El Observatorio Europeo Austral (ESO) remitió recientemente un comunicado de condolencia y solidaridad a la sociedad chilena por el terrible terremoto que ha dejado más de 700 víctimas y cuantiosos daños materiales. En dicho comunicado manifiestan además que pese a tratarse del séptimo terremoto de mayor intensidad que se recuerda en el mundo, los observatorios de este organismo ubicados en Chile no sufrieron ningún daño. Explican que esta circunstancia se ha dado, en parte porque están diseñados para soportar esta actividad sísmica y en parte también por la distancia en la que se encuentran con el epicentro.
Sólo en un caso, las observaciones tuvieron que ser interrumpidas por diez minutos por un corte energético, que se consiguió reestablecer inmediatamente.
Este comunicado que tiene como fin solidarizarse con las víctimas del terremoto, sin embargo da que pensar sobre la controversia que se ha establecido entre la candidatura de Chile y España para la obtención del Supertelescopio Europeo (E-ELT), cuando desde el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) se ha destacado la sismicidad como un dato contrario a la ubicación en este país. Que este terremoto de escala 8,8 no haya provocado problemas en las instalaciones científicas de la ESO que actualmente operan en Chile podría llevar a pensar que esta argumentación, esgrimida por España, pierde peso.
Todo esto ocurre a las puertas de la decisión que adopte la trascendental reunión del Observatorio Europeo Austral que se celebrará el 3 y 4 de marzo donde se estudiarán las dos ofertas presentadas por sendos países. El representante de la ESO en Chile, Massimo Tarenghi, ha insistido en que la variable de la sismicidad no tiene que tener peso. Mientras tanto, en España sigue habiendo una cierta confusión porque, según manifestaba aún ayer el director del IAC, aún desconocían el contenido de la oferta española mas allá de lo que ha aparecido en prensa.
Donde aparentemente no resiste la comparación entre Chile y España es en el aspecto económico, ya que mientras que el Gobierno chileno ha comprometido una inversión de 100 millones de dólares en la realización de infraestructuras y en terrenos, España ha ofrecido un desembolso de 300 millones de euros para la construcción del propio telescopio, cuya inversión global ronda los 1.000 millones de euros.
