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El tránsito de Mercurio se podrá ver en directo desde el Roque

  • Este fenómeno es poco frecuente, se da unas trece veces por siglo,

Representación artística del tránsito de Mercurio. Crédito: Daniel López/IAC.

El próximo lunes 9 de mayo tendrá lugar un tránsito de Mercurio. Durante un periodo de siete horas y media (entre las 12:12h y las 19:42h en Canarias, aproximadamente una hora más tarde en la Península), el disco oscuro de Mercurio a contraluz recorrerá el cegador disco del Sol. Este fenómeno es poco frecuente, se da unas trece veces por siglo y las próximas ocasiones serán en 2019 y 2032. Aunque visible desde toda España en su totalidad, resulta imposible su observación sin la utilización de un telescopio debido al pequeño tamaño del planeta. En este sentido, el Canal YouTube del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) retransmitirá en vivo las observaciones que estén realizando los profesionales desde las torres solares localizadas en los Observatorios del Teide y del Roque de Los Muchachos.

Los planetas se mueven alrededor del Sol como las manecillas de un reloj, pero si bien éstas coinciden aproximadamente cada 65 minutos y 5 segundos, los planetas lo hacen a escalas temporales astronómicas. Observando Mercurio desde la Tierra, éste tarda unos 116 días en dar una vuelta al Sol, más o menos tres vueltas al año. ¿Por qué debemos esperar entre 3,5 y 13 años para ver un tránsito suyo? Por lo mismo por lo que no tenemos un eclipse de Sol y de Luna cada mes: porque sus órbitas están inclinadas respecto a la nuestra (7 grados en el caso de Mercurio) y tan sólo se alinearán adecuadamente cuando ambos planos orbitales coincidan. De lo contrario, pasarán por encima o por debajo del brillante disco solar, no produciéndose el tránsito.

Mercurio es pequeño. Tiene un diámetro de 4.879,4 km, poco más de una tercera parte del de la Tierra. La tercera luna de Júpiter, Ganímedes, es mayor que él. Es el planeta con la órbita más cercana al Sol y con una excentricidad notable. Su distancia al astro rey varía entre 46 y 70 millones de kilómetros; así como su velocidad: entre 59 y 39 km/s; y su temperatura: entre -180 y 400 grados centígrados. Muchos datos sobre Mercurio son muy llamativos. Un día en Mercurio (el tiempo transcurrido entre dos puestas de Sol) es de dos años marcianos (dos órbitas completas alrededor del Sol).

Mercurio es conocido desde hace miles de años, pudiendo ser observado a simple vista como una estrella a la salida o puesta de Sol. Los planetas y estrellas se diferencian fácilmente en el cielo puesto que las estrellas permanecen siempre en las mismas posiciones relativas unas respecto a las otras, mientras que los planetas se mueven respecto de éstas. En algunas civilizaciones, como la griega, a Mercurio se le daba dos nombres: Hermes y Apolo, según fuera visto al amanecer o al atardecer. Su tamaño angular, de unos 13 segundos de arco como máximo, es unas cinco veces más pequeño de lo que es capaz de distinguir nuestro ojo a simple vista. Por ello no se pudo apreciar un tránsito de Mercurio hasta la invención del telescopio. Pierre Gassendi fue el primero en observar un tránsito de Mercurio. Fue el 7 de noviembre de 1631, tránsito calculado años antes por Johannes Kepler.

Durante un tránsito podemos destacar tres periodos clave. El primero, el ingreso, que va desde cuando el disco del planeta toca exteriormente el disco luminoso del Sol (el primer contacto) hasta que termina de entrar en el disco solar. El segundo,  justo en medio, donde  la distancia entre el planeta y el Sol es mínima. Y el tercero, la "salida", es el periodo comprendido entre el contacto interior del borde del planeta con el borde del disco del Sol hasta su desaparición del mismo (último contacto). Los momentos precisos de cada uno de estos eventos dependen de la posición del observador sobre la Tierra, pudiendo variar en un par de minutos como máximo. Respecto a la posición geocéntrica, estos son: 11:12-11:15, 14:57, 18:39-18:42 (todos en Tiempo Universal; se debe sumar una hora para Canarias y dos para el resto de España).

No hace tanto que conocemos la distancia entre los cuerpos del Sistema Solar. A finales del siglo XVIII se pudo determinar con cierta precisión el valor de una Unidad Astronómica (distancia de la Tierra al Sol) gracias al tránsito de Venus. Hoy en día, un tránsito de Mercurio es útil para calibrar la instrumentación, medir la composición química de su exosfera… y no mucho más. Sin embargo, los tránsitos están más de moda que nunca. Más de la mitad de los exoplanetas (planetas que giran en torno a otras estrellas) han sido descubiertos gracias a este método, en el que el planeta oculta una pequeña fracción de luz de su estrella, produciendo una curva de luz característica. Pronto descubriremos planetas gemelos de la Tierra gracias a sus tránsitos.

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