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Cursos de Verano de la Universidad Ambiental de La Palma

Varios expertos se muestran partidarios de ampliar el Parque Nacional de la Caldera

  • Consideran que abre un abanico de oportunidades para los municipios del norte
  • Los incendios, los arruí y la flora exótica, las principales amenazas

Un momento de la intervención de Pedro Luis Pérez de Paz, catedrático de Botánica de la Universidad de La Laguna y director del curso de verano, "Espacios Naturales Protegidos", de la UNAP.

El director-conservador del Parque Nacional del Teide, Manuel Durbán Villalonga, y el catedrático de Botánica
de la Universidad de La Laguna (ULL), Pedro Luis Pérez de Paz, se han mostrado favorables a la ampliación del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente y de las zonas de protección, en el marco de la ponencia sobre Espacios Naturales Protegidos: valoración crítica y retos para el futuro que se imparte en San Andrés y Sauces con motivo de la XI edición la Universidad Ambiental de La Palma (UNAP).

Asimismo defendieron que los pinares periféricos de las cumbres de Breña Alta, Santa Cruz de La Palma, San Andrés y Sauces, Barlovento, Puntallana, Garafía, Puntagorda y Tijarafe deben incluirse en el ámbito de actuación del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, no sólo porque el espacio actual incumple el principio de las 5.000 hectáreas contempladas en la actual Ley de Parques Nacionales, sino por razones biológicas, ya que los pinares de la mitad norte son, desde el punto de vista ecológico, más ricos y diversos que los del interior del Parque Nacional.

En esta línea defendieron que la ampliación del Parque, lejos de representar una carga para los municipios del norte, abre todo un abanico de oportunidades ya que los vertebra en torno al corazón de la Reserva de la Biosfera y contribuye a realizar una gestión de espacios mucho más coordinada y homogénea en el área propuesta.

El seguimiento del cambio global, el control de las especies introducidas, la puesta en valor del Parque Nacional o el control de los accesos y la calidad de la visita como estrategia fundamental para que residentes y visitantes disfruten del paisaje sin aglomeraciones determinando las capacidades de carga de los espaciones naturales fueron otros de los retos
que a juicio de los ponentes deberá asumir el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente en los próximos años.

Retos y oportunidades

Los ponentes realizaron, además, un análisis pormenorizado de los principales factores que amenazan los Parques Nacionales de El Teide y la
Caldera de Taburiente así como sobre los retos que el futuro plantea a estos dos espacios naturales estratégicos.

En este sentido, destacaron los efectos perniciosos de los incendios forestales, las secuelas que dejan herbívoros como los conejos, los muflones y los arruí, la explotación de los acuíferos, la flora exótica, el deterioro de los yacimientos arqueológicos y la presión urbanística en las zonas periféricas, entre otros factores.

Futuro de los Parques Nacionales

Por otro lado, dejaron claro que "el futuro de los Parques Nacionales no puede estar sometido a la incertidumbre y exige un posicionamiento político claro e inmediato", afirmaron.

Ambos expertos explicaron que tras la entrada en vigor de la normativa que transfiere a las Comunidades Autónomas las competencias en materia de Parques Nacionales el debate se centra en decidir en manos de quién recae la responsabilidad de la gestión de estos espacios, si del Gobierno de Canarias o de los Cabildos Insulares. Una decisión que, según los ponentes, genera controversias políticas y técnicas y que requiere de celeridad en lo que al proceso de toma de decisiones se refiere.

"Aparentemente no tiene sentido", apuntó Manuel Durbán, "que el Roque Idafe que es monumento natural o el cono del Teide sean gestionados por los Cabildos Insulares mientras que el resto del espacio dependa de la Comunidad Autónoma no sólo porque se generan duplicidades sino porque corremos el riesgo de perder la homogeneidad de criterios aplicados hasta el momento".

Para subsanar esta situación, Durban y Pérez de Paz apostaron por aprobar los Planes Rectores de Uso y Gestión mientras se resuelve esta dicotomía
político-administrativa, "de forma que podamos garantizar la hoja de ruta que guiará los pasos de los Parques Nacionales a lo largo de los próximos
años y como medida para evitar ambigüedades y vacíos legales que lo único que frenan es el desarrollo y condicionan el presente y futuro de estos espacios".

De hecho, entre las fortalezas de los Planes Rectores como herramientas de gestión apuntaron que no sólo cuentan con un régimen jurídico y una estructura administrativa y técnica que les permite operar adecuamente sino que además, están dotados de presupuestos adecuados, recogen el conocimiento científico necesario sobre las áreas de su demarcación, velan por la naturalización de las áreas despobladas, la protección de las especies amenazadas y la restricción de los usos y contemplan entre sus funciones la habilitación de sistemas e infraestructuras de uso público y el principio de Educación Ambiental.

 

 

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