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Itahiza González (IGN), en el tercer aniversario del 'Tajogaite': "En una semana pasamos de la nada a una erupción"

Colada de lava del volcán de Cumbre Vieja a 19 de noviembre de 2021 - Kike Rincón - Europa Press - Archivo.

El sismólogo majorero Itahiza González, director del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias desde hace un año tras la jubilación de María José Blanco, rememora para Europa Press los 85 días de erupción del volcán ‘Tajogaite’, cuya devastación obligó al desalojo de 7.000 personas, cubrió más de 1.200 hectáreas de lava y arrasó más de 1.300 viviendas.

“En una semana pasamos de la nada a una erupción volcánica”, señala mientras recuerda como la semana previa a que la tierra se abriera en Cabeza de Vaca fue “tensa”, con mucho trabajo sobre el terreno, turnos de 24 horas y revisión continua de las estaciones para tener constancia de los cambios.

A diferencia de lo que pasó en El Hierro, con una erupción mucho más lenta, de casi tres meses, en La Palma el fenómeno “fue tan rápido que no dio tiempo casi a la gente a alarmarse tanto como en El Hierro”.

González reconoce que no se acertó exactamente con el lugar de la salida de la lava “–no es sencillo–” pues fue más al norte de lo previsto, pero a la población de Las Manchas y Jedey sí se les informó en todo momento.

“Estamos hablando de que menos de 12 horas antes del comienzo hubo un cambio en la actividad muy rápido que no dio tiempo, a lo mejor, a dar un pronóstico exacto”, señala, subrayando que los terremotos eran “muy difíciles de localizar”. “Vamos, que era una situación compleja”, indica.

Sobre la explosividad del ‘Tajogaite’ apunta que se trata de una erupción “peculiar”, con la emisión de más ‘material’ del habitual en las erupciones históricas en Canarias si bien la de El Hierro “fue más larga y emitió más”.

Pone como ejemplo que en la erupción del ‘Chinyero’, en Tenerife, acaecida a comienzos del siglo XX, la columna eruptiva era de tres o cuatro kilómetros y en La Palma, de más de ocho kilómetros, “bastante” para una erupción de este tipo.

“La explosividad sí nos pilló un poquito de sorpresa en parte, sí, y posiblemente la cantidad de ceniza que emitió, que fue impresionante por toda la isla”, destaca.

González no olvida tampoco que mientras se gestionaba una erupción volcánica, muchas familias de la isla estaban perdiendo sus casas, propiedades e incluso, su modo de vida.

EMPATÍA CON LA POBLACIÓN

“Nosotros no estamos preparados para este tipo de situaciones. Nosotros somos científicos, pero realmente desde el primer momento nos enfocamos en la población y en la gente”, destacando que en el futuro, cuando pasara la emergencia, ya habría tiempo para hacer estudios y análisis.

“Era algo que como científico quieres vivirlo, pero por otro lado también teníamos que lidiar con el drama. Nosotros estábamos en la plaza de Tajuya, teníamos nuestra sede ahí y obviamente veíamos a la gente y la gente venía a hablar con nosotros y venía a contarte que estaba viendo si su casa se la comían la lava. Entonces, claro, era una situación bastante compleja”, recuerda.

Cara al futuro, con un volcán que aún tiene temperaturas interiores superiores a los 600ºC, señala que ahora están “más preparados” ante futuras erupciones, tal y como sucedió tras la de El Hierro, pues cada erupción deja un poso de nuevas experiencias.

No obstante, precisa que “nunca” se está “bien del todo” porque las erupciones aún no se pueden predecir del todo “bien”, tal y como ocurre con la meteorología, por ejemplo, pero siempre se está “aprendiendo más”.

González sí ve como reto de futuro trabajar con la educación para que la población esté “más formada” en una emergencia volcánica porque además, la gente “se olvida rápido” del aprendizaje que puede haber dejado la experiencia de La Palma dado que habrá más erupciones en el archipiélago.

HABRÁ OTRA ERUPCIÓN, “LA PREGUNTA ES CUÁNDO”

“No es que puede ocurrir, es que va a ocurrir. La pregunta es cuándo. No sabemos cuándo va a ocurrir. Pueden pasar cien años, pueden pasar diez, de El Hierro a La Palma pasaron diez años nada más”, subraya.

En ese sentido destaca como los niños y los jóvenes tienen “interiorizados” algunos valores como la defensa de los derechos de la comunidad LGTBI o el reciclaje, por ejemplo, porque “beben” de ellos en los colegios, de ahí que reivindique trabajar con la vulcanología en el ámbito educativo.

“Si la gente no está preparada puede haber pánico y puede pasar desde gente que huye de la isla por lo que sea o gente que acapare alimentos, cosas así que no son necesarias”, ha explicado.

González asegura que las islas más activas desde el punto de vista volcánico son Tenerife, El Hierro y La Palma y hay que “tener preparado el sistema” para cuando vuelvan a entrar en erupción.

“Nosotros, como científicos y como responsables de la emergencia volcánica, tenemos que trabajar como si la próxima crisis, que puede acabar una erupción o no, fuera mañana, porque puede pasar”, ha comentado.

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