralidad y por lo tanto eficacia, reduciendo gastos.
Eso de contrato parcial ahora para aquello y lo otro, en un interminable entra y sale del empleo, en unas exámenes siempre criticados, no se ve a que mejor política obedece… Parece un asunto delicado.
El hablar del Medio Ambiente y su personal sería un inacabado y nunca concretado discurso cobre su efectividad, costo y control. Sé que muchas de sus sacrificios y "victorias" quedan calladas, aunque habría mucho que hablar sobre la eficiencia del quehacer de cada día, según criterios muy variados.
Solamente intentaré referirme a algo que llevo años siguiendo, más de 60, discutiéndolo, indagando, leyendo, para continuar a oscuras: Aclaremos antes que al frente de este organismo en cuanto a su burocracia, está uno o más ingenieros y otros titulado afines. Son los que más conocen del asunto, aunque, estimo, de forma unidireccional. Téngase en cuenta, además, que cada territorio, por su estructura, implica tratamientos diferentes.
Por otro lado, cada determinado tiempo entra un nuevo político, máximo responsable, y se va otro, según cada elección insular. En cierto modo, es el garante de que aquello funcione y se inspeccione según los criterios que el Cabildo haya acordado. No es preciso insistir en ello, pues cada cual entenderá las lógicas dificultades para entenderse debidamente ambas partes, a pesar de poner todos "o casi todos", la mejor voluntad, en varias ocasiones.
Cómo es lógico, el Jefe del departamento, un ingeniero, entre sus muchas preocupaciones puede que la mayor sea la de los incendios de nuestros montes. No sólo por el daño que éste haga, que sí que lo hace, sino también porque se juega que, a pesar de contar con mucha gente a la que se supone capacitados para hacer frente al mismo y sus medios, se fracase.
Por tanto, una de las cosas que más le inquieta, es la cantidad de pajonales resecos, monte bajo, monte verde, pinar, matorrales de cumbre, etc, que se extiende por toda esta Isla. En tal sentido, el paraíso para uno de estos señores sería ocuparse de Lanzarote, por ejemplo.
Por tanto, en busca de estrategias adecuadas, y aquí viene lo que no comprendo, se ha ido acordando, y no sé bien con que autorización legal, ir haciendo, como si dijéramos, una red secundarias de "cortafuegos", valiéndonos de los distintos lados de la multitud de pistas forestales, algunas hechas exprofeso como un medio más para ir contra tal enemigo, cortando los pinos más cercanos, luego dejando más espacios "libres" entre los de atrás, lo que significa más pinos cercenados, talando a ras del suelo todo sotobosque en lugares que pueden llegar a los 50 metros extendidos a cada lado., etc, sea en el pinar, bosques cerrados de monteverde, o arbusto de las cumbres…
(Continuará).
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