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Astrofísica

El GTC cumple un año logrando importantes hallazgos e incorporando su segundo instrumento

  • Ya está proyectando los instrumentos de tercera generación

Foto de familia presidida por los Reyes el día de la inauguración del GTC.

El mayor telescoipio del mundo, el Gran Telescopio Canarias (GTC), ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos, cumple su primer año de vida científica con la próxima incorporación de su segundo instrumento científico, CanariCam, para implementar la capacidad de observación infrarroja en el mayor telescopio del mundo. Además de otros tres nuevos instrumentos ya en fase de construcción, en estos momentos distintos comités de expertos están estudiando proyectos candidatos a convertirse en instrumentos de tercera generación.

El GTC se inauguró el 24 de julio de 2009 bajo la presidencia de SS.MM. Los Reyes de España y con la más alta representación política, social y científica canaria, española e internacional. Se trata del mayor telescopio óptico-infrarrojo del mundo con un espejo primario de 10,4 metros de diámetro- aunque lo más importante en este caso no es el tamaño sino que trabaja con la tecnología más puntera e ingeniosa de la Astrofísica moderna. De hecho, se ha convertido en el trampolín para algunas de las empresas españolas que lo construyeron y que, ahora, son proveedoras de esta tecnología para otros grandes proyectos. Además, la ESO (Organización Europea para la Investigación Europea en el Hemisferio Austral) utiliza el GTC como banco de pruebas técnicas para el megatelescopio de 40 metros que piensa construir en Chile.

El GTC es una iniciativa liderada por el IAC y gestionada por la empresa pública GRANTECAN, participada por la Administración del Estado (Ministerio de Ciencia e Innovación) y el Gobierno de Canarias, a través de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER) de la Comunidad Europea. Además, cuenta con la participación de México, a través del IA-UNAM (Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México) y del INAOE (Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica), y Estados Unidos, a través de la Universidad de Florida.

En este año, el GTC ha dado a los astrofísicos peticionarios datos observacionales para que empezasen a hacer ciencia con ellos. Los científicos se han valido de este instrumento para, como ejemplo más reciente, descubrir potasio en dos planetas extrasolares con una nueva técnica que abre las puertas a la caracterización de atmósferas de planetas habitables y algunos equipos internacionales han destacado que se trata de un instrumento que puede hacer lo que se creía exclusivo de los telescopios espaciales.

Además, GTC ha logrado elaborar un nuevo sistema de detección de planetas fuera del Sistema Solar, observar exóticas estrellas de neutrones, descubrir que fenómenos hacen despertar a los cuásares o hacer interesantes seguimientos a asteroides, entre otros.

Ajustes

GTC es en sí mismo un gran prototipo ya que muchos de sus elementos técnicos son únicos y han sido diseñados y fabricados para este gigante con la supervisión de GRANTECAN. Para este tipo de máquinas científicas no hay piezas fabricadas en serie ni soluciones anteriores que sirvan. Esto lo convierte en un reto técnico constante y ha generado muchos problemas en este primer año de vida, algo común a otras grandes instalaciones científicas como el LHC o el telescopio espacial Hubble.

Por ello, durante los primeros meses tras su inauguración, el GTC ha tenido que dedicar el 50 por ciento de su tiempo sólo a ajustes técnicos y, en la actualidad, continúa destinando un 20 por ciento de su tiempo a estos quehaceres. Algunos de estos problemas han venido por ajustes en el instrumento de primera luz de GTC: Osiris, en su mayor parte ya solventados, y con la compuerta de observación de la cúpula que tiene dificultades en el sistema de apertura y cierre.

En estas semanas está prevista la colocación del segundo instrumento de GTC: CanariCam. Será el ojo que busque la formación de estrellas y de planetas al trabajar en el rango infrarrojo medio, invisible para el ojo humano, que permitirá el estudio de campos magnéticos y de las características de los granos de polvo a partir de los que se forman las estrellas y los planetas.

 

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