Foto de Arturo Rodríguez. Archivo.
La última erupción volcánica en La Palma (septiembre-diciembre de 2021) no supuso un “riesgo radiológico significativo” para la población de la isla, según concluye un equipo de investigadores de la Universidad de La Laguna (ULL).
María Candelaria Martín, María López, Xiomara Duarte y Pedro Salazar han publicado en la revista de divulgación científica Hipótesis XXI los resultados de su estudio sobre la radiación natural asociada al material expulsado por el volcán.
Explican que algunos de los riesgos para la salud de las personas causados por las erupciones volcánicas están relacionados con la afectación a la calidad del aire por la presencia de cenizas, gases, principalmente dióxido de azufre (SO2), dióxido y monóxido de carbono (CO2 y CO), y aerosoles en elevadas concentraciones.
Las cenizas, subrayan los investigadores, son muy abrasivas y su inhalación puede afectar al sistema respiratorio y ocasionar irritación ocular.
A esto se suma la posible emisión de radiación ionizante que puede llegar al aire, suelos y aguas, y afectar tanto a la población como a la vegetación y la fauna mediante la incorporación de radionúclidos o radionucleidos, elementos inestables que a medida que se descomponen liberan radiación y que están presentes en los materiales volcánicos.
El equipo de investigación de la ULL hace hincapié en que las personas están expuestas a diario a radiaciones naturales procedentes de diversas fuentes y que existen más de 60 elementos radiactivos naturales presentes, en distintas concentraciones, en suelos, agua, aire y alimentos.
Entre estos elementos destaca el radón, un gas que emana de rocas y suelos que contienen uranio y/o radio.
Otra fuente de radiación natural son los rayos cósmicos, especialmente en lugares situados a gran altura.
Las radiaciones ionizantes, explican los investigadores en su artículo, son las formadas por partículas u ondas electromagnéticas (rayos gamma o rayos x) con energía suficiente para producir la ionización de un átomo y romper los enlaces químicos que mantienen las moléculas unidas en las células.
Durante la erupción de 2021, el equipo de investigadores de la ULL tomó muestras de lavas y de piroclastos para ver si había diferencias significativas con respecto a medidas previas en el suelo de La Palma y para valorar un eventual riesgo radiológico al que pudiera esta expuesta la población.
Los resultados mostraron que tanto la concentración de radionúclidos emisores gamma como la actividad alfa y beta total eran similares aunque “ligeramente superiores” en el material emitido por el volcán.
La conclusión de los investigadores es que los vecinos de La Palma estuvieron expuestos durante la erupción a una tasa de dosis efectiva anual de en torno a un 14 o 15% superior a la determinada por el comité científico de las Naciones Unidas para el Estudio de los efectos de las radiaciones atómicas a nivel mundial.
Por tanto, la radiación asociada a la erupción no supuso “un riesgo radiológico significativo”.
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AZERO
Por fin tienen a bien informarnos (más bien tarde), que, al menos, no hemos sido expuestos a riesgo radiológico “significativo”.
Es una buena noticia, pues si llega a ser al contrario no nos lo hubiesen contado.
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