Imagen de la distribución del gas en red cósmica simulada por Claudio Dalla Vecchia, investigador del IAC. En el centro del halo rojo destaca una galaxia en formación. Los cálculos han sido hechos usando el ordenador MareNostrum dentro del proyecto EAGLE
Usando el Gran Telescopio Canarias (GTC), un grupo internacional liderado por astrónomos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha detectado galaxias alimentándose directamente de gas de la red cósmica. Es un fenómeno a la vez esperado y sorprendente; predicho teóricamente, pero nunca observado.
Las galaxias crecen formando estrellas a partir de gas, pero la cantidad de gas que poseen es muy limitada. Necesitan un aporte continuo de materia para mantenerse activas durante toda la vida del Universo. Pero ¿de dónde viene este gas?, ¿cómo se alimenta una galaxia? "En teoría lo sabemos", afirma Jorge Sánchez Almeida, el investigador del IAC que ha liderado el trabajo. "Viene de la red cósmica. Sin embargo, una cosa es la teoría y otra muy distinta observarlo. Finalmente hemos encontrado una prueba directa".
El gas producido en el Big Bang se distribuye en el espacio formando algo parecido a una red de filamentos (la red cósmica; ver la Figura). En los nudos de la red, donde se juntan varios filamentos, se forman las galaxias. El gas primigenio, aún en la red desde el origen del Universo, cae poco a poco sobre las galaxias y proporciona el material fresco que las mantiene vivas.
"En algunas galaxias -explica la investigadora del IAC Casiana Muñoz Tuñón- observamos regiones en las que el gas que forma estrellas es primigenio. Está formado casi exclusivamente por hidrógeno y helio, y este tipo de gas puro es muy raro en una galaxia". Las estrellas producen elementos químicos como oxígeno o carbono, que rápidamente contaminan el gas de una galaxia cuando las estrellas explotan como supernovas. "El gas no contaminado que detectamos tiene necesariamente que venir de la red cósmica. No hemos encontrado otra explicación razonable", añade la astrofísica.
La dificultad del trabajo estriba en analizar la composición química de galaxias extremadamente débiles, para lo que es necesario un telescopio de 10 metros como el que se ha utilizado en esta ocasión, el Gran Telescopio Canarias, del Observatorio del Roque de los Muchachos, en La Palma.
El trabajo ha sido publicado en la revista especializada Astrophysical Journal Letters y ha sido destacado por la American Astronomical Society en su página web. También se ha hecho una reseña al mismo en la revista de divulgación New Scientist.
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