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Opinión
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Por Horacio Concepción García

La Noche de los Reyes Magos (Garafía)

  • El actual texto del Auto de Garafía tiene su origen a finales del siglo XVIII

"La Adoración de los Magos 1304-1306" (Giotto di Bondone ca. 1267-1337)

La Villa de Garafía se prepara un año más para celebrar su tradicional Auto de los Reyes Magos, uno de las más antiguos y significativos de Canarias. Cuan feliz hace a los niños la llegada de los Reyes Magos, cuanta ilusión e inusitado regocijo causa la aparición de Melchor, Gaspar y Baltasar, con sus luengas y espesas barbas que siembran de magia esta noche tan especial para la infancia.

El Auto de los Reyes Magos de Garafía, está comprendido dentro de los denominados Autos Populares, representaciones dramáticas de carácter popular que desarrollan temas religiosos del ciclo de la Navidad, en este caso incluidas en el conjunto dedicado a la Epifanía[1]. El texto está conformado por 483 versos polimétricos, de origen anónimo, que son una figuración teatralizada de la víspera de la Noche de Reyes, donde participan 18 personas. Se categoriza como una pieza teatral perteneciente al patrimonio etnográfico intangible, dentro del acervo canario de transmisión oral. La representación recorre las solariegas y arcaicas calles de Santo Domingo, guiada por una estrella a semejanza del largo viaje realizado por los Reyes Magos desde Oriente hasta el portal de Belén, situado en el interior de la parroquia de Nuestra Señora de la Luz, donde finaliza con la entrega de regalos a los niños y canto de villancicos[2].

Los indicios históricos sitúan el texto original del Auto de los Reyes Magos, una pieza dramática toledana, en la segunda mitad del siglo XII, siendo la obra teatral en castellano más antigua de la que se tiene noticia[3]; del legajo original solo se conservan 147 versos de las 5 primeras escenas, en la Biblioteca Nacional de España. La escena de la Adoración de los Magos, ofreció a la imaginación popular del Medievo más interés que ninguna otra en la infancia de Cristo; figuras misteriosas calificadas como magos, poco desveladas en los evangelios despertaron la curiosidad, y las leyendas relataban lo que san Mateo había eludido: sus nombres, número, los incidentes de su viaje, etc. El papa san León el Magnífico, les atribuyó en el siglo V la condición de monarcas del Oriente coetáneos a Jesús, estableciendo su número en tres. Dos siglos más tardes se les describe por primera vez: «El primero de los Magos fue Melchor, un anciano de larga cabellera cana y luenga barba […] fue él quien ofreció el oro, símbolo de la realeza divina. El segundo, llamado Gaspar, joven, imberbe de tez blanca y rosada, honró a Jesús ofreciéndole incienso, símbolo de la divinidad. El tercero, llamado Baltasar, de tez morena, testimonió ofreciéndole mirra, que significaba que el hijo del hombre debía morir[4]».

A partir del siglo XII, comienzan a coronar progresivamente los tímpanos y ábsides de los templos cristianos las escenas de la Epifanía[5], teniendo el Auto de los Reyes Magos como primer escenario el interior de los santuarios, donde se interpretaba en Navidad durante el desarrollo de la homilía. Con devenir de los siglos, esta representación litúrgica se irá enriqueciendo, despertando gran interés entre el pueblo, hasta ser trasladado su escenario a las calles y plazas de los pueblos[6]. En Garafía se celebro exclusivamente el interior de la parroquia de Nuestra Señora de la Luz hasta los primeros años del siglo XX[7]. El actual texto del Auto de Garafía tiene su origen a finales del siglo XVIII[8], y es obra de un autor local anónimo, que tomó como punto de inspiración el escrito del clérigo malagueño Gaspar Fernández y Ávila: La Infancia de Jesu-Cristo, fechado en torno al año 1785[9]. A través del tiempo, el Auto de Garafía ha desarrollado de forma particular su representación, que lo convierten hoy en día un tesoro vivo de la tradición dramática.

Más allá de todo el encanto sentimental y pintoresco, que la creencia ha conferido a los tres misteriosos personajes, la fiesta de Reyes era un evento de gran importancia para Santo Domingo. Bajo las estrellas de las majestuosass noches garafianas, lugares como la calle Anselmo Pérez de Brito (la más antigua del pueblo donde la mayoría de sus construcciones datan de los siglos XVIII y XIX, junto con el adoquinado de los siglos XVII y XVIII[10]), formaban una sublime miscelánea, donde jornadas antes del Auto de los Reyes Magos comenzaban los preparativos: se engalanaban las calles, se preparaba el recinto para la orquesta, los bares hacían acopio de mercancía extra, etc.[11]. Siglos de tradición y niños nerviosos que veían salir la luna entre los molinos de viento; el girar gozoso de las aspas y armazones carcomidos por las dentelladas del tiempo descubrían entre la tea la cabalgata de los Reyes. Parajes de peregrina belleza observados con los ojos de la cara y los del alma, porque si en alguna noche las apariencias no engañan es está, trayendo ilusión, alegría, paz y amor a todos.


[1] Hoyos Hoyos, Carmen. «Edición y estudio lingüístico-literario del Auto de Los Reyes Magos de Paredes de Nava». [Palencia]: Institución Tello Téllez de Meneses nº 61, 1990, p. 547.

[2] Agradecer en este sentido la información prestada por Francisco Javier García Rodríguez (Rey Gaspar).

[3] Millares Carlo, Agustín (1929). Tratado de paleografía española, 3 vols. [Madrid]: Espasa-Calpe, 1983, pp.185-186.

[4] Rossi Delgado, Fernando D. Los Reyes Magos, su pervivencia en la heráldica. 2014.

[5] Ocón Alonso, Dulce, Rodríguez-Escudero Sánchez, Paloma. «Los Magos de Oriente, santos patrones y peregrinos a través de una portada de Santa María de Uncastillo (Zaragoza)». En: VI Congreso español de historia del arte. Los caminos y el arte. Actas. III. Santiago de Compostela, 1989, p. 95.

[6] Franchini, Enzo. Los debates literarios en la Edad Media. [Madrid]: Laberinto, 2001.

Gómez Moreno, ángel. El teatro medieval castellano en su marco románico. [Madrid]: Taurus, 1991.

[7] Orribo Rodríguez, Tomás,  Rodríguez Martín, Néstor. Del lugar de Tagalguen. [Santa Cruz de Tenerife]: Ayuntamiento de la Villa de Garafía, 1997, p. 128.

[8] Huet, Charlotte. «Panorama del teatro popular navideño en España». En: Culturas Populares. Revista electrónica 3. (septiembre-diciembre 2006), p. 18.

Trapero, Maximiano. «Los Autos Religiosos en España». En: El Auto Religioso en España. [Comunidad de Madrid]: Consejería de Cultura, 1991, pp. 13-76.

[9] Navarro Artiles, Francisco. «El teatro de Navidad en Canarias». En: Enciclopedia Canaria. [Santa Cruz de Tenerife]: Aula de la Cultura del Cabildo de Tenerife, 1966, pp. 9-12.

[10] Concepción García, Horacio. Notas sobre el patrimonio histórico de Garafía (La Palma). [Trabajo en preparación].

[11] Orribo Rodríguez, Tomás,  Rodríguez Martín, Néstor. Del lugar de Tagalguenop. cit., p. 127.

Horacio Concepción García                                   [Sociedad de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Canarias]

 

 

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