Entrega premio César Manrique a la iniciativa Starlight de la Reserva Mundial de la Biosfera.
El Gobierno de Canarias ha entregado el Premio César Manrique de Medio Ambiente 2009 a la Iniciativa Internacional Starlight, por su defensa de la calidad del cielo nocturno como derecho científico, cultural y medioambiental de la humanidad, promovido por la Reserva de la Biosfera de La Palma, dependiente del Cabildo insular, conjuntamente con el Instituto de Astrofísico de Canarias (IAC) y UNESCO.
Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, acompañado por el consejero de Medio Ambiente y Ordenación Territorial, Domingo Berriel, entregó hoy este galardón a la presidenta del Cabildo palmero, Guadalupe González, al director del Instituto de Astrofísico de Canarias, Francisco Sánchez, y a Luis Ramallo, presidente de la Comisión Nacional de UNESCO, en un acto que se celebró en el Teatro Chico de Santa Cruz de La Palma, y en el que también estuvieron presentes los miembros del jurado de esta edición: Cándido Padrón, viceconsejero regional de Medio Ambiente; Francisco Martín, director general del Medio Natural del Ejecutivo autónomo; Tomás de Azcárate, jefe del Servicio de Información Ambiental de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno canario; Alfredo Díaz, representante de la Fundación César Manrique; Lorenzo Moreno, vicerrector de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Universidad de La Laguna; Fernando Real, vicerrector de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria; Víctor Montelongo, presidente del Museo Canario; Antonio San Blas, director de la Reserva Mundial de la Biosfera de La Palma, y Jorge Bonnet, director de la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático.
El jurado también ha valorado, a la hora de conceder este galardón, el empeño de la Iniciativa por equiparar el derecho a la calidad del cielo al resto de derechos ambientales, sociales y culturales, atendiendo a su incidencia en el desarrollo de los pueblos y la conservación de la naturaleza.
La defensa de la calidad del cielo nocturno que permita disfrutar de la contemplación del firmamento como derecho científico, cultural y medioambiental de la humanidad ha llevado a la Iniciativa Internacional Starlight (la Luz de las Estrellas) a ser merecedora del Premio César Manrique de Medio Ambiente 2009, un galardón que, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, concede anualmente el Gobierno de Canarias a personas e instituciones que, como el propio artista lanzaroteño, se han distinguido por la defensa de los valores medioambientales de las Islas.
En nombre de la iniciativa también han sido reconocidos con la distinción los promotores de la misma: el Cabildo de La Palma – Reserva Mundial de la Biosfera, Instituto de Astrofísica de Canarias, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y organismos que se han adherido y apoyan activamente la iniciativa.
Discurso íntegro de la presidenta del Cabildo, Guadalupe González Taño
Excelentísimas e Ilustrísimas Autoridades, Señoras y Señores
Tengo el gran honor de dirigirme a ustedes en representación de los ciudadanos de la isla de La Palma y las diferentes instituciones encargadas de promover la defensa de la calidad de los cielos nocturnos y el derecho general a la observación de la estrellas, abierta a la participación de todas las instituciones y asociaciones científicas, culturales y ciudadanas relacionadas con la defensa del firmamento.
Al orgullo que sentimos por este importante reconocimiento se une nuestra gratitud hacia quienes han dedicado su esfuerzo en divulgar la importancia que los cielos nocturnos limpios tienen para la humanidad. A todos los que han trabajado para concienciar de nuestro derecho a mirar las estrellas, a recurrir a ellas en busca de inspiración, tal y como hicieron los poetas antiguos, a deleitarnos con su belleza y con la infinita grandeza del Universo.
La Tierra se rige por leyes naturales que propician un equilibrio y armonía esenciales para la supervivencia. La ruptura de ese equilibrio puede traer nefastas consecuencias no solo para nuestra especie sino para todos los seres que pueblan nuestro querido planeta azul.
