María Abenia y su equipo continúan con el rodaje de la película documental que recoge la memoria de las y los palmeros durante la Guerra de España y los años posteriores a la contienda
“Yo daría lo que no tengo porque encontraran a todos los que están desaparecidos tras el abuso que hubo durante la guerra y los años de después” confiesa el vecino de Fuencaliente Pascual Sánchez Sánchez a la cineasta María Abenia, en el segundo encuentro que mantienen juntos. El primero, se dio en el cementerio de Los Canarios de manera fortuita cuando Pascual dejaba flores a su madre ya fallecida y María buscaba la fosa común donde reposan algunos de los cuerpos sin identificar de la exhumación en la fosa de la Vaguada del Alcalde (1994) y en la de ArqueoCanarias (2005), y cuya esquela reza unos versos del poeta muerto en la cárcel por tuberculosis en 1942, Miguel Hernández, y de la poeta palmera, Elsa López, además de una placa de mármol con los nombres de los desaparecidos entre 1936 y 1937, cuyo número asciende a un total de 86 personas.
“Nuestro proyecto busca abrir un espacio transformador y restaurador de la memoria colectiva” explica Abenia ” aquella que se encuentra en un pasado no muy lejano, cíclica incluso, una memoria muy viva dentro nuestro, en nuestro presente, que en la mayoría de los casos necesita de ser reavivada, reparada, rescatada, digamos, de las sombras y de aquellos relatos ocultos por las narraciones que han conformado la historia hegemónica de nuestro territorio”. Una labor “desafiante, y al mismo tiempo, necesaria”, comenta la directora y productora del documental en desarrollo en la isla de La Palma, cuyo título todavía no ha definido pero que tendrá que ver, con “los huesos, la tierra, y los procesos de descomposición y compostaje que conforman el ciclo de vida y muerte de los seres vivos que mueren en el suelo y pasan a formar parte del sustrato”, en este caso, “del pinar de la isla”
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