Un palista encontró restos de represaliados en los años 70 en Puntallana y los ocultó por miedo

La Asociación para la Memoria Histórica de La Palma ha concluido sin éxito las nuevas excavaciones que estaba realizando en Puntallana, gracias a una subvención del Gobierno central, en busca de más restos de represaliados de la Guerra Civil, el periodo más negro de nuestra historia reciente en el que cientos de personas fueron fusiladas por su ideología.

La presidenta de esta asociación, Aralda Rodríguez, se ha mostrado desilusionada porque "no hemos encontrado nada y luego nos han dado un dato que explica el motivo de este resultado y es que en los años 1970-75 se hizo una pista para el monte y el palero encontró restos pero él se calló por el miedo que tenía entonces, los ocultó todos juntos, no dijo nada y ahora no aparecen". Se trata de la zona del Barranco Hondo, el lugar donde se ha estado buscando pero sin resultado porque "eso ya fue quitado. De eso nos enteramos la semana pasada, nos pusimos en contacto con el palero que está vivo y nos dijo que era verdad pero que el siguió adelante y se hizo que no vio nada". En esta zona de Puntallana podía haber enterradas cinco personas, aunque podría haber muchas más.

"Estamos muy desilusionados y desencantados con todo esto porque no ha habido suerte. El dinero se nos ha ido en cavar y cavar sin resultados, pero no tenemos la culpa de eso". Aún así, Aralda, hija de un fusilado en la contienda nacional, dijo que "nosotros tenemos pensado seguir buscando porque falta mucha gente por encontrar".

Seis cuerpos sin enterrar

Hasta ahora se han encontrado siete cadáveres de personas asesinadas durante la Guerra Civil en La Palma, pero se estima que la cifra puede superar la cincuentena y la asociación quiere encontrarlos a todos, aunque la tarea no es fácil. De momento, de los siete que se han localizado en fosas comunes en el Pino del Consuelo de Fuencaliente, sólo se han identificado mediante pruebas de ADN, pagadas por el Cabildo, a dos y de esos dos sólo uno ha recibido sepultura, mientras que del otro la familia aún no se ha hecho cargo.  Los demás restos siguen depositados en la Corporación insular a la espera de recibir sepultura tres años después de haber sido desenterrados, un hecho que, según fuentes consultadas por este periódico, se debe a que existe un vacío sobre la pertenencia de estos huesos y de a quién corresponde enterrarlos. En opinión de estas fuentes esos cadáveres no se pueden dejar en el Cabildo de por vida y se deben depositar cuanto antes en un cementerio para que por fin descansen en paz.

En este sentido, Aralda Rodríguez, reconoció estar preocupada "por nos haberlos enterrado antes pero estábamos esperando a ver si aparecían más familiares para lograr su identificación y como no ha sido así ya hemos hablado con la abogada y vamos a ver si hacemos los trámites para enterrarlos en una fosa común o en fosas distintas. Queremos hablar con el juez, que es el que tiene que autorizar los traslados de los cuerpos de un sitio a otro, y con el Cabildo, para que nos digan lo que tenemos que hacer y luego ya hablaremos con los ayuntamientos para poder enterrarlos. A lo mejor se ponen en Fuencaliente que es donde se encontraron, pero eso nos lo tiene que decir el juez". Además de en Puntallana, también la asociación ha seguido buscando cuerpos de la Contienda Nacional  en Fuencaliente, pero los resultados han sido también negativos.