El desarrollo voraz e insostenible mantenido en el último siglo ha precipitado el deterioro de la relación entre Medio ambiente y calidad de vida, y ha contribuido a la degradación del cielo nocturno. Y no se trata sólo de la imposibilidad de contemplar las estrellas sino de un caudal de problemas de orden científico derivados de la opacidad de la atmósfera, que afectan a la armonía entre este planeta y el espacio que lo contiene.
Conscientes del problema, un grupo de instituciones estamos poniendo todo nuestro empeño en difundir el valor que este patrimonio en peligro posee para la ciencia, la educación, la cultura, el turismo, y evidentemente, como factor calidad de vida, y son varias las sendas, por donde hemos de transitar, sendas que convergen todas en las defensa de nuestro cielo.
La senda cultural, frente al olvido de los cielos estrellados como fuente de inspiración de los pueblos del planeta reconociendo la necesidad de defender el legado patrimonial que aún se conserva luchando por activar múltiples iniciativas que tratan de recuperar y restaurar las ventanas de la imaginación que siempre estuvieron abiertas al universo.
La senda turística, abierta por las infinitas posibilidades, y no sólo paisajísticas, que se presentan ante la visión de un cielo nítido, su inestimable potencial para el desarrollo de productos específicos de turismo de conocimiento o turismo científico. En ocasiones, el cielo estrellado forma parte de la esencia misma de la motivación turística, cunado la curiosidad impulsa a los viajeros a contemplar las auroras, a navegar guiados por las estrellas, a contemplar el universo desde paisajes inalterados como en los desiertos, o a disfrutar del legado cultural siguiendo las antiguas rutas de peregrinación.
La senda ambiental, puesto que disfrutar de un cielo estrellado tiene por lo tanto mucho que ver con nuestro concepto de cómo usar racionalmente la energía, no sólo en materia de gestión inteligente de la iluminación, sino también en aspectos relativos a las decisiones sobre el transporte o la opción de las energías renovables que afectan directamente a la calidad de la atmósfera. Tanto es así, que podría afirmarse que una comunidad energéticamente sostenible es una comunidad capaz de disfrutar del cielo nocturno.
Y finalmente, la senda científica, ya que los descubrimientos científicos relacionados con la astronomía han influido no sólo en el modo en que nos desvelan los misterios del universo sino también en la tecnología, las matemáticas, la física y el desarrollo social en general. La astronomía es una ciencia que a lo largo del progreso de la humanidad ha generado y sigue aportando instrumentos útiles para la vida del hombre. Del calendario a los instrumentos de navegación, pasando por los modernos sistemas de comunicaciones basadas en los satélites o las aplicaciones médicas derivadas de las nuevas tecnologías de proyección de imagen, la astronomía ha reportado innumerables beneficios a la civilización.
Hoy, el universo se presenta como un inmenso laboratorio que guarda multitud de conocimientos por descubrir y que a su vez pueden ser la fuente de nuevas aplicaciones de interés social, así como un importante motor del desarrollo tecnológico e industrial. La astronomía es precisamente el sector que permite acceder a estos nuevos avances y conocimientos.
A medida que las sociedades avanzan, se van conquistando nuevos derechos. Pero el caso del derecho a observar las estrellas constituye un auténtico paradigma en nuestra actual civilización, puesto que no se trata de evolucionar sino de recuperar un derecho natural que nunca se puso en duda..
Debemos trabajar, unir esfuerzos para que el derecho al cielo nocturno limpio sea equiparable al resto de los derechos medioambientales, entendiendo además que se trata de la conservación de un recurso que incide en multitud de aspectos culturales y sociales en todo el planeta. La progresiva pérdida del cielo nocturno ha de considerarse como un riesgo que hay que afrontar, de igual manera que se afrontan los problemas relativos a la calidad del aire, al agua, o la conservación de los recursos naturales.
Muchas gracias.
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