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Inmigración Canarias

Juan Manuel Pardellas: "Siento una gran decepción, en 17 años hemos hecho poco por cambiar"

Juan Manuel Pardellas (d), acompañado de El Hadji Sano, hermano de una de las víctimas de las que habla el libro "En este gran mar". EFE/JC Hidalgo.

El periodista Juan Manuel Pardellas siente una “gran decepción” cuando observa cómo miles de jóvenes africanos se siguen jugando la vida en un cayuco a España 17 años después de que él documentara una de las tragedias más impactantes de la historia de la Ruta Canaria, el hallazgo en el Caribe de once cuerpos momificados en un yate a la deriva.

Corresponsal de El País en Canarias durante una década, que incluyó la llamada “crisis de los cayucos”, Pardellas (Santa Cruz de Tenerife, 1966) presenta estas semanas en Madrid y en las islas “En este gran mar” (Gaveta Ediciones), el libro con el que cumple la promesa que hizo en 2006 a las familias de los 48 chicos africanos, senegaleses en su mayoría, que zarparon desde Cabo Verde hacia Canarias el día de Navidad de 2005 en un barco que creían seguro.

El yate que les vendió un ciudadano español en Isla de Sal resultó ser “poco más que chatarra”, toda una ratonera que los dejó a la deriva en el Atlántico y en el que perecieron de sed todos, uno tras otro. Cuando un pescador lo encontró en Barbados cuatro meses más tarde, el 26 de abril de 2006, solo quedaban a bordo once cuerpos.

“Hoy no estamos mejor”, se lamenta en conversación con EFE Pardellas, tras varias semanas de llegada sin pausa cayucos a El Hierro y Tenerife con más 8.000 jóvenes a bordo, sin contar los que se hayan quedado por el camino, sobre los que casi nunca hay datos.

El antiguo corresponsal piensa sobre todo en Senegal, el país al que le condujo su investigación, y el nuevo éxodo hacia Europa de miles de jóvenes desde Saint-Louis, Kayar, Dakar o Kafountine, tan parecido al que se vivió en los años 2006 y 2007.

“No hemos hecho nada por que cambien las cosas, ni nosotros ni ellos. Siento una gran decepción, la verdad”, confiesa.

Terminada su etapa al frente de “El Diario de Avisos” y de la Dirección General de Comunicación del Gobierno de Canarias, Pardellas se debía a sí mismo completar la historia de aquellos 48 jóvenes en un documento extenso, que diera fe de cómo y por qué murieron.

Se lo debía a sí mismo y, sobre todo, se lo debía a El Hadji Sano, hermano de uno de los chico que murieron a bordo de ese yate, el que le confirmó, tras leer en “El País” uno de sus primeros artículos sobre la tragedia, que su intuición de que aquellos cuerpos momificados de Barbados eran jóvenes que se dirigían hacia Canarias.

También fue quien lo puso sobre la pista definitiva para desentrañar la historia, en Barbados, Cabo Verde y Senegal.

A Sano y a las familias que fue conociendo en su investigación les prometió un libro con “la verdad”. Ha tardado casi dos décadas en completarlo, pero el resultado es “En este gran mar”, una crónica descarnada de una tragedia de la que no tiene ninguna duda que se pudo evitar, porque le consta que el vendedor del yate sabía estaba tan mal, que era muy improbable que llegara de Cabo Verde a Canarias.

Aquellos 53 jóvenes habían gastado su dinero y el de sus familias en un barco que creían mucho más seguro para llegar al sueño europeo que una patera, pero que les condujo a un travesía a la que nadie sobrevive: 4.000 kilómetros de océano a la deriva sin más provisiones y agua que la que habían embarcado para poco más de una semana.

Cinco de ellos se bajaron del barco el 24 de diciembre, tras una primera intentona fallida de hacerse a la mar en la que se rompió uno de los elementos del barco. A la postre, subraya Pardellas, fueron los únicos supervivientes de toda aquella pesadilla.

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