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El desafío de preservar el paisaje posvolcánico en Cumbre Vieja

El entorno del cono del volcán Tajogaite, en el Parque Natural Cumbre Vieja, continúa dentro del área de exclusión de la emergencia volcánica pudiendo acceder únicamente grupos acompañados de guías turísticos, científicos y personal autorizado bajo la premisa de “no dejar huella” en el paisaje posvolcánico.

Hace dos años, a mediados de octubre de 2021, el volcán cumplía un mes de actividad efusiva, expulsando cenizas y material incandescente que cambiaría el paisaje de la isla para siempre, tanto en la superficie cubierta directamente por las coladas, como por los restos de arena negra que todavía aparece en los puntos más remotos de La Palma.

El objetivo a día de hoy es conservar el paisaje creado a partir de esos tres meses de lluvia de lapilli en los alrededores del cono del volcán, donde una pisada rompe la estética de desierto virgen color azabache, casi alienígena, salpicado de pinos, higueras y algún moral que lucha por su supervivencia en un ambiente al que la biodiversidad vuelve poco a poco.

Para preservar el entorno creado por la acción de la naturaleza, las autoridades insulares de medio ambiente se han propuesto minimizar al máximo las alteraciones humanas, con un equipo de mimetizadores que barren, y borran, las huellas que se salen del sendero marcado a lo largo de los dos kilómetros desde el Llano del Jable hasta el mirador habilitado.

Más allá de ese punto, solo vulcanólogos, agentes de Medio Ambiente y personal autorizado pueden avanzar en dirección al cono del volcán, un laboratorio al aire libre en el que se recogen datos y muestras de todos los parámetros y campos científicos interesados, como geología, geoquímica, biología o ciencias de la salud, entre otros.

Pese a la prohibición de acceso libre y los numerosos puntos de vigilancia, no es extraño que aparezca de un día para otro un nuevo rastro de huellas que evidencian el paso de algún curioso, o despistado, que no respeta las múltiples señalizaciones que restringen el paso.

“Las huellas atraen más huellas”, comenta uno de los agentes encargados de la vigilancia del entorno, apostillado en su caseta con vistas directas al volcán, que reconoce que semanalmente hay personas que “se cuelan en mitad del día”, dejando un rastro que otros individuos siguen por curiosidad.

Estas personas se enfrentan a sanciones tanto por acceder al área de exclusión de la emergencia volcánica como también su paso por una zona catalogada como “de uso restringido” dentro del Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Natural Cumbre Vieja, previo a la erupción del volcán.

El inspector de Medio Ambiente del Cabildo insular de La Palma, Andrés Rodríguez, ha señalado que la labor que realizan “es como ponerle puertas al monte, un trabajo inmenso y constante”, aunque recuerda que “hay unos límites que están señalizados tanto por el peligro que supone para quien se lo salta como por conservación del paisaje”.

Rodríguez ha explicado que desde que en enero de 2022 se marcharon la mayoría de cuerpos de seguridad de refuerzo “nos quedamos los de siempre, los que estamos aquí en la isla” que han asumido las tareas de información, mimetización y vigilancia, contratados primero a través de Gesplan y ahora con personal propio de Medio Ambiente del Cabildo.

Este inspector ha reiterado que “la parte más cercana al cono está dentro de un espacio natural protegido previo al propio volcán, cuyo Plan Rector contempla la restauración del área, que estaba muy deteriorada no solo por huellas de personas, sino por marcas de neumáticos de quads, coches y motos”.

Además de todos los daños causados por la erupción del volcán, el aporte de ceniza en las cotas superiores al cono regeneró este espacio, “y la intención es mantener ese espacio lo más virgen posible”, ha afirmado.

Andrés Rodríguez reconoce que “la gente tiene el deseo de ir a ver el cráter lo más cerca posible, y ahora mismo, a parte de la conservación del entorno, quien se cuela se enfrenta a un peligro real por caídas, o por gases que pueden ser mortales”.

Por ello, insiste en que “el tema de la novelería de ir a verlo, o sacarte un selfie, es un problema importante que estamos teniendo, pero cuando interceptamos a alguien y redactamos el acta de denuncia, estas personas se exponen a multas que son contundentes dependiendo de la infracción”.

Dos años después de la erupción del volcán la isla de La Palma se mueve entre la conservación del legado geológico y paisajístico generado por la emergencia, y la recolonización de un territorio en el que antes de ceniza, basalto, y área de exclusión, los palmeros recorrían a diario sin conocimiento de que un día estaría prohibido.

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