Huesos de pardela extinguida en Canarias.
Las piezas óseas y cáscaras de huevo de ciertas especies de aves dentro de contextos arqueológicos en Canarias aportan información sobre el periodo aborigen, desde su utilización como alimento, ritual o adorno hasta las características ambientales, climáticas y paisajísticas del territorio. En este caso, la Dirección General de Patrimonio Cultural impulsa el primer examen e inventario de las aves del pasado, procedentes de diferentes intervenciones arqueológicas en el archipiélago.
El proyecto ha abordado la identificación de elementos esqueléticos y otras evidencias de aves custodiadas en el Museo Arqueológico de La Gomera, Cabildo de El Hierro, Museo Arqueológico de Fuerteventura, Museo Arqueológico Benahoarita (La Palma), Cabildo de Lanzarote, Museo Canario (Gran Canaria) y Museo de la Naturaleza y Arqueología (Tenerife).
Según Nona Perera, directora general de Patrimonio Cultural, “este inventario es necesario para saber el protagonismo de este recurso, de referencia para especialistas en arqueología y paleontología” ya que con “el examen exhaustivo de todo el registro arqueológico se han podido aclarar ciertas cuestiones que la comunidad científica no había podido resolver hasta ahora”, subraya, “como conocer la evolución natural de las aves en Canarias”.
Los elementos aviares “informan de las condiciones que han configurado las sociedades humanas en el pasado”, asegura Antonio Sánchez, especialista en paleornitología del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont y autor de esta investigación. Por lo tanto, su estudio “enriquece y amplía el conocimiento que poseemos sobre el bagaje cultural de las sociedades precedentes”, explica.
Resultados imprevistos
A través de este análisis, “se han podido aclarar algunas cuestiones que se habían planteado en la literatura especializada desde hace tiempo”, adelanta el especialista. De hecho, se han encontrado evidencias de la presencia de especies que no forman parte de la ornitofauna actual y que no se habían registrado previamente.
El ave extinguida más famosa del archipiélago es posiblemente la pardela (Puffinus holeae). Su extinción ha sido objeto de varias hipótesis, “como el cambio de condiciones climáticas que pudieron afectar a la temperatura del mar, y en consecuencia, a los peces de los que se alimentaba, o también debido a la caza intensiva por parte de la población”, expone Sánchez.
Ahora bien, en el yacimiento de Cueva de Villaverde (Fuerteventura) se observa que junto con la presencia de esta pardela, comienzan a aparecer algunos restos de la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), la única pardela de talla grande que vive actualmente en Canarias. Los restos de ésta última se van haciendo más abundantes con el paso del tiempo, por lo que el especialista considera que “lo que se produjo fue una competencia entre especies, que probablemente se apoyó en algún cambio ambiental o climático”.
También en Fuerteventura, en el yacimiento de Butihondo se encuentran en un mismo nivel restos de Puffinus holeae, Puffinus olsoni (otra especie extinguida) y de gallina (Gallus gallus), lo que indica que las dos pardelas fósiles desaparecen después de la llegada de la comunidad europea al archipiélago.
Además, se han documentado especies desconocidas en el registro fósil de Canarias, como restos de cárabo común (Strix aluco) en La Palma, de cotacabras pardo (Caprimulgus ruficollis) y gaviota reidora (Larus ridibundus) en Fuerteventura, y huesos de hubara (Chlamydotis undulata) en Gran Canaria.
Con el análisis de elementos de la fauna que nunca antes habían sido estudiados en profundidad, la Dirección General de Patrimonio Cultural impulsa una nueva línea de investigación que incrementa el conocimiento sobre la ecología entre la sociedad aborigen y el medio natural.
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