Creo poder decir, por propia observación, y por lo que cuentan muchos de los participantes en esos incendios, que nunca una pista forestal con esos o sin esos ensanches, haya conseguido por sí misma frenar y hacer que se apague el fuego.
Bien. Se ha hecho el ensanche. Ahora téngase en cuenta que ese suelo más descubierto queda revestido por los pequeños restos del corte (a veces hasta por lo propiamente cortado), por la pinocha de los pinos cercanos que se va extendiendo con el viento por tales lugares también; que los restos no cercenados, troncos, y algún que otro pequeño enramaje, queda ahí seco, preparado para la hoguera inmediata. No se ve el avance efectivo…
Que, de gran parte de los troncos cortados, vuelve a resurgir rápidamente un nuevo bosquecillo que a los dos o tres años sirve lo mismos que sus antecesores, de materia prima para el fuego.
Cuando estamos hablando de esto no es de un pequeño trecho determinado. Es, nada menos, de cientos de kilómetros… Y en los siguientes años una segunda, tercera…, etc., limpieza cortadora significaría casi los mismos costes que hace tres o cuatro años… Y no es barato ese especial trabajo.
Por otro lado, quisiera recordar aquello con que comencé esta serie:
Nuestra tierra, volcánica, es reciente. Desde que la lava de un volcán se enfría y reacciona ante los agentes atmosféricos y biológicos que los siglos traen, tarda cada cm3, unos 500 años para convertirse en tierra fértil que permita agricultura y bosques. Y de esa tierra es de la que vivimos.
La formación geológica es por naturaleza montañosa, ya que cada volcán tiende a subir en cúspide hacia arriba sobre los anteriores. Por tanto, cuando llueve el agua corre arrastrando hacia el mar lo que encuentra, que es, en primer lugar la tierra fértil que tanto ha costada crearse. También el viento poco a poco, grano a grano hace lo mismo.
¿Qué la conserva?, pues principalmente los bosques y vegetación cercana al suelo, tanto con sus raíces que "amarran" el piso, como capa de hojarascas y otros residuos propios, que no sólo la sujetan, sino que les sirven de abonos y, además, importante, frenan el agua de la lluvia, dando tiempo, ¡importante!, a que la tierra la absorba para llegar hasta nuestros acuíferos y fuentes. En definitiva, sin bosques, en este puñado de tierra aislado, no tendríamos ni agua ni tierra.
Lluvias no hace pocos años han arrastrado, sobre todo por Fuencaliente y Mazo, donde el suelo es muy endeble, dejando mayores grietas iniciadoras de barranqueras, arrastrando arenales, etc. Fue precisamente por donde últimamente más se había limpiado, cortando monte, e, incluso utilizando cemento, buscando ese "algo" inútil que ataje, primero la ruta del incendio y, luego, las consecuentes correntías de agua ya citadas.
Precisamente, es esto del cemento y las altas, largas y costosas paredes de piedras de lujo casi pulidas, con sistema especiales de argamasa y hierro en su parte interior, donde más se extendió la erosión citada. Más: Estimo que con muy buena fe, pero con criterios muy personales se ha utilizado esa "magnífica" idea ¿de quién? ¿por qué causas?, que en los últimos años se ha querido imponer a toda carretera principal o pista forestal destacada, sin que muchas se hayan terminado (grandes anchuras, altas paredes) y otras quedasen abandonadas buscando algo más acorde con nuestra modesta economía, pues el dinero de Europa no es un maná que dura toda la vida, y el nuestro tiene muchos calderos al fuego.
Creo, o doy por seguro que en el presupuesto anual del Cabildo, el dedicado al Medio Ambiente es el mayor; y que dentro de éste, salvo el personal, son esas obras, para mí no sólo innecesarias sino en muchos casos contraproducentes, otro gran mordisco que saldrá de nuestros bolsillos.
Hay momentos que es bueno recordar, como han habido eficaces entendimientos, buena voluntad y diálogo, como, por ejemplo, funcionó en la última legislatura (la actual no ha terminado) tanto en el Medio Ambiente como en el conjunto del Cabildo. Mucha gente (cosa que hacía tiempo no se oía) así lo reconocía.
Yo particularmente me siento orgulloso de que siempre he sido bien atendido y de haber tenido buenos amigos en los componentes del Medio Ambiente.
Es posible hubiese otras épocas similares, pero con los años se olvidan. Y sí que hacen falta…
Al terminar, se me viene a la cabeza que mucha gente se alegraría y tendría un mejorado concepto del Cabildo, si, por ejemplo, "al final del curso" de cada año, el Sr. Consejero de tal organismo hiciese público y con un detalle entendible, cómo y en qué se ha gastado ese ignorado presupuesto. Tal vez, gran parte se podría dedicar como ayuda para revitalizar los "pajonales resecos" hoy improductivos y muy peligrosos para inicio de un incendio.
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