Luis León Barreto. Foto de Jesús Ruiz Mesa.
Cuánta añoranza de aquella fotografía de 1993, cuando Isaac Rabin, Clinton y Arafat se dieron la mano para poner una primera piedra hacia la coexistencia entre Israel y el pueblo palestino. Los mayores dramas humanos en estos momentos consisten en que somos incapaces de convivir en justicia y paz. África, un continente superpoblado donde los jóvenes no tienen futuro, expulsa y seguirá expulsando miles de emigrantes sobre nuestras costas, y nadie va a poder remediarlo. La población actual es 1.458 millones de habitantes, cada año nacen más de 40 millones de nuevos seres, cada día vienen al mundo casi 70.000 bebés. Son índices insostenibles.
Y los firmantes de Oslo son incapaces de cumplir los acuerdos internacionales para que el odio se vaya de sus territorios. De este modo llegan ataques sorpresa que tienen mucho de gestos suicidas, y lo peor es que la inacción y el silencio de las grandes potencias permitirán que este desastre humanitario se alargue hasta el infinito. ¿Dónde queda el espíritu de aquellos acuerdos que preveían el establecimiento de dos Estados? Cuánto añoramos a Arafat, a Clinton y a todos aquellos que trataron de imponer la sensatez.
Aquí tampoco andamos muy sobrados de salud mental, porque hay listos que sueltan serpientes de California, camaleones del Yemen y otros bichejos exóticos que compran tan alegremente para que luego invadan el territorio y amenacen las especies locales. Y es que con estos calores se incrementa la agresividad, estallan nuevas guerras y otras adversidades. Cada día llegan menores en la nueva ola inmigratoria, y nuevamente constatamos que quedamos lejos de los centros de poder, porque las altas instituciones suelen hacer oídos sordos ante las necesidades que aquí se plantean.
Si el Danubio baja con mucha menos agua por el Puente de las Cadenas de Budapest y los jardines de Viena han de ser regados con frecuencia porque tampoco allí llueve en octubre, es que algo gordo se está armando. Dicen los expertos que el destrozo climático está afectando gravemente a las personas, las economías y el medioambiente del continente, porque Europa es el lugar que está experimentando el calentamiento más rápido, y en particular el área mediterránea, de la cual en cierto modo somos una prolongación.
Y luego la imprevisión, la insensatez, la baja calidad de nuestras construcciones escolares hacen que los colegios se cierren por cualquier contingencia. En tiempo de lluvias el gobierno regional lanza un aviso naranja para que los niños se queden en las casas, y ahora tienen que quedarse en casa porque las aulas están mal construidas y se asan de calor. Sabemos que 30 estaciones automáticas de las 70 que tiene instaladas en el archipiélago la Agencia Estatal de Meteorología, Aemet, han registrado máximos históricos en los primeros días de octubre, y todo indica que la tendencia va a repetirse. Los récords de temperaturas que las islas están registrando cuando estamos en otoño probablemente no van a detenerse, sino al contrario. Pues según los técnicos, el año 2022 estuvo marcado por el calor excesivo, la sequía y la frecuencia de los incendios forestales. La temperatura de la superficie del mar alcanzó nuevos máximos en muchas zonas y se registraron olas de calor marina. El deshielo de los glaciares y la pérdida de nieve en las cumbres de los Alpes manifestaron señales inquietantes.
Los vientos alisios no pueden contrarrestar tantas situaciones desfavorables, de la misma manera que las altas instituciones internacionales se ven sobrepasadas por la nueva crisis en Oriente. Naturalmente que Israel tiene derecho a defenderse de un ataque tan brutal como el que ha padecido en estos días, pero también habría que recordar que se siguen colonizando territorios ocupados en Cisjordania, y los palestinos siguen continúan siendo víctimas de tanta discriminación. ¿Para cuándo se van a derribar los muros, para cuándo Gaza va a dejar de ser el infierno?
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pevalqui
De tu acertado comentario, tan solo faltaría hacer mención a Simon Peres, el viejo político laborista, quien junto con Isaac Rabin- al que acertadamente mencionas-, y que fue asesinado por el reconocimiento de la OLP del viejo Arafat, en aquellos pactos aludidos, los de Oslo, como los que se dieron lugar durante la administración Clinton en la Casa Blanca, en los que tanto Peres como Arafat, estrecharon sus manos. Parecía preconizar el comienzo de un largo proceso de paz en una zona geo estratégicamente fundamental como puente entre Oriente y Occidente. El intento de tapar una herida acaecida en el año 1947, cuando la ONU decidió dividir el territorio, bajo la influencia del más fuerte de los fuertes, algo que el pueblo palestino nunca aceptó, y que tras la formación del Estado de Israel, en Mayo de 1948, sus dirigentes, sobre todo, aquellos más afines al Likud, no han hecho más que dinamitar la convivencia en esa zona, con el establecimiento de los pógromos y asentamientos judíos en zona palestina, incumpliendo con harta reiteración las resoluciones de la ONU. Basta con mirar el mapa, para darnos cuenta de lo que era y los que es, actualmente. Un pueblo ocupado, sometido bajo el silencio cómplice de aquellos que deben aportar soluciones, más allá de la estrategia norteamericana del establecimiento de parte de Israel de una relación diplomática y comercial, con los países árabes más moderados del entorno, con el trasfondo siempre presente de una maniqueísmo en la praxis, que no ha hecho más que elevar la espiral de odio mutuo, con acciones deplorables como las que recientemente hemos vivido de parte de Hammas, en las que vesania, ha hecho nuevamente saltar por los aires un falso equilibrio fundamentado en la sinrazón y el menosprecio de quienes ostentan el poder y las armas en la inequidad de la respuesta.
De pura casualidad, no nos pilló el estallido social: nos encontrábamos el día previo, paseando por el barrio antiguo de Jerusalén. La más que probable internacionalización del conflicto, atisban tiempos difíciles; el cambio climático cuyas evidencias estamos sufriendo, esas que algunos pretenden negar y que en beneficio de sus propios intereses, ajenos al resto de la humanidad, se niegan a controlar los países que más contaminan, hacen el resto. La zona imperial vienesa vertebrada por la Ring Strasse y el Puente de las Cadenas en Budapest, también llamado el de María Teresa?, son emplazamientos muy sugerentes para ser visitados.
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