Elsa López.
Varias docenas de escritores de las islas y de fuera se reunieron durante tres días en Juncalillo, esa cumbre vaciada de Gran Canaria, entre ellos Elsa López, Cecilia Domínguez, Manuel Díaz Martínez, Isa Guerra, Sabas Martín, Félix Hormiga, Marcial Morera y Gonzalo Ortega, catedráticos de la universidad de La Laguna y miembros de la Academia Canaria de la Lengua, Antonio Arroyo y Estaban Rodríguez por parte de la organización, así como un colectivo de jóvenes poetas, autores de teatro, músicos y narradores. Era un buen encuentro, porque no se trataba de sesiones a través de las tecnologías sino que eran debates presenciales. Manuel Díaz García, cariñosamente conocido como El panadero porque esa ha sido su profesión, es el inventor de estos debates cumbreros que intentan revitalizar esta comarca. Nacido en Juncalillo en 1974 es promotor cultural, prologuista, poeta, presentador de actos culturales y sobre todo animador social, un activista capaz de pelear una y otra vez porque no muera esa cumbre de belleza especial. Por eso se ha quedado a vivir en estos riscos despoblados de la isla, con su mujer Noelia, por eso es capaz de seguir peleando con las instituciones para arañar unos euros que le permitan seguir planteando proyectos, a la vez que se mantiene firme cuando se trata de cultivar su vocación literaria. Los coloquios fueron intensos, la programación era muy apretada, el frío nocturno era de 11 grados, con niebla y llovizna. Al final todo culminó con el masivo homenaje a Elsa López y una sesión musical en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán.
Las cincuenta personas asistentes debatieron el estado actual del dialecto canario, hubo un homenaje a Dolores Campos-Herrero, se analizó la situación del teatro, se celebró una sesión sobre las asociaciones, el viento no dificultó el recital en el mirador de Unamuno, en Artenara y, sobre todo, la estrella fue una visita al centro de interpretación de Risco Caído en el centro de Artenara, el reconocimiento de la Unesco sobre los espacios cumbreros de la isla ha sido un regalo para quienes sienten la conciencia de identidad. Una mesa sobre las revistas literarias, otra sobre la literatura hispanoamericana y la visita del Museo etnográfico de Juan Cubas en Barranco Hondo fueron actos significativos, que dieron paso al recital de poetas jóvenes, el taller del pan de papas elaborado por el propio Miguel Díaz y la mesa de la canción de autor. Luego fue interpretada la obra de teatro Desconfianza, escrita por Pedro Lezcano cuando tenía 25 años. El masivo homenaje a Elsa López centró los actos del domingo 26 y previamente fue la conferencia de Juan Francisco Santana sobre la escritora Hilda Zudán, aunque todavía no se han desvelado las circunstancias personales de esta mujer, cuya memoria desaparece tras la guerra civil. También la iglesia del pueblo dio pie al concierto del acordeonista Miguel Afonso, con solistas invitados, a cargo de Folk Canarias, acto bastante nutrido porque atrajo a vecinos de la zona.
Juncalillo y Barranco Hondo no pasan desapercibidos, y las casas-cueva son una oportunidad para los urbanitas estresados, pues en ellas encontrarán silencio, frutales, el picor del frío. El modesto restaurante servía las comidas, y unos desayunos contundentes, también ejerció como lugar de alojamiento para buena parte de los inscritos. Hubo ayudas institucionales, seguro que el presupuesto estuvo muy ajustado.
La cumbre ofrece una belleza reseca, con sus barrancos profundos, sus presas, sus neblinas, sus celajes y sus caseríos. Se ha instalado una embotelladora de agua mineral que aprovecha el vapor de agua que viene con las nubes, es una técnica similar a la adoptada en los desiertos de Chile. A lo largo de la carretera vemos parcelas que han sido adquiridas por el Cabildo con el fin de repoblarlas con pino canario. En cuestión de reverdecer, siempre quedará mucho por delante. Y ojalá la lluvia nos visite.
